La tenacidad, el apasionamiento y el entusiasmo son rasgos de carácter o conductas tan generales que parece una imprecisión asociarlos al fanatismo. Solo la ceguera --intelectual-- es un componente preciso de esa definición. Para que el fanatismo sea visible como conducta social generalmente se requiere un gregarismo acrítico entre quienes lo ejercen, que actúen al dictado de ideas ajenas sin pasarlas por el filtro de su propia reflexión.
Este fanatismo inducido generalmente lo es contra algo o alguien, lo que se ha dado en llamar un chivo expiatorio. En mi opinión los elementos que definen el fanatismo, entendido como conducta social con un sustrato individual son, el gregarismo acrítico, la ceguera intelectual y la invención por quienes lo inducen de un chivo expiatorio contra quien dirigir esa energía negativa irracional que caracteriza a los fanáticos.
El entusiasmo, la tenacidad y el apasionamiento, a mi me parecen únicamente elementos del carácter o la conducta que pueden estar presentes, en mayor o menor grado, en quienes ceden a la irracionalidad del fanatismo, pero lo están por su condición de individuos, mas que por su deformación fanática.
Hecha esta aclaración, me voy a centrar en el comentario de una noticia que no se puede entender sin esta reflexión previa.
En la sede de Esquerra Republicana en Heliópolis, alguien ha colocado un artefacto explosivo cargado con metralla, que ha hecho explosión causando daños materiales pero ninguna víctima. Eso, con independencia de su mayor o menor potencia y el nivel de los estragos que haya causado, es una bomba. Al menos así lo llamamos cuando nos referimos a los actos terroristas en Irak y otros lugares de conflicto.
Ser militante de izquierdas y aspirar a la república por la vía parlamentaria en Heliópolis, se convierte desde ahora en algo tan peligroso como lo es para una mujer occidental tomar el sol en bikini en una playa de Arabia Saudí, o acercarse al mausoleo de Mohamed V en Rabat, lo que confirma que el fanatismo violento está presente en todas partes, aunque adopta diferentes formas.
En Heliópolis, desde los tiempos de Abril Martorell, se han fomentado conductas gregarias acríticas y se han inventado chivos expiatorios, con la finalidad de favorecer intereses espurios. Ese dilatado fomento del fanatismo, especialmente en lo que concierne a estimular la ceguera intelectual, dura ya décadas y ha incluido desde los abucheos y agresiones a Pérez Casado hasta su consecuencia mas reciente, la bomba a Esquerra Republicana. Ese uso inmoderado del chivo expiatorio, del muñeco de paja con el que estimular la afición de algunos al pim pam pum, requirió la construcción de un falso enemigo, el poder catalán que nos quiere quitar lo nuestro, una falacia que ahora, una fuente tan poco sospechosa como el informe del BBVA ha desmentido completamente, al demostrar que el temible poder catalán ha sido perjudicado en el reparto de los fondos territoriales, que, durante un largo periodo de gobierno del PP aportó mas recursos de los que recibió, justo al mismo tiempo que aquí la derecha ganaba elecciones exhibiendo sin pudor el muñeco del catalán que nos quiere quitar lo nuestro.
No se trata solo del reparto de los fondos territoriales. Es que si vamos a los registros mercantiles y de la propiedad --como creo que ya he dicho en alguna otra página-- nos encontramos con la realidad de que la penetración en nuestra economía y nuestro territorio por empresas y fortunas foráneas, tiene un origen madrileño, muy por encima del catalán, del mismo modo que ha sido Madrid la comunidad beneficiaria, con diferencia, de los fondos territoriales, como no podía ser menos, viniendo como venimos de un estado centralista anterior a la estructura territorial pactada en la constitución.
Mientras tanto aquí, en Heliópolis, la derecha en el poder sigue confundiendo al personal con el fantasma del tripartito catalán, el agua del Ebro, y solo abandona esa cantinela para sustituirla por la madre de todas las consignas, todo va bien y si algo va mal la culpa es del otro, es decir, de Zapatero, que, temporalmente, sustituye a los catalanes como chivo expiatorio.
Nada tiene de extraño que en ese clima de inducción al fanatismo, aparezcan fundamentalistas, tenaces, apasionados, entusiastas, según mi viejo Espasa, gregarios, acríticos, sin ideas propias, según mi propio punto de vista, y quienes desean ejercer una opción de izquierdas y defender su idea de la república desde el parlamento, deban afrontar los mismos peligros que acechan a las mujeres que desean tomar el sol en las playas de Arabia Saudí o acercarse al mausoleo de Mohamed V.
Espero que pronto detengan al autor material de la colocación de la bomba y, citando la doctrina Aznar, que los jueces lleguen hasta los responsables intelectuales de esa agresión. Aunque todos sabemos perfectamente quienes son.
Lohengrin. 30-11-07.