sábado, 26 de enero de 2013

FÁRMACOS

Ayer comí en la cafetería de un centro comercial, junto a trece comensales mas. La comida estuvo bien, pero la disposición de la mesa no permitía la fluidez de un diálogo compartido puesto que, al no ser redonda, alejaba a los comensales de los extremos de los del centro, con lo que, inevitablemente, las conversaciones se dispersaban, o peor aún, exigían elevar el tono de las voces del debate cuando los participantes se encontraban alejados unos de otros.

A pesar de esa mala disposición estratégica, todos tuvimos acceso a los calamares a la romana, las gambas, --pocas-- el ajoarriero y demás cosas entretenidas antes de que se sirviera el arroz, muy bueno por cierto.

Entre los asistentes hubo cuatro médicos, nada menos, y yo tuve la fortuna de sentarme frente a un especialista del aparato digestivo, que aún ejerce su profesión hospitalaria. Casi todos los demás comensales ya estamos en una situación de júbilo continuado.

Naturalmente no daré ningún nombre por una elemental discreción, pero si me voy a referir a algunas respuestas que recibí al preguntar al doctor que tenía mas cerca, para satisfacer mi curiosidad sobre la situación socio sanitaria del país.
(...)  
--¿Es cierto --pregunté-- que el consumo de antidepresivos, ansiolíticos, analgésicos y somniferos se ha disparado estos últimos años, dicen que como consecuencia de la crisis? 

--En los últimos diez años se ha cuadruplicado el número de estos fármacos, mas, entre la población femenina, y hay varias razones, unas biológicas, otras culturales, que creemos que están detrás de este aumento. Una de ellas es el escaso umbral de la población para tolerar cualquier manifestación de sufrimiento físico, por leve que sea. (algo así me contestó, no recuerdo fielmente toda la respuesta). 

--Alguien dijo, ¿y esto no será a causa de los médicos, que responden con demasiada facilidad a esta demanda? (algunos, en interés de los laboratorios, añado yo). 

--En realidad, esto se debe, también, a una falta de cultura sanitaria. En lugar de tanto medicamento contra el colesterol, se puede recurrir a la dieta. Y no olvides el significado de la palabra dieta, no se refiere solo a la comida, sino a nuestros hábitos a lo largo del día. El ejercicio físico y una buena alimentación, eliminarían de un modo espectacular el excesivo consumo de medicinas. 

--¿Que es, para ti, un excesivo consumo de medicinas?

 --Te daré un ejemplo. Una vez, en Benidorm, vi a un huésped del hotel, de unos setenta años, colocar ocho pastillas delante del desayuno para tomárselas al empezar el día. Mucha gente ignora que cuando ingieres un número de fármacos superior a cuatro, es prácticamente imposible determinar los efectos de esa interacción entre sustancias tan diversas en la salud de quien las ingiere. Tú,¿cuantas tomas? 

--Bueno, yo tomo dos, desde hace treinta años, carbonato de litio y otra cosa, porque mi médico de salud mental me dijo que mi dolencia era crónica, y que debía tomarlas de por vida, como si fuera diabético, añadió. Y no me ha ido mal, aunque debo cuidar los niveles de litio en sangre mediante litemias periódicas. 

--Yo si soy diabético, desde hace cuatro años, y el especialista me recomendó tomar tres pastillas, pero, con una alimentación adecuada y la práctica cotidiana del ejercicio físico, he reducido la cosa a un solo producto farmacéutico, y me va bien. 

 --Eso es lo que quiero decir, que adecuar nuestros hábitos de vida y alimentación, si no para sanar nuestras dolencias, si para mitigar sus efectos, es el mejor modo de reducir el consumo de fármacos, en beneficio del paciente, y del sistema sanitario, pero no se invierte bastante en medicina preventiva y en cultura de la salud y se gasta demasiado en química farmacéutica.

 --Oye, me gusta tu criterio sanitario, ¿porqué no te haces Conseller de Sanidad?

 --Seguro que si lo fuera, las presiones de todo tipo pesarían mas en mis actos que lo que tu llamas el criterio sanitario.. 

--Entonces....

 --Está en manos de los usuarios de la sanidad hacer un mejor uso de ella, solo tienen que buscar información solvente y profesional que les ayude a maximizar sus hábitos saludables y a minimizar el consumo de fármacos, sin que renuncien a lo verdaderamente imprescindible, por ejemplo, un hipertenso no debe prescindir nunca de los fármacos que le ayudan a controlar su tensión arterial, ni un epiléptico dejar de tomar los que le ayudan a prevenir sus crisis. 

--Es una cuestión de sentido común. Los conflictos emocionales, por ejemplo, no se resuelven con la farmacia, sino con la reflexión, la comunicación, en fin, esas cosas.

 --Interesante...

 --Oye, ¿porque no cambiamos de tema? es la primera vez que vengo a la tertulia, y no me gustaría dar una conferencia sobre medicina...

 --Y, ¿Porqué no? podías venir la semana próxima a ........... y darla allí..

 --Bueno, miraré la agenda, y lo organizamos...pero, insisto, ¿porque no hablamos de Catalunya..de Castellón...o de Física Nuclear?.

--Tendrá que ser otro día, a mi se me hace tarde.... 

--Bueno, pues en la próxima hablamos de todo eso, o de lo que se tercie..

 En fin. Fármacos.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 26-01-13.

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