Comencé a entender la relación entre fútbol y política a través de dos sucesos. Cuando vi que los políticos emergentes que comenzaban a salir del anonimato se dejaban ver en los palcos de los estadios, junto a los presidentes de los clubes, me dije, estos señores se sirven del fútbol para prosperar.
Luego, en una entrevista al presidente de un club, este no se cortó nada al afirmar que los políticos necesitaban del fútbol porque, sin el desahogo de los aficionados en los campos de fútbol, probablemente esas energías se dirigirían a derrocar gobiernos.
Así, el fútbol, que nació como deporte, lo inventaron los ingleses, creo, ya en la época de Santiago Bernabeu se demostró que funcionaba como un sólido apoyo de los gobiernos, sobre todo de los totalitarios.
Creo que es mas que nada leyenda que en los palcos de los estadios se firmen estupendos negocios, pero me parece creíble que las relaciones que allí se establecen preparen y faciliten esos negocios, a veces, dudosos.
El titular de 'Levante' de hoy se refiere a una de esas operaciones mas que dudosas, en la que aparecen involucrados políticos, clubes de fútbol y, además, la Banca, los tres pilares del sistema de dominio que funciona ahora bajo formas democráticas, un sistema que, como todos, tiene nombres y apellidos que lo sustentan.
(...)
El titular dice así, 'Bankia recurrirá para que el Consell (nosotros) asuma el aval del VCF (nuestro primer club de fútbol local, hago esta aclaración para quienes me leen desde otros continentes) que el juez anula por ilegal'. En la página 40 se precisa que estamos hablando de un aval de 81 millones de euros. Es decir, mas de 13.000 millones de las antiguas pesetas.
Hay que suponer que este asunto que aflora ahora al conocimiento de la opinión pública, fue uno de esos negocios que se fraguaron en el palco del estadio, sin luz ni testigos, al parecer con la intervención de José Luís Olivas, por su condición de político infiltrado en Bancaja, en una negociación dirigida por Gerardo Camps, por entonces Conseller de
Hacienda,a las órdenes del otro ínclito Camps, y con la activa participación del presidente del club de fútbol, Manuel Llorente.
No me parece justo que el juez deje sin la garantía del aval popular a Bankia. Además de declarar ese aval ilegal, lo suyo sería que esa decisión traslade la carga del aval, personalmente, a todos quienes intervinieron en el chanchullo,
para que aprendan lo que es bueno, y se abstengan de diseñar operaciones tan extravagantes en el futuro.
Es la única alternativa para evitar daños al común de la gente pues, Bankia somos todos, el Consell, también, y el Club es, sobre todo, de los aficionados que lo sostienen con su presencia en el estadio.
De modo que, señores Llorente, Camps, Olivas y demás, paguen de sus bolsillos los 13.000 millones de pesetas del aval en discordia y, aquí paz y allá gloria.
De esta relación triangular entre la banca, la política y el fútbol, no puede salir nada bueno para el pueblo, aunque todos parecen defender nuestros intereses, uno nunca está seguro de si, en realidad, cada uno defiende los suyos.
En fin. Banca, Fútbol, Política.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 13/03/13.
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