lunes, 26 de noviembre de 2007

EL AGUA

El agua es un líquido --según nos enseñaban con la precaria ciencia de hace medio siglo-- inodoro, incoloro e insípido. Que no tiene olor ni sabor lo contradicen todos los días los catadores de agua mineral que ejercen su función en los restaurantes mas lujosos del planeta. No nos enseñaron que fuera escasa, y tampoco que su uso no es neutral.

Que el agua tiene muchas utilidades es un hecho de fácil verificación. Basta con consultar el recibo de su suministro. De un total de 30 Euros, solo 13 corresponden al suministro de ese líquido, lo demás corresponde a ingeniosos trucos que casi triplican su coste para el usuario, aunque al parecer van a cubrir necesidades municipales, alcantarillado, saneamiento, dicen. Aunque no sabemos muy bien como ni en que se lo gastan.

Me di cuenta de que el agua comenzaba a ser un bien escaso al observar el desembarco de multinacionales en las sociedades centenarias que gestionaban el agua a nivel municipal. Esa entrada coincidió con su escasez y, por tanto, con el aumento de su precio. Ya se sabe que, todo lo que escasea, triunfa, en términos de negocio puro y duro. La privatización del agua ya tenía precedentes en nuestro país. En Canarias el agua siempre ha estado en manos de caciques. En lugar de rescatar ese bien público imprescindible de manos de negocios privados, lo que se ha hecho es privatizar su gestión en el resto del territorio.

El agua tiene usos muy variados, sirve para el aseo cotidiano, también para beberla, aunque, donde esté un buen Ribera del Duero, en fin. Es un elemento esencial que contribuye a la regulación del clima y a la biología del mar, además de un aporte imprescindible para la actividad agrícola. También es fuente de inspiración literaria, poética, cinematográfica, generalmente en forma de lluvia. Ha influido notablemente en la arquitectura urbana de los sitios lluviosos contribuyendo al invento de las plazas porticadas y también es portadora de catástrofes cuando cae en cantidades excesivas en lugares poco preparados para esa eventualidad.

En Heliópolis, como somos muy imaginativos, le hemos encontrado otra función, absolutamente original, arma para la lucha política.

He llegado a pensar que los políticos se han vuelto locos, al ver los recursos que malgastan en campañas publicitarias alrededor de la lucha del agua, en lugar de dedicarlos al agua misma. Primero vi una campaña en televisión en favor de las desaladoras. Ahora veo un anuncio a toda página en favor del Trasvase. No estoy seguro, creo que la campaña del agua desalada la pagan las empresas desaladoras, pero es igual, al final la pagaremos los usuarios. En cuanto a la del Trasvase, no hay duda, la paga una fundación de la Generalitat, creada básicamente para el aprovechamiento político del agua. Ambas campañas merecen ser reprobadas, por que suponen una mala asignación de recursos que deberían dedicarse a la solución de problemas concretos y no a esa batalla mediática estéril.

El contenido del anuncio de la fundación no tiene desperdicio. Lo reproduzco en su totalidad, traducido, “Trasvase del Ebro. Cuestión de sentido común”. (ya saben ustedes que el sentido común es el menos común de los sentidos, como a continuación se verá) “Si el agua dulce del río se convierte en salada al llegar al mar....que sentido tiene desalar el agua que el Ebro arroja al mar?” Es curioso, pero esta enorme chorrada, tan fácil de desmontar, ha calado entre la gente. Lo he comprobado esta mañana, mientras tomaba un café con una persona que la ha leído, y se la ha tragado, sin mas.

Los simples que se han inventado ese enunciado, han quedado tan satisfechos de su simpleza, que la han remarcado en un círculo con el lema “claro como el agua”.

Veamos la primera chorrada monumental “..el agua dulce del río se convierte en salada al llegar al mar”. Sin el aporte del agua dulce de los ríos, que reduce su salinidad, el mar sería una sopa salada donde no sobreviviría ningún pez. Esa simpleza maliciosa no merece mas comentarios. Infórmense y juzguen ustedes mismos.

Otra. “Trasvase del Ebro. Cuestión de sentido común” A ver, es que esos tíos no leen la prensa, no viajan? Cuando fue la última vez que el Ebro se desbordó en Zaragoza? Busquen en las hemerotecas, hombre. O mejor, vayan a Zaragoza y comprueben cual es, en la actualidad, el caudal del Ebro. Yo lo hice hace unos meses y se ve a simple vista que el Ebro ya no es lo que era cuando se empezó a hablar de trasvase. Es que no hay caudal suficiente, oiga. A ver si se enteran.

Luego está el delta, porque hay un delta, saben, en su desembocadura. Un ecosistema valiosísimo, por no hablar de la comunidad que allí vive y los cultivos que dependen del río, aun con su caudal disminuido.

Sin tener en cuenta estas consideraciones, biológicas, medioambientales, y de sentido común, estos imbéciles del anuncio, que no van a la hemeroteca ni viajan, pero que en caso de suponer que lo hacen habría que calificarlos de maliciosos, nos quieren colar un planteamiento simplista, acientífico, de un asunto tan importante como es el del agua. Y encima, tenemos que pagarlo.

Lo irónico de todo esto es que hay mucha gente de buena fe que lo leerá sin hacerse preguntas, y lo dará por bueno.

El problema del agua, con ser esencial, no es, a mi juicio, el mas grave que tenemos en Heliópolis. Lo mas importante y urgente que tenemos por delante es echar del poder a la comunidad de intereses políticos y económicos que tiene sus garras puestas desde hace un decenio en nuestro espacio público.

Solo así podremos afrontar de forma rigurosa el problema del agua y todos los demás, infraestructuras, sanidad, territorio, después de deshacernos de esta clase política y económica provinciana, falta de solidez, que solo vive de sus relaciones privilegiadas y carece por completo de un proyecto coherente que no sean sus intereses mezquinos e inmediatos.

También convendría que, quienes hayan de sustituirlos se dediquen por entero a la dura tarea de pensar un proyecto decente y entregarse con eficacia a su realización, porque muchos empezamos a estar hartos de gobiernos incoherentes, pero también de alternativas inconsistentes.

Aun queda tiempo para eso, ya que las elecciones autonómicas están lejos, pero podemos hacer un ensayo en las próximas elecciones generales. Faltan menos de cuatro meses.

Hasta las próximas elecciones autonómicas, tendremos que seguir contemplando las monumentales chorradas que nos cuentan esos descerebrados en su propaganda política. No dejen de leerlas, pero es aconsejable hacerse preguntas sobre sus enunciados. Todos tienen trampa.

Lohengrin. 26-11-07.

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