martes, 1 de enero de 2013

NÚMEROS MÁGICOS

2013, 31/12,1/1, son únicamente símbolos numéricos pensados para superponer un orden humano en el orden natural de las cosas, con el fin de ayudarnos a flotar en la corriente continua del tiempo, de la que desconocemos el origen y el destino. He recordado esto tan obvio al bajar al quiosco sin percatarme de que hoy no hay periódicos.

La hermosa fuente de la rotonda, en tanto que creación humana, estuvo sujeta, en su diseño y construcción, a la disciplina de los números, sus surtidores, la altura del agua que alcanzan, la curva que sigue ese agua al despeñarse, todo está en los números, pero la dirección del ligero viento que desvía su trayectoria y determina cual es el rumor singular que se oye esta mañana al pasar junto a ella, es un elemento del orden natural que prevalece sobre los cálculos humanos.  
(...)
Por eso, sin renunciar a la muleta de los números, sin la que ni la producción, ni la distribución, --ahora menos el consumo-- de bienes sería posible, no deberíamos caer en el error de fiar solo a los números las cosas importantes del devenir humano.

Hay demasiadas cifras en nuestro imaginario mágico, tasa de inflación, prima de riesgo, nivel de crecimiento, o de decrecimiento económico que, si bien son útiles como una referencia para el viajero que se interna en el continuo temporal, las mas de las veces poco tienen que ver con nosotros como personas, son simples parámetros estadísticos referidos a magnitudes agregadas, no individuales, y no deberían formar parte de nuestras preocupaciones cotidianas.

Pero los números, como toda creación humana, están rodeados de una cohorte de magos, sacerdotes y chamanes que viven de hacer creer al común de los mortales que esos números son importantes para la vida en común, cuando en realidad, su primera utilidad, es asegurar el carácter sagrado de las castas que los utilizan para consolidar su poder. 

Puedo entender la invención del calendario como una necesidad de las viejas sociedades agrarias, la conveniencia de marcar con claridad las épocas de la siembra y la recolección, entiendo menos que existan fechas simbólicas como las de estos días, que, por encima de su carácter histórico, tienen la clara función de marcar unos ciclos de intenso consumo, que la gente sigue de forma masiva, por millones, sin percatarse de que solo se trata de un símbolo numérico, que se usa con un propósito determinado. 

Hasta tal punto la presión social de esos símbolos numéricos es fuerte, que uno ha de hacer un esfuerzo de pensamiento para librarse de ella, aunque, hay que decir, que tomar conciencia de esa presión externa es poco útil, porque tampoco te libera de la incertidumbre que supone vivir en un continuo temporal.

No todas las culturas están tan arraigadas a los símbolos numéricos temporales como la nuestra. El pakistaní de enfrente mantiene su tienda abierta, contra viento y marea, cualquiera que sea el número que marque si se trata de una fecha festiva o no. No me parece que lo haga porque sea mas trabajador, percibo que lo hace porque viene de una cultura muy vieja, donde el orden natural de las cosas aún no ha sido del todo colonizado por el orden humano de los números. 

Cualquiera sabe. Lo único cierto es que un número, aplicado a la festividad de hoy, hace que el quiosco esté cerrado, que no haya prensa, y yo me haya tenido que calentar los sesos para escribir estas líneas. 

En fin. Números mágicos. 

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 1-01-13.

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