jueves, 18 de septiembre de 2008

ENTRE PARÉNTESIS

El Presidente de la patronal española ha pedido al gobierno que abra un paréntesis en la economía de mercado. Para poder colarse dentro él y los suyos, supongo, disfrutar de las ayudas estatales para remediar su mala gestión económica y financiera, y salir, cuando se pueda, de nuevo al mercado como si no hubiera pasado nada. El argumento para justificar la intervención del Estado en el libérrimo mercado, es el de siempre, si no recibimos ayudas, el número de desempleados podría aumentar en un millón. Cada vez que uno de estos señores abre la boca, su aliento tiene un tufo fétido a chantaje y amenaza. Pero veamos la cosa desde otro punto de vista.

No acostumbro a usar con frecuencia el paréntesis, prefiero las comillas o los guiones, pero he de reconocer que esos segmentos ligeramente curvos que separan un texto, de su contexto, tienen algo de seductores. Ahora que la burbuja ya no nos proteje, es tentador soñar con un mundo aíslado, protegido de los amenazantes adjetivos que invaden los titulares de la prensa internacional, pero, incluso para la gente de a pie, que no tiene inversiones que peligren, ni demasiados vínculos con la crisis financiera internacional, es enormemente tentador vivir una temporada entre paréntesis.

Abrir un paréntesis, y colarse en el, significa, entre otras cosas, dejar fuera de esos segmentos con curvas sensuales la carga de los aspectos indeseables de nuestra propia naturaleza. Implica, además,
una fantasía de renovación, un nuevo comienzo, en el que habríamos dejado fuera todo el lastre de nuestras fragilidades, debilidades y errores, pues la condición esencial del paréntesis es que rompe los enlaces necesarios con nuestro discurso vital anterior, cuyo sentido interrumpe temporalmente, sin alterar ese marco de referencia, al que podremos regresar.

Fuera, a extramuros de ese paréntesis, quedarían, si interpreto bien la petición de la patronal, las conductas excesivas que les han conducido a solicitar ese amparo. La codicia, la avaricia, la ausencia de ética y de responsabilidad social quedarían suspendidas, también, por una temporada, a cambio de poder chupar de la teta de papá Estado. Después, una vez restablecidos los equilibrios, todo volvería a la normalidad.

Yo también quiero un paréntesis de esos. Podría reorganizar los aspectos mas caóticos de mi propia vida. Olvidaría temporalmente mis obsesiones, mis debilidades de carácter, mis conductas impropias y viviría feliz en ese espacio nuevo, alejado de mis contradicciones, y ahora que lo pienso, pediría quedarme en el, sin volver al libre mercado de las emociones.

Sin embargo, el portavoz de nuestros empresarios, adolece de una falta de realismo todavía mayor que la mía. Piensa que, después del paréntesis, las cosas van a volver a ser como antes, y en eso se equivoca, seguramente porque ha leído poca historia económica. En mi página Mutación argumenté que lo que está sucediendo ahora mismo es, mas que una crisis, una mutación, y ahora veo que esa interpretación se ve confirmada por personajes tan influyentes como Attali.

De una mutación tan profunda como la que, en mi opinión, estamos viviendo, uno no se salva poniéndose entre paréntesis, porque el escenario que encontrará al final en nada se va a parecer al de partida. Lo que exige una situación así no es el encogimiento entre dos segmentos, sino la anticipación, el realismo de reconocer que las reglas han cambiado, y hay que adaptarse a una situación que todavía no se conoce, pero de la que hay que esforzarse en vislumbrar las tendencias.

La propuesta del portavoz de la patronal, vista a la luz de estas reflexiones, parece mas bien una reacción de pánico, algo infantil. --Mamá, tengo miedo.

No es ese tipo de reacciones lo que ayuda a superar la situación, sino la puesta en común del talento colectivo para encontrar pautas que sirvan para transitar por el cambio, las conductas empresariales adaptativas inteligentes, y el establecimiento de un marco político y financiero responsable donde esas actuaciones encuentren acogida.

La verdad, en todo esto, no es el paréntesis lo importante, lo que preocupa es la incapacidad profesional de nuestras organizaciones corporativas empresariales para afrontar el cambio.

Lohengrin. 18-09-08.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios