sábado, 5 de enero de 2013

AUGURES

Por fin he comprendido lo que nos está pasando desde hace algún tiempo a las gentes de a pié. La revelación viene en la 3 de 'Levante', junto a una foto de Christine Lagarde, directora del F.M.I., de quien estuve enamorado, en plan platónico.

El artículo, junto a la foto de Lagarde, cita un informe del Fondo Monetario Internacional. En el se reconoce que '...los realizadores de pronósticos subestimaron significativamente el incremento en el desempleo y la caída en el consumo privado y la inversión asociados a la consolidación fiscal (la reducción del déficit)'.

Creíamos que los tecnócratas del F.M.I. contaban con toda clase de algoritmos, parámetros estadísticos, series históricas y datos de tendencias para emitir sus previsiones. ¿Realizadores de pronósticos?, a menos que se trate de una mala traducción del inglés, ese idioma que se emplea para las grandes finanzas, y las grandes chapuzas, realizadores de pronósticos, suena, ¿no?, a putos augures.

(...)
En la antigüedad, los augures fueron tan influyentes como ahora. Recuerden lo que le sucedió a César, por no hacer caso del augur. No siguió el consejo de permanecer en casa, fue al Senado, donde el augur había profetizado, destripando una gallina y oteando sus vísceras, que le sucedería algo malo, y allí se encontró con el afilado cuchillo de Bruto, y unos cuantos mas, que dieron buena cuenta de su gloria.

Los generales espartanos, por su parte, con todas sus filas guerreras preparadas en formación de combate, fiaban al vuelo de un halcón peregrino, o de un cuervo, la decisión de atacar o esperar, mientras en el cuartel general enemigo un rey esperaba el signo de una lechuza sabia para decidir su estrategia frente a los espartanos.

Al final, ambos ejércitos se rompían la crisma, mientras halcones y lechuzas se reían a su manera al contemplar la estupidez suicida de los hombres. En mi caso, cuando cojo el coche, también intento recurrir a la adivinación aviar, pero no lo consigo. Estacionado en la calle, cuando voy a por el, suelo encontrar una enorme mierda de paloma estampada en la luna del conductor. 

Trato de estimar su diámetro, por si su tamaño es un signo de las venturas o desventuras que me deparará el día, pero no consigo interpretar nada, solo me acuerdo de la madre de los alimentadores de palomas que han conseguido que lo que fue una imagen bucólica del barrio, sea una peligrosa plaga que se multiplica cada día. 

Tanto si yerran, como si aciertan, se ve que los augures son una plaga para el resto de los humanos. Si suponemos que la suma de sus errores y aciertos da cero, alguien podría pensar que son una casta absolutamente inútil. No es del todo así, porque hay otra casta, la de los poderosos, que han aprendido a servirse hasta de las cosas mas inútiles.

En nuestro tiempo, como en la antigüedad, los augures viven, con sus halcones, lechuzas, palomas y gallinas, junto a los poderosos, que han aprendido a obtener de ellos una gran utilidad. Cuando el augur se equivoca, de tal modo que su error alcanza el dominio público, el poderoso lo convierte en cabra sacrificial, y le obliga a beber su cicuta, de tal modo que su prestigio permanezca intacto y pueda seguir gobernando, si es posible, eternamente.

No encuentro otra respuesta para el misterio de que el Partido Popular lleve gobernando esta comunidad desde hace mas de quince años, pese a sus graves errores de gobierno, que han sido de dominio público. 

Adivinar el futuro, el de cada uno de nosotros, grandes catástrofes aparte, no parece tan complicado. El futuro de cada uno se construye desde el presente. Los pequeños pasos que damos cada día configuran nuestro futuro. Si permanecemos inmóviles, nuestro futuro será resultado de esa inmovilidad. A los augures, que les den, no los necesitamos. No aciertan una.

Miro el mar, a cuya vecindad he venido,  dejando a medias la entrada de hoy, y me parece una maravilla. Un augur, tal vez dirá que es una masa de agua inmóvil, cuya inmovilidad indica que no habrá cambios significativos en la vida de los hombres en un horizonte próximo. 

A mi me parece un espejo radiante que refleja los rayos del sol de esta mañana que calienta la piel. Si es cierto que la vida se originó en esta sopa salada, estoy encantado de volver, precisamente hoy, a este útero marino, y de seguir vivo después de casi siete décadas de andar por aquí.

En fin. Augures. 

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 5-01-12.

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