Releo las últimas entradas del Blog y sospecho que estoy entrando en una etapa de escritor ecléctico. Si la página 'El analista de costes' parece una fusión expresionista de lirismo y escatología, la de ayer, Verano III, recoge las influencias del primer Martin Amis, por el lenguaje grueso, y los retruécanos de Cabrera Infante, de quien estoy releyendo 'La Habana para un infante difunto' –me da vergüenza reconocer que lo leo por primera vez.
También podría suceder que me esté transformando, de nuevo, en Zelig, el personaje camaleónico
de Woody Allen, que toma la forma de las personas con las que se encuentra, aunque esta absorción de influencias ajenas parezca mas propia de un lector de quince años, que de uno de sesenta y cinco.
Me preocupa tanta acumulación de estilos e influencias porque podría derivar, involuntariamente, hacia el hallazgo de un estilo propio que me podría conducir al éxito mundano, y tal vez acabar como Leopoldo Abadía, haciendo anuncios para Repsol, D. no lo quiera.
Esta página tenía que haber sido de otra manera. Anoche, entre los vapores del insomnio previo, antes de caer dormido como un ceporro, imaginé una historia relacionada con el contenido de la Entrada de ayer.
“Nueve meses después de publicada esa entrada, el Instituto Nacional de Estadística ha comenzado a difundir noticias extraordinarias, relacionadas con la natalidad. La tasa de natalidad ha crecido bruscamente, por encima de cualquier dato conocido en el último siglo. Sumidos en la perplejidad, por la incongruencia de ese suceso con la crisis económica sostenida que padecemos, los técnicos del I.N.E. se devanan los sesos tratando de encontrar explicaciones.
Expertos en cálculo numérico probabilístico, prácticos en funciones estadísticas, conocedores de las técnicas nanológicas que miden el error en muestras representativas y sabios del +infinito y -infinito, ese ocho acostado que nunca llegué a comprender, porque mi propia condición finita es un obstáculo para acercarme siquiera a esa abstracción, están buscando respuestas.
La buena noticia, es que la industria de cochecitos de niño, sonajeros, peluches antialergénicos, ropa de bebé y agua de colonia sin alcohol, ha visto dispararse su cotización en bolsa, y el peso de su sector en el producto nacional bruto, ya rebasa el de la industria del automóvil.
Al mismo tiempo, una noticia de páginas interiores de la prensa digital, comunica que los encuestadores que se ocupan de seguir la calidad de los servicios postales privados han reportado al I.N.E. sus observaciones provisionales sobre un suceso enigmático, para el que no encuentran explicación, por si los estadísticos fueran capaces de ayudarles a conocer sus causas.
Ese equipo de encuestadores detectó, hace aproximadamente nueve meses, un inusitado aumento de incidencias en la calidad de los servicios postales privados, que estaban chequeando, al parecer, cientos de miles de usuarios que declaraban haber recibido sobres, presuntamente procedentes de buzones equivocados, de manos de sus vecinas y vecinos.
Tras las primeras investigaciones, los encuestadores confirmaron que los usuarios consultados eran, al cincuenta por ciento, varones activos sexualmente y mujeres en edad fértil, incluso en edad fértil muy avanzada.
La mala noticia es que, al reconocer su incapacidad para explicar a sus superiores las razones del enigmático aumento de las incidencias, entre el personal de los servicios postales privados se produjeron numerosos despidos injustificados. Los investigadores del I.N.E. tampoco supieron explicar, al procesar el material de los encuestadores, que variables reconocibles podían explicar el extraño fenómeno.
Fue uno de los hombres encargados de la limpieza del centro quien, al encontrar en una papelera una copia del informe sobre natalidad, junto a las conclusiones del estudio del material encuestado por los servicios postales privados, pensó que habían sido dejados allí accidentalmente, los recuperó y los puso sobre la mesa de la becaria del I.N.E.
La becaria, haciendo uso de su intuición femenina, de las técnicas de medición de correlaciones estadísticas en las que era especialista, y al recordar que un estudiante de física cuántica, vecino suyo del 3º A, había intentado ligarla en su casa con el viejo truco de, 'Toma. Este sobre es para ti. Estaba en mi buzón. ¿Estudias o trabajas?', al leer los informes depositados por el limpiador en su mesa de trabajo, encontró enseguida una perfecta correlación temporal diferida entre ambos sucesos, el número desorbitado de incidencias ocurridas, hace nueve meses, en los servicios postales privados y la muy reciente explosión de la natalidad reportada en el último informe de población del I.N.E.
Enseguida, la becaria, investigadora incansable que gustaba de llegar al fondo de las cosas, se metió en Internet y descubrió una página con millones de visitas que parecía vinculada a los sucesos investigados, pues incluía una apología de la violación de correspondencia asociada al sexo, cuya influencia en los usuarios parecía una hipótesis a considerar, que tal vez podría contribuir a explicar el nexo, la correlación entre ambos sucesos.
Siguió investigando, la becaria, hasta encontrar una página anónima, apenas visitada, en un rincón de la red, ignorada por la inmensa mayoría de los usuarios, que enseguida reconoció como la fuente inequívoca del texto colgado en la web millonaria. Lo siguiente fue la identificación del anónimo internauta que había vulnerado, de modo flagrante, las condiciones de la política de contenidos del Blog que acogía sus extravagancias.
Lo que sigue, ya lo imaginan ustedes. Son las tres de la mañana. En el silencio nocturno escucho pasos sigilosos que suben por la escalera. A continuación, oigo el forcejeo de la ganzúa en la cerradura de mi puerta. Un estado de expectativa, ansiedad, esperanza y temor a la vez, me domina.
No se si vienen a comunicarme mi expulsión del Blog, la prohibición de acercarme a Internet, o a concederme un premio por mi contribución indirecta al cese anticipado de la crisis económica, gracias al efecto masivo en los usuarios de mi apología de la violación de correspondencia, asociada al éxito en el sexo, materializados en el incremento de la natalidad y el consumo. Tal vez, incluso, me ofrezcan un anuncio de Repsol, como a Leopoldo Abadía.”
En fin.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 16-06-09.
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