viernes, 16 de noviembre de 2007

CHÁVEZ

He dejado pasar varios días desde el rifirrafe de la conferencia de Chile, ya saben, antes de dar una opinión, y en este tiempo he visto los medios de comunicación llenos de anecdotario, pero pocos análisis. No creo que la actitud de Chávez, tratando de reventar la conferencia, fuera espontánea, sino mas bien, calculada. Respondimos con candidez a esa provocación, en lugar de, por ejemplo, pedir a la presidenta Bachelet que moderara. De haber procedido de ese modo, tal vez ahora habría una bronca entre Chile y Venezuela, en lugar de una bronca entre España y toda Latinoamérica, porque la intervención del rey, con ser legítima, le ha servido en bandeja a Chávez una imagen de prepotencia ex colonial que alimenta su retórica nacionalista.

Los países de América latina están en un proceso de afirmación nacional, acelerado desde que el vecino del norte anda ocupado en otros líos en montañas y desiertos lejanos, y ya no se dedica como antes a derribar gobiernos legítimos allí, invadir países peligrosos para su seguridad nacional y otras actividades, mas o menos diplomáticas.

Han aprovechado ese respiro para firmar tratados internacionales entre ellos, como Caricom, entre países caribeños, Aladi, Asociación Latinoamericana de integración, pero, sobre todo, Mercosur, que integra a países como Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, a los que se han añadido Perú, Venezuela, y no se si alguno mas. En ninguno de esos marcos de cooperación interamericana está presente España, que yo sepa.

Estados Unidos tiene relaciones comerciales con ellos, pero bilaterales, de país a país, y no le hace ascos al petróleo venezolano, del que se lleva todo el que puede. Faltaban los chinos, quienes, aprovechando el vacío que ha dejado USA, han irrumpido en el mercado de materias primas firmando acuerdos que les garantizan un suministro continuado, y que han tenido su efecto en las cotizaciones de los mercados internacionales de primeras materias energéticas, y no energéticas.

Ese es el contexto en el que se entiende mejor la actitud de Chávez, a quien le ha faltado tiempo para negociar con Portugal la vía de acceso de su gas a Europa, lo que no parece una consecuencia de la bronca, sino una operación fraguada de antemano.

Por otro lado, la existencia de nuevas reservas petrolíferas en Brasil, que duplicarán su capacidad de producción, hace de los países de Mercosur, con Venezuela, Argentina y Brasil a la cabeza, una economía integrada en potencia, con una capacidad de arrastre que hace cada vez mas prescindibles iniciativas como la de la conferencia de Chile y lo que hay detrás, la presencia de empresas españolas en Latinoamérica.

Hay una industria española, sin embargo, que tiene una clara ventaja comparativa sobre cualquier otra, porque la materia prima que emplea es el idioma común. La industria cultural está llamada a llenar los espacios que, antes o después, tendrán que dejar libres nuestras empresas petroleras, energéticas y financieras, a las que no veo con fortaleza suficiente para resistir los embates del proceso de afirmación nacional de los países de América latina.

Los esfuerzos diplomáticos para recomponer una cooperación mutua con los países y las organizaciones de comercio latino americanas, deberían orientarse, sobre todo, a la industria cultural, que tiene mayor futuro, y dejar que sean las ventajas comparativas del mercado las que determinen la permanencia, o no, de las demás empresas.

Chávez, debido a su histrionismo, ofrece una imagen bastante lamentable a los políticos europeos, pero es un hecho que la mayoría de los venezolanos le vota. Deberíamos preguntarnos porqué.¿ No será porque las experiencias anteriores en Venezuela con socialismos en apariencia políticamente correctos, como el de Carlos Andrés Pérez, sumieron al país en la pobreza, para su propio beneficio personal?

El socialismo asambleario de Chávez tiene sus raíces históricas en los desmanes que los políticos de todo signo han perpetrado en ese país, desde la dictadura de Pérez Jiménez, pasando por las presidencias de Caldera, Andrés Pérez y Herrera Campins. Ninguno de ellos se ganó la adhesión de las clases populares. Que haya tenido que ser un militar ex golpista quien lo logre, indica que las democracias parlamentarias están muy necesitadas de una reforma urgente que las blinde contra la corrupción, las fortalezca, para no dejar a los pueblos en manos de oportunistas histriónicos como Chávez, o como Berlusconi, ¿se acuerdan? Y es que no hay forma de librarse de esos tipos, siempre queda alguno en activo.

Lohengrin. 16-11-07.

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