viernes, 4 de enero de 2013

XÁTIVA

Ayer visitamos, por segunda vez, Xátiva. La primera vez, nos gustó tanto, que nos quedamos con ganas de mas. Tomamos el tren, en la Estación Norte, y junto con Lola y Antonio nos fuimos a redescubrir una de las ciudades mas interesantes de la Comunidad. Dos Papas salidos de allí, Calixto III, y Alejandro VI, y un retrato puesto boca abajo en el Museo de la Ciudad, el de Felipe V, el gran pirómano que abrasó a sus habitantes para imponer su real cetro en aquellas tierras, son motivo suficiente para esa visita, pero hay mas.

Esa fue la razón por la que estuve ausente del Blog ayer, la de que ponga esta entrada a una hora tardía es otra. Mi mujer está tan cansada de los paseos por el centro antiguo de Setabis, que me ha enviado a mi a hacer la compra, primero a Mercadona, luego al mercado, a comprar medio kilo de berberechos gigantes para hacerlos al vapor y acompañar la cazuela de fideos que voy a preparar en seguida con el caldo sobrado de las gambas y las merluzas cocidas, porque hoy tenemos una invitada, una persona por la que sentimos un gran cariño y que merece toda nuestra atención. Ahora vive en Berlín, y está aquí solo temporalmente.
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Salimos de la estación, después de un corto viaje de 50 minutos, y nos dirigimos al centro de la ciudad con una temperatura fresca, pero agradable. Esta ciudad, entre otros muchos atractivos, tiene un gran número de fuentes, además de una monumentalidad importante, un gran número de palacios, conventos, singulares iglesias y museos, el castillo, que ya conocimos en nuestra anterior visita, y que en esta ocasión hemos desestimado visitar. 

Un centro histórico perfectamente conservado con un actividad de rehabilitación que no cesa, además de un centro comercial moderno con grandes avenidas, tiendas lujosas y, en estos días, el añadido de un mercado medieval en una plaza porticada, donde está Casa Floro--se puede comer allí comida casera por poco dinero-- y el clásico belén instalado en un pequeño parque de la Avenida Selgas. 

Dejar que tus pasos perdidos te lleven por una ciudad no bien conocida, acompañado de gente a la que quieres, es uno de los mas hermosos placeres que el ocio te puede deparar en una época mas de preocupaciones, que de alegrías.

Descubrir lugares ignorados, bellezas ocultas en edificios históricos que nunca habías visitado antes, descubrir además, nuevos sabores, los quesos artesanales del mercado medieval, o los dulces tradicionales, el Arnadí, un dulce hecho a base de calabaza, o la Almojabana, una especialidad de la bollería local, son solo algunas de las múltiples sensaciones placenteras que te puede aportar dejar morir un día cualquiera en la ciudad de Xátiva. 

Eso es lo que hicimos ayer. Al regreso, cuando dejamos la estación, pasamos por la calle de Pelayo, y me quedé sorprendido. Dado lo avanzado de la tarde todas las luces de los comercios estaban encendidas y aquello parecía Chinatown, un paisaje urbano de San Francisco, con multitud de tiendas dedicadas al pescado vivo, convenientemente conservado en pequeñas piscinas, supermercados chinos, y todo tipo de tiendas dedicadas a la alimentación, especializadas en productos orientales.

Uno vive en una ciudad, sigue unas rutinas, excluye otras y, de pronto, una tarde cualquiera descubre un paisaje urbano absolutamente exótico, en su propia ciudad, del que desconocía su existencia. Hay que salir mas, mirar mas, visitar mas sitios, en ciudades ajenas, pero también en las propias. Es sorprendente lo que puedes encontrar.

No me extiendo mas, he de ir a la cocina a ultimar la comida, pero antes, quiero hacer a ustedes dos recomendaciones. Que visitan la ciudad de Xátiva, cualquier día, y a su regreso, si van en tren, como nosotros, al salir de la Estación no dejen de visitar la calle Pelayo cuando ya haya oscurecido. Es una visión, francamente cinematográfica, si.

En fin Xátiva. 

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 4-01-12.

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