jueves, 18 de febrero de 2016

POLÍTICAMENTE INCORRECTO

Puedo asumir que el tabaco, un producto de orígen americano y composición natural, se haya transformado por las tabaqueras con ayuda de la práctica del capitalismo neo, o liberal, en una rara mixtura con centenares de aditivos que no a todos les sientan bien.

Me he acostumbrado al comprar una cajetilla a ver estampadas imágenes terroríficas de vísceras convulsas, madres lactantes de color azul y cosas así, pero nunca había visto un mensaje tan ofensivo en una cajetilla de tabaco, como el impreso en un paquete de West que he sacado de la máquina esta mañana, de paso que tomaba un cortado en la terraza de la cafetería La Fuente.

'Elige libertad, nosotros te ayudaremos. Ayuda para dejar de fumar'. ¿Me dicen a mí lo de la libertad, que soy la tercera generación de una familia anarquista, en mi caso, anarcoide, algunos de cuyos miembros purgaron con la cárcel su amor por la libertad?.

No solo la libertad de elección, también la libertad de expresión, que me mueve hoy, sin saber porqué, a construir un artículo políticamente incorrecto. Llevo años aguantando la presión para dejar de fumar, fumar, una opción libre, como cualquier otra.

No entiendo tantos mensajes de prevención sobre los peligros de fumar, si no van acompañados de un folleto en el buzón que te advierta de los peligros de ser atropellado en un paso de peatones, de ser gobernado por Rajoy, o de consumir cualquiera de esos alimentos precocinados que, a buen seguro, llevan tantos aditivos como el tabaco.

Sin embargo, lo que más me molesta, al salir del aula de teatro y encender un cigarrillo después de dos horas de abstinencia, son los reproches de Olga por mi condición de fumador. Olga, la compañera de teatro que fumaba como un carretero, y ahora se comporta como una conversa de la nueva religión de los no fumadores, una casta que muestra siempre su hostilidad hacia los que no renunciamos al antiguo culto.

¿Adonde quiero ir parar?, a que hace falta una fuerza de voluntad a toda prueba, para resistir tantas presiones, anuncios en los paquetes, sablazos de Montoro en su precio, prohibiciones de fumar en locales públicos, extorsión de tus más próximos, reproches de los conversos, y seguir con el placer sensorial de fumar un cigarrillo sentado en una terraza, haga frío o calor, y ejercer la generosidad de dar un cigarrillo a alguien que pasa por tu lado y te lo pide.

En contra del tópico que atribuye a los fumadores una debilidad de carácter que les impide dejar el hábito, afirmo que hace falta una gran fuerza de voluntad para resistir la presión social en contra de un hábito que mi generación adquirió con el cine en blanco y negro de los cincuenta, cuando los platós de Hollywood se llenaban de humo con la presencia de Bogart y Bacall.

Luego están los efectos clínicos del hábito de fumar. Aquí habría mucho que decir, por ejemplo ¿que es mas nocivo, el aire que respiramos en las ciudades o el humo del tabaco?, y ¿como se puede medir, en procesos cancerosos, los efectos de una cosa y otra? O bien, como reacciona cada sujeto, según su carga genética, a la agresión del tabaco.

Confieso que tengo un enfisema, ya saben, esa alteración por la que la textura de los pulmones se vuelve como el corcho, sin embargo no hay rastro en mi naturaleza pulmonar de un tumor cancerígeno, ¿porqué?, vaya usted a saber, porque tengo un vecino en la sierra que hace diez años tuvo un episodio cancerígeno y le extirparon parte del pulmón. Era fumador, solo fumaba puros, y defendía la teoría de que los puros eran una forma mas natural del tabaco que los cigarrillos. Ya ven.

Esto del tabaco, como el alcohol, los video juegos, el pago puntual de impuestos, la abstinencia en el blanqueo de dinero, son hábitos que unos tienen y otros no. Es cierto que tienen consecuencias sociales, como el elevado coste en la salud pública de los enfermos de tabaquismo, o la quiebra de las haciendas por los numerosos fraudes, pero, en mi opinión, lo mas letal que te puedes encontrar es un converso, un ex fumador que te quiera convencer de su nueva religión, intentando quebrar la extraordinaria fuerza de voluntad necesaria para seguir con tus hábitos de toda la vida.

A ellos, los conversos, los ex fumadores, les dedico esta página políticamente incorrecta.

En fin. Políticamente Incorrecto.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 18 02 16.

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