sábado, 3 de noviembre de 2007

TRABAJAR

Se han cumplido tres años desde que dejé el trabajo forzado, dependiente, y desde entonces trabajo para mi. Trabajar para uno, es solo otra forma de trabajar para otros, porque el artesano alfarero que trabaja en una situación de plena independencia, lo hace en la soledad de su taller, pero el producto de su trabajo cuando llega a las manos de los compradores tiene un valor, a veces utilitario, a veces emocional, para quienes se acercan a el y es en esa relación entre el trabajo solitario y los destinatarios de su producto en la que se restablece el contenido, profundamente humano, del trabajo, con independencia de las motivaciones subjetivas de quien lo realiza.

Escribir, desde una posición independiente, es para mi como el trabajo del alfarero. El Blog es ahora mi taller, y desde aquí expreso mi profunda gratitud a todo aquel que se asoma a curiosear mis modestas creaciones de barro.

Los constructores, en general, desde los tiempos de Pere Compte, por lo menos, que construyó la Lonja de la Seda en Heliópolis, hacen un trabajo noble y debe ser muy gratificante para ellos hacer casas donde las gentes puedan construir a su vez sus propias vidas.

En ese gremio, como en otros, se ha infiltrado sin embargo un batallón de especuladores, tramposos, corruptores y corruptos que, esos si, solo trabajan para ellos y han decantado la actividad del sector hacia operaciones sucias que nada tienen que ver con la normal actividad productiva. Han corrompido la economía hasta el punto de que cada vez pesa mas el volumen de las operaciones puramente financieras y especulativas, en relación con el nivel de la actividad auténticamente productiva.

Esa realidad está en el origen, junto a otras causas, de las crisis financieras que con frecuencia creciente asoman su negro lomo entre las turbulentas aguas de la banca internacional, cuyas acciones sufrieron ayer un brusco desplome que afectó a todos los mercados bursátiles, cuando se sumó, a la fragilidad del sistema por los abusos especulativos, un incremento brutal de los precios energéticos.

Pero yo quería hablar de trabajo, no de economía. Nos gobiernan los corruptos, a nivel planetario. Esa es la denuncia que hace Tim Robbins, en una película que es fruto de su trabajo, puesto que la ha escrito, la dirige y la interpreta, junto a Gore Vidal, y en la que aparece Susan Sarandon, en uno de los muchos cameos que extienden el reparto de actores. Robbins se tomó el trabajo de hacer esa película para denunciar que el sistema político de su país está dominado por el Consejo de Seguridad Nacional, la CIA y el Pentágono, cuya voluntad prevalece sobre las cámaras parlamentarias que representan al pueblo, si, pero cuyas decisiones están secuestradas por otros poderes.

Lo hace a través de la historia de un senador joven, reaccionario y corrupto, que alcanza la reelección gracias a un atentado simulado que, solo en apariencia, le confina en una silla de ruedas, y le da la mayoría necesaria apelando a la reacción emocional de muchos votantes, en un momento de su campaña en el que las acusaciones de corrupción, tráfico de drogas a gran escala y estafas inmobiliarias, amenazan con hundirle.

Robbins habla del sistema político de su país, pero dado el peso de EE.UU. en el mundo, no me parece exagerado decir que esa tendencia, si continua así, sin que se perciba un golpe de timón, acabará por extenderse como una infección, lo que seguramente ya está aconteciendo, en alguna medida. En ese film, proyectado anoche en Cinemateka, un canal de televisión por cable, el senador encarnado por Gore Vidal, rememora la llegada de Kennedy a la presidencia, el impulso que supuso su política de la Nueva Frontera, que luego derivó en el desastre de Vietnam, y como se empantanaron en las aguas cenagosas de esa guerra las esperanzas de la democracia americana, sin que hayan logrado recuperarse.

Bien , eso también es trabajo. El trabajo de denuncia de Tim Robbins, que hace poco estuvo en Madrid, intentando desligarse, ante las cámaras, de la mano de Gallardón, alcalde de Madrid, quien se la atrapaba sin rubor porque, al parecer, estaba en el contrato.

Denunciar la corrupción, los abusos de los poderes oscuros, exige hacerlos públicos y aquí Robbins lanza otro mensaje pesimista cuando afirma que quienes deben hacerlo, no lo hacen, porque los medios de comunicación mas poderosos de su país están financiados, penetrados, por los mismos corruptos que deben ser denunciados.

No he visto en esa historia ninguna propuesta que aporte algún atisbo de solución a la situación que denuncia. Al parecer, la denuncia, es la única propuesta. Esa es, tal vez, la mayor debilidad de la película.

Trabajar renunciando a la propia independencia es un modo de consolidar la corrupción del sistema, da lo mismo que tu trabajo sea la denuncia, o un medio de ganarte la vida. Solo cuando se recupera la independencia personal se está en condiciones de atacar las bases de los sistemas mas o menos corruptos. Las grandes huelgas están en la base de los avances sociales. Pasado el tiempo de las protestas masivas, en el entorno conformista y manipulador en el que nos movemos, los que nos hemos liberado, por una simple cuestión de edad, de la dependencia del trabajo forzoso, no elegido, los que trabajamos por el placer de hacerlo, sin que nadie nos obligue a ello, estamos en condiciones de plantear alternativas que rebasen los límites de la denuncia.

De todos los movimientos históricos de carácter revolucionario que hemos conocido desde el siglo XVIII, llama la atención por su efectividad el liderado por mahatma Gandhi. Además de una protesta pacifista de contenido nacionalista, aquello fue, en sus métodos, un ensayo precursor del rechazo a la sociedad de consumo, cuyo emblema, la rueca, que supuso el boicot a las importaciones textiles de la potencia opresora, todavía figura en la bandera de la India. Gandhi opuso, con su revolución pacífica, el trabajo independiente a la esclavitud de la manufactura que, por la vía del mercado, despojaba a sus semejantes por medio de unos precios abusivos.

Un mecanismo bastante parecido al que ahora oprime a los jóvenes que compran una vivienda, que no solo enriquece a los especuladores con tasas de beneficios superiores a las que se podrían calificar de razonables, sino que, al hipotecarlos de por vida, está creando una nueva clase generacional abocada al conformismo, por falta de independencia laboral y económica.

A quienes no estamos sometidos a esa presión, nos corresponde trabajar de manera independiente, no solo para denunciar el peligro de esa situación injusta de abusos especulativos y financieros, sino para proponer soluciones.

Una solución sencilla a la situación, (si tuviéramos un Gandhi capaz de aglutinar los impulsos individuales convirtiéndolos en energía colectiva) sería la negativa masiva de toda una generación de jóvenes pringados a seguir pagando sus hipotecas a unos precios abusivos. Seguro que una acción de este tipo acojonaría a todos los grandes hombres que están en la cúspide del sistema financiero y se avendrían a la devolución de al menos una parte de las plusvalías que están en el origen de los precios abusivos que se practican.

Otra acción interesante podría ser desertar masivamente de las urnas en las próximas elecciones generales. ¿Se imaginan la reacción de los políticos si nadie acudiera a su llamada, y además se les hiciera llegar la propuesta de una democracia mas participativa como condición de los votantes para volver a las urnas?

Claro está que nada de esto es probable que vaya a ocurrir en una sociedad que, individualmente considerada, está atada, y bien atada, a múltiples dependencias, laborales y financieras, pero eso no impide que, quienes ya hemos cumplido los compromisos que a todos nos exige la vida activa, desde nuestra posición independiente, hagamos estas propuestas, para que la relación entre nuestro trabajo solitario y sus eventuales destinatarios, recupere el contenido, profundamente humano, del trabajo libre y solidario. Si, además, ayudamos a remover las conciencias para que algo se mueva, ya sería la leche.

Lohengrin. 3-11-07.

1 comentario:

  1. Hola Papi, de momento el día 24 iremos a montar bulla a la plaza de San Agustín.
    Poco a poco los jóvenes nos vamos organizando contra el pirateo de las constructoras y el estatismo del gobierno.
    La cosa se acabará solucionando, por las buenas o por las malas y no queda demasiado para ello.
    Un besete.

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