jueves, 22 de noviembre de 2007

PANCHO (VILLAS)

Es un alivio encontrar en el “Levante” un texto escrito por un cargo del PP que usa la ironía inofensiva, en lugar del ladrido, la falsedad, la insidia mendaz, la manipulación torticera o el chiste zafio a que tan acostumbrados estamos gracias a Mayor Oreja, Aceves, Martínez Pujalte o Zaplana, por citar solo a algunos de quienes usan lenguajes, procedimientos y estrategias que seguramente, buena parte de los millones de votantes a quienes se deben no aprueban.

Villas es Director General de Relaciones Externas del gobierno de Heliópolis. Ese cargo, dado el autismo de nuestros gobernantes hacia quienes no comparten sus delirios megalómanos aplicados a la política, le dejará, al menos, la mitad del tiempo libre, lo que explica su talante relajado que es digno de agradecimiento y atención.

Ironiza Villas sobre el hecho de que el PSOE haya nombrado un grupo de asesores que no ha tenido nunca relación alguna con España.

Se dan cuenta, los superiores de Villa, de lo que implica ese argumento?. Significa que los de fuera nos desconocen. Teniendo en cuenta que Heliópolis es una parte muy importante de ese todo español, ese desconocimiento nos afecta a todos, pero eso es imposible, porque sabemos que la imagen exterior de Heliópolis ha centrado todos los esfuerzos presupuestarios del último decenio.

Miles de millones de Euros dedicados a que los de fuera nos conozcan y ahora va a resultar que somos unos perfectos desconocidos. Eso no puede ser y además es imposible, como dijo aquel. La prueba de esa debilidad argumental es que hasta los promotores que antes ofrecían sus proyectos de islas artificiales a los jeques árabes han llegado hasta aquí, atraídos por la propaganda de autonomía derrochadora --solo en cuestiones de imagen exterior-- que identifica a nuestros políticos a nivel mundial.

¿Cómo se puede decir, sin contradecir la política de los jefes, que los extranjeros nos ignoran?. Se puede, pero te van a reñir, Villas. Desde el patrón de la Fórmula 1, hasta Louis Vuitton, que viene a merendar de vez en cuando al Mercado Central, pasando por el rector de la universidad de Georgetown, entre muchos otros, han contribuido a que nuestro país sea tan conocido, al menos, como los clubes punteros de la liga de fútbol. Por no hablar de los cuatro millones de personas de fuera que han decidido residir aquí en los últimos tiempos. España se aproxima cada vez mas al melting pott que caracteriza a las sociedades mas avanzadas.

Todo eso lo sabe Villas, y tampoco hay que reprocharle que critique que “deben ser los de fuera los que nos digan lo que tenemos que hacer”, sabiendo, como el sabe, que está hablando de un comité consultivo que no tiene carácter ejecutivo, porque, al fin y al cabo, lo que hace es un ejercicio amable de ironía que hay que agradecer, en contraposición a la ferocidad que exhiben algunos de los de dentro, de su propio partido.

Fueron los de dentro, de su propio partido, no los de fuera, los que tomaron un par de decisiones que han tenido repercusiones dramáticas para todos nosotros. La primera fue alinearse con Bush, con los resultados que todos conocemos. La segunda, mas catastrófica incluso, por los efectos que ha tenido en la población joven, fue eliminar el impuesto de actividades económicas, recurso principal de las administraciones municipales, con el resultado perverso de que el sesenta por ciento del valor de una casa actualmente corresponde al suelo, dado que las arcas municipales se nutrieron desde entonces de tributos relacionados con las operaciones inmobiliarias. Y eso, hay que agradecérselo al partido de Villas. No lo olviden cuando les llamen a ejercer su derecho al voto.

A Villas hay que agradecerle, sinceramente, que utilice la ironía inofensiva y el talante relajado para comunicarse con los lectores, en lugar del exabrupto, la manipulación o la falsedad, aunque mucho me temo que, cuando su jefe se entere, le tirará de las orejas.

Lohengrin. 22-11-07.

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