miércoles, 17 de junio de 2009

VOCACIONALES

El mundo laboral y profesional está lleno de gentes que ejercen una profesión, un oficio, una habilidad particular, cuando podrían haber ejercido otra. En el interior de ese ejército universal de gente activa, hay muchos mercenarios que solo trabajan por dinero, algunos declaran su frustración porque han descubierto tarde, que se inclinan por otra cosa, mientras que otros se declaran felizmente identificados entre su ocupación y su vocación.

Son mas numerosos quienes se declaran frustrados, por el simple hecho de que la existencia de casi infinitas alternativas ocupacionales o profesionales, hace prácticamente imposible descubrir, con conocimiento de causa, la propia vocación, pues una vida entera no alcanza para degustar, siquiera superficialmente, tal variedad de experiencias potenciales.

Descendiendo de la abstracción al terreno concreto de la vida nacional, ahí tienen ustedes a Miguel Angel Fernández Ordóñez, conocido como M.A.F.O., quien, teniendo una ocupación,--lo que no está mal en estos tiempos de desocupación generalizada-- gobernar el Banco de España, sufre una pulsión vocacional irresistible hacia el oficio de patrón de la C.E.O.E.,o, en su defecto, Ministro de Trabajo.

Este hombre, a quien ya he criticado con acritud en la página 'Banco de España' sufre una fijación por la legislación laboral, como si lamentara, en su fuero interno, no haber opositado a una cátedra de Derecho del Trabajo. No pasa semana sin que se pronuncie, unas veces, sobre la edad de jubilación, otras, como hoy en la 22 de 'El País', sobre el contrato (indefinido) con despido más barato.

Es que no se le oye hablar, ni de coña, de las funciones propias de su cargo, como si sus vocaciones frustradas se impusieran, enérgicamente, a lo que se espera de quien gobierna la banca española. En mi página citada, le sugerí a M.A.F.O., con alguna terminología maleducada, si no directamente escatológica, que viajara mas, que se ocupara de vigilar y corregir las prácticas ilegales de alguna banca privada, de reprimir su tendencia al uso de cláusulas abusivas, asimétricas, en sus contratos con los usuarios, que diera algo de consuelo ansiolítico a los apoderados de las sucursales, algunos, los pobres, al borde del infarto.

¿Ustedes creen que ha hecho algún caso de aquellas recomendaciones? Nada. El tío se ha pasado todo el tiempo, desde aquellas penosas declaraciones suyas que hicieron rebotarse al ministro de trabajo, a los sindicatos, a algún partido, y hasta al gobierno que lo nombró, sentado en su mesa de trabajo, rodeado por montañas de manuales, opúsculos, resúmenes, dictámenes, extractos de conferencias, artículos firmados por los mas reconocidos especialistas mundiales en derecho laboral, resarciéndose de su frustración personal por no haber dedicado su vida profesional a esa especialidad, para poder salir a perorar, de nuevo, esta vez con mas conocimiento de causa, sobre el despido mas barato.

Mientras, los consejos de administración de la banca privada española, se encuentran mas felices que nunca. No solo se frena el crecimiento de la morosidad, sino que, además, M.A.F.O., obsesionado con sus fijaciones vocacionales, no se preocupa para nada de lo que ellos están haciendo, de si es legal o no, de si abusan o no de su posición dominante, de si venden productos financieros sin la suficiente explicación al inversor. Se sienten, en una palabra, felices, sin el incordio de la actividad supervisora del Banco de España, abandonada por su titular porque, después de ejercerla reiteradamente, ha descubierto que no es su vocación, y en vez de pedir la baja por depresión, como hacen los profesores se secundaria, se ha lanzando a una cruzada mas vinculada a sus vocaciones ocultas, que a sus obligaciones manifiestas.

Si hay que ser sincero, he de reconocer que algo parecido me sucede a mi. Para qué tantos esfuerzos y recursos, públicos y privados, para que yo me licenciara en Economía y obtuviera
un máster en Auditoría Financiera, si en lugar de trabajar hasta los sesenta y siete años, tal como proponía nuestro gobernador, ministro de trabajo o portavoz de la CEOE de afición, me he empecinado, por razones estrictamente vocacionales, en dejar la profesión a los sesenta y cinco y dedicarme a escribir de modo cotidiano y exclusivo, encima sin ánimo de lucro, en una página del Blog que apenas recibe tres centenares de visitas. Vocacional.

Lo que nos pasa a M.A.F.O. y a mi, salvando las distancias, el solo es un funcionario, mientras que yo aspiro a ser un creador, es casi lo mismo. Somos vocacionales. Ambos lo hemos descubierto, tal vez, un poco tarde.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 17-06-09.

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