domingo, 28 de junio de 2009

MELANCOLÍA CÍNICA

Según Daniel Innerarity (El País, 33) a quien no se debe confundir con el Dr. Moriarty, el personaje universal de Sir Arthur Conan Doyle que habitó las ficciones de Sherlok Holmes, porque su apellido, el de Innerarity, suena a negación de la rareza, yo debo ser un melancólico cínico. Ya se sabe que uno es lo que cree ser, mas lo que los demás creen que es, mas lo que en realidad es.

Dice Daniel que el vicio de la izquierda es la melancolía, mientras que el de la derecha es el cinismo. Releo las páginas del Blog de vez en cuando, como hoy, y descubro con espanto que unas están llenas de melancolía, otras de cinismo, y las mas de cinismo melancólico, o de melancolía cínica.

Yo creía, imbécil de mi, que era de izquierdas, pero seguro que entre quienes me leen, hay algunos que piensan que soy de derechas. Ahora descubro que soy, en realidad, un melancólico cínico. Es decir, que soy un producto muy español.

Piensen ustedes en cuantos españolitos se declaran de izquierdas, pero cuando ven venir que esa práctica ideológica se puede traducir en medidas concretas que afecten a su bolsillo, su melancolía se diluye como un azúcarillo y se ponen del lado de los cínicos, aunque solo sea temporalmente, hasta que pasa el peligro.

Del mismo modo, los cínicos, por su propia condición, no dudan en reclamar ayudas dinerarias del poder melancólico cuando ven peligrar la estabilidad de su sistema de valores, quiero decir, de pesos y medidas.

Mi experiencia personal me dice que no se puede ser melancólico todo el tiempo, como no se puede ejercer de cínico a todas horas. Por ello la afortunada clasificación de Innerarty me viene como anillo al dedo para conocerme mejor, pues parece un hecho demostrado por la vida cotidiana que no en todos los órdenes de la vida nos comportamos de la misma manera.

En ocasiones nos dejamos llevar por la melancolía izquierdosa, porque esa actitud casa bien con el paradigma de lo que creemos ser. Ante conflictos vitales que exigen de nosotros tomas de posiciones tan claras que ponen a prueba la imagen de nosotros mismos laboriosamente construida, puede ocurrir que abandonemos esa piel que nos cubría confortablemente, y nos reconozcamos, para nuestra sorpresa, identificados con los cínicos.

Es mas raro que suceda lo contrario, --en mi opinión los cínicos son mas persistentes en sus vocaciones-- pero también sucede, cuando, por ejemplo, a los cínicos, se les deja libertad para que se manifiesten, en conciencia, al margen de la disciplina de grupo que suelen observar.

Si no nos comportamos siempre de la misma manera en distintas situaciones, si nuestra condición de melancólicos o cínicos no se expresa de manera rígida, sino que se ve alterada por la naturaleza de ciertas situaciones que la ponen a prueba, resultando una proporción variable de ambos vicios --como los califica Innerarity-- en el mismo sujeto, entonces buena parte de los que nos reconocemos melancólicos podríamos ser, en realidad, una combinación variable, bien melancólicos cínicos, si la melancolía aún tiene un peso preponderante en nuestros actos, o bien cínicos melancólicos si sucede lo contrario.

En fin. Melancolía Cínica. Es domingo. No hay noticias destacadas para escribir de otra cosa.
Ustedes perdonen.

LOHENGRIN (CIBERLONHENGRIN.COM) 28-06-09.

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