lunes, 8 de agosto de 2011

EMPRENDEDORES

"Anoche estuve en casa de unos amigos de toda la vida. Después de ganarles una partida al Continental, me obsequiaron con una cena informal. Crema fría de verduras, ensalada, tortilla de calabacín, embutido de Requena, montaditos de queso de cabra braseados con semillas de sésamo y jamón de Trévelez acompañado de unos trozos de melón cultivado en los campos de Mercadona.

El vino, fue un blanco de la variedad Viura, nacido en Valladolid, pero de parientes gallegos, a juzgar por su punto ácido. Luego, mi amigo casi me obligó a tomar un chupito de whisky, con la excusa de que debíamos limpiar las arterias de adherencias adiposas. Yo creo que eso es un cuento chino que se monta mi amigo, porque le gusta el whisky.

Después, mis amigos tuvieron la gentileza de poner un CD en su tele de pantalla plana, y vimos una representación completa del Bolshoi Ballet, pero de eso hablaré en otro lugar, porque el objeto de la entrada de hoy es otro.

(...)
Mi amigo y yo hemos fantaseado, en ocasiones, con la idea de vestirnos con túnicas de color naranja y bajar a residir bajo la encina centenaria que está en un campa cercana a la casa de la sierra. Ese árbol monumental, al que la gente del lugar no le hace maldito caso, mas interesada en cultivos cuyos frutos transformados puedan llegar a Mercadona, tiene unas ramas del grosor de un árbol recio y el perímetro de su sombra alcanza los cuarenta metros. Siempre nos ha parecido un lugar ideal para la prédica.

El gran número de almas doloridas necesitadas de consuelo que pululan por el mundo, sin duda nos habrían asegurado, en caso de poner esa idea en práctica, la presencia de hordas de primos conducidas en autobuses hasta ese lugar de culto, que dejarían un euro cada uno en la caja, aunque al principio, tal vez deberíamos comenzar con un público pagado, como esos ganchos que emplean los trileros para atraer a los ingleses.

Consolidado el negocio emprendido, dejaríamos unos sicarios de confianza a su cargo, y nos iríamos a la playa de Ipanema a ligar bronce.

La diferencia entre los fantasiosos y los emprendedores es que, estos últimos, realizan sus fantasías. Rouco, Cañizares y Camino, tal vez soñaron en su juventud con vestirse de negro, integrarse en una franquicia que lleva mas de dos mil años en el mercado, y dedicarse a la prédica, el amor a los hombres, la caridad cristiana y el mensaje evangélico.

Estos emprendedores han realizado sus fantasías, y parece que no les va mal, pero dan la sensación de dedicarse mas a la reproducción de la propia franquicia, que a las tareas que les llamaron por ese camino, con minúscula.

Ahora están muy ocupados ejerciendo de sicarios del jefe, que está oreándose al sol de Castelgandolfo, o en la residencia de Roca di Papa. Preparan con gran ardor logístico y organizativo el próximo encuentro de almas, mas o menos doloridas, otras contentas, que llegaran de todas partes al lugar de la prédica,
para ver al jefe, reclutados por un montón de agentes turísticos que tienen el encargo de traer hordas de primos que dejaran un rastro monetario de su paso, con gran regocijo de las arcas del Vaticano, y de los hosteleros.

Tengo dudas de si el bloqueo de Sol por los agentes a las ordenes del ministro de Interior tuvo alguna relación con esta visita. En todo caso, no comparto las críticas de algunos amigos que no ven en las apariciones públicas de los indignados, en los asentamientos en lugares públicos, en sus demás actos, manifestaciones y proclamas, un sentido.

Tienen mucho sentido. Darnos a conocer el sentido de lo público, es una de sus honestas lecciones. Perseverar en su presencia pública, con marchas, puntos de información y mensajes de cambio es una expresión de salud social, muy necesaria en estos tiempos de adversidad.

Todos ellos son emprendedores.

Cada emprendedor, está en lo suyo. Los demás, somos enteramente libres de acercarnos a escuchar unos u otros mensajes."

En fin. Emprendedores.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 8-08-11.

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