sábado, 27 de septiembre de 2008

WOODY.BARCELONA.

Ves una película antigua de Woody, compruebas lo feo que era el tío y entiendes que se hiciera director de cine para ligar mas. Toda una carrera cinematográfica dedicada a hacer cine con mujeres, no habrá sido solo para entenderlas, digo yo. Las ha tenido de todos los colores, altas, bajas, esmirriadas, neumáticas, rubias, morenas,pelirrojas y casi siempre inteligentes.

Si un director español hubiera firmado la última película de Woody, que vi ayer, esa en la que mezcla Barcelona con tópicos guitarreros, y saca a un catalán –ahora que el precio del queroseno hace quebrar las aerolíneas-- que se va de fin de semana a Oviedo con dos chorbas en una avioneta prestada, con lo que gastan esos cacharros, hubiéramos crucificado al firmante y echado sus despojos a los perros, pero a Woody se lo consentimos todo porque, en el fondo, nos habría gustado ser como el.

Si Woody hubiera sido mujer y hubiera hecho películas sobre los hombres, no habría alcanzado la notoriedad que le acompaña a todas partes, pero su viaje de entomólogo al corazón femenino alcanza su expresión habitual en el personaje de Vicky, (Rebeca Hall) una mujer de clase media neoyorkina, que sin duda es el fuerte de Woody y parece acumular todas las experiencias de observación del director en su larga vida en su entorno natural, lo que le permite un dibujo preciso y a la vez sutil de su carácter.

Esa maestría en el análisis de género, junto al ritmo de la película, hacen que transcurra la hora y media de su proyección sin que el espectador tenga la mas mínima sensación de aburrimiento. En eso, en el ritmo, fallamos a veces nosotros. El jueves vi dos películas españolas y todavía se nota que esa asignatura –que el espectador no se aburra en su butaca-- no la hemos asimilado del todo.

La secuencia mas brillante de la película me pareció esa en la que Bardem, Penélope Cruz y Scarlett –no la que dijo aquello de “A Dios pongo por testigo de que nunca volveré a pasar costo” como dijeron anoche en El Intermedio, sino la Johansson, esa tia buenorra con unos morros de aquí te espero, que, además, según las Notas de producción, es muy inteligente-- se enredan en un diálogo a tres, mezclando el inglés y el español, lo que le da un dinamismo a las imágenes que es toda una lección de cine.

Vi “Vicky Cristina Barcelona” en los Albatros, cerca del barrio de Xúquer, en Heliópolis. Las salas están junto a una mezquita árabe, de esas construidas con dinero Saudí. La sala estaba llena, pero la mezquita parecía vacía, aunque cualquiera sabe, pues al estar rodeada de celosías, esa expresión de la concepción del hábitat musulmán como un reducto de privacidad, no me fue posible saber lo que pasaba dentro.

Al contrario que en el cine de Woody, donde se sacan al exterior todas las tribulaciones del alma humana, para que se ventilen. Es enternecedor ver el triángulo formado por Bardem, Penépole y Scarlett, cuando sus lados se descomponen por la fragilidad del pegamento que los une temporalmente, y optan por la resignación, en lugar de por la tragedia.

Penélope se pone sin dificultad en la piel de una mujer que es una fuerza de la naturaleza, inestable y poderosa como ella, que se concilia muy bien con esa presencia suya en la pantalla, pasional y arrabalera, tan típica de las grandes actrices italianas, como la Loren o la Magnani, a las que a mi, es una opinión, me recuerda tanto.

En cuanto a los cuadros del pintor catalán, Bardem, contienen todos los colores, como las novias que se le suponen al director de esta película, tópica –todo el mundo lo ha dicho—pero divertida, brillante en algunos momentos, y con un dibujo preciso y sutil de algunos personajes, sobre todo el de Vicky.

Y no voy a contar mas, para no fastidiar a quienes aún no la han visto. Eso si, conviene verla en versión original, con la ventaja de que los diálogos alternan el inglés y el español, en una mezcla muy acertada, que hace mas interesante su visionado.

De todas las novias de Woody, la que mas me ha enamorado ha sido Diane Keaton. Siempre me pareció la mas inteligente de sus novias, hasta cuando aparece desnuda en “Cuando menos te lo esperas”, que rodó con Nicholson, sabe hacer un desnudo inteligente.

En fin. Woody. Barcelona.

Lohengrin. 27-09-08.

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