sábado, 6 de agosto de 2011

FIESTA

La noche del jueves estuvimos en las fiestas patronales de una pedanía cercana a Heliópolis, un enclave urbano en un parque natural, donde vive mi hija, --creo que me dejé en su casa mis gafas de sol graduadas. El escenario montado para la actuación de un grupo musical era tan enorme, en relación con el tamaño de la plaza del lugar, que los primeros acordes sonoros y lumínicos de presentación del grupo, se debieron escuchar y ver desde Argelia.

No es extraño que una de las festeras pidiera por el micro a los vecinos que, por favor, no volvieran a llamar a la policía para interrumpir el espectáculo. Por lo demás, todo estuvo muy bien.
(...)

El caso es que este fin de semana va a ser urbano, mi mujer ha declinado ir a la casa de la sierra, porque hubiera tenido que pintar un tabique, una obra menor que se hizo la semana pasada. Quiero mucho a las mujeres, en particular a la mía, pero a veces no las entiendo. Al regreso de una ferretería donde dejé olvidado mi móvil -me llamó al móvil un agente inmobiliario y el ferretero le pidió que me advirtiera del olvido-- y que ha resultado estar cerrada por vacaciones hasta el día 28, he encontrado a mi mujer encaramada en una escalera pintando el pasillo de casa.

--Tu te ocupas hoy de la comida, me ha dicho. --Y, ¿que hago?, --Rabo de toro. --¿Donde está el rabo? --En la nevera encontraras cuello de cordero, tu lo haces como si fuera rabo. --¿Y eso? --He oído por la radio que los consejeros de la EMTRE, que no se lo que es, han subido la tasa de basura un 250%, así que he cambiado los menús para todo el año, mas que nada, por lo que intuyo que va a venir después.

Lo bueno del fin de semana urbano es que te ofrece mas oportunidades festivas. Anoche estuvimos en la filmoteca de verano, en los jardines del Palau, una fiesta olfativa y cinematográfica de primer nivel. Por tres euros puedes disfrutar de un rica variedad de aromas procedentes de los bocatas que consume el público antes de comenzar la proyección, pero no crean que se trata solo de los efluvios de pisto o tortilla de patatas, equivalentes al vino peleón. Del bocadillo de la chica de la butaca de al lado emanaba una complejidad aromática, una mezcla tan intrincada de olores, que solo la nariz de un experimentado catador habría sido capaz de entender, identificar y explicar esa riqueza aromática, como de bocadillo de crianza, un gran reserva, vamos.

Después de esa fiesta del sentido olfativo, nos ofrecieron la proyección de 'No es país para viejos', que no habíamos visto todavía. Un peliculón de los Coen. En particular, el registro interpretativo que muestran en esta película, Tommy Lee Jones, Bardem, y Woody Harrelson --¿Se acuerdan de aquella historia de un empresario del porno?, pues era Woody, aquí hace un papel mas breve, pero muy característico de su estilo-- es de un altura artística difícil de superar. No cuento nada mas de la película, porque supongo que todo el mundo la ha visto antes que yo.

Esta noche, salimos a cenar con unos amigos. Han reservado mesa en un chiringo para comer pescadito, anguilas y esas cosas. Es muy probable que haya que aplicar un plan B, porque mi amigo es enfermero de un hospital que aún no ha cerrado por vacaciones, está de guardia virtual y si le llaman por el busca podemos terminar anulando la reserva y cenando en la cafetería del hospital. No importa. Lo que cuentan son las actitudes, no los lugares, y la nuestra es una actitud festiva este fin de semana. Por eso hemos comprado una botella de vino por si otros amigos nos llaman para cenar en su casa el domingo.

Antes de terminar esta entrada, mi mujer me dice que, efectivamente, han llamado, así que hemos completado con éxito el calendario de fiestas.

Por cierto, la entrada de ayer del blog me parece, rotundamente, un fiasco. Era por la tarde, si alguna buena sale es, siempre, la de la mañana. No se porqué, pero es así.

En fin. Fiesta.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 6-08-11.

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