miércoles, 20 de marzo de 2013

FANATISMO RELIGIOSO

Comienzo el día siguiente a las fiestas falleras con la lectura de un titular terrorífico. 'Intenta quemarse a lo bonzo ante los 'ninots' que ofendían a los hindúes'. Una muestra de fanatismo irracional donde los haya, pues, los dioses del hinduismo se supone que están en su tierra, recibiendo las ofrendas de sus fieles, en sus hermosos templos, y mal se puede identificar a un trozo de poliuretano expandido decorado en tonos festivos, con la esencia simbólica de unas creencias, a menos que el fanático sea, además, un tipo descerebrado.

Afortunadamente, el desenlace de este suceso ha sido mas civilizado, gracias al pacto, esa capacidad que también tenemos los hombres de rebajar nuestro fanatismo para acordar un espacio de convivencia. 'Un pacto entre la falla y los manifestantes permite que arda la falla a costa de mutilar parte del monumento'. Algunos se rasgarán las vestiduras porque se haya cedido a esa especie de censura extemporánea, pero si esa cesión ha servido para rebajar el tono de la amenaza de que el supuesto ofendido acabara con su propia vida, y que finalmente la cosa haya acabado con una falla mutilada, pero con un humano vivo, es motivo de alivio, creo yo.

(...)
Hay evidencias históricas del fanatismo religioso, como también del fanatismo ateo, o de los sectarismos ideológicos, tan extendidos, por eso, encontrar durante un paseo por el centro viejo una pintada en los muros de la facultad de teología, que decía así: 'Si Dios existe, ese es su problema', es un alivio para el espíritu, pues parece una muestra de agnosticismo, de indiferencia, de no hostilidad hacia los creyentes, a los que se les deja en paz, con su divinidad, o con su problema, sin interferir ni inmiscuirse en cuestiones que no nos interesan.

Intentar quemarse a lo bonzo junto a una falla, en represalia a supuestas ofensas religiosas, es justo lo contrario al relativismo del estudiante que probablemente hizo esa pintada, una actitud no violenta que contrasta con las consecuencias sangrientas de todos los fanatismos, desde la quema en las plazas públicas de los herejes por la Inquisición, hasta los excesos talibanes de ahora mismo, pasando por aquello tan parecido a una religión, el nacional socialismo en Alemania, que dejó un reguero de cadáveres tras aquel fanatismo laico. 

Se diría que el fanatismo religioso tiene, desde el ángulo psicológico, semejanzas con el altruismo, en la medida en que implica la destrucción del yo, a veces en sentido literal, como el del pakistaní iluminado que quería innmolarse ante la falla, en su caso para ofrecerse a la divinidad, en el caso de los altruistas, para ofrecerse, virtualmente, a la comunidad. 

Entre el fanatismo y el relativismo se puede, o no, optar por lo menos sangriento. Las cuentas de la historia dejan claro que el fanatismo causa mas víctimas que el relativismo, el pacto, el acuerdo, o la concesión para salvar vidas. 

En esto, cada uno es libre, o no, porque el temperamento humano es así de personal, de apuntarse a lo que le sea mas afín. Tranquiliza mas mi espíritu la actitud del autor de la pintada de la facultad, que las proclamas encendidas en favor de tal o cual religión, o tal o cual propósito laico cargado con la misma pólvora que puede estallar en las manos de quienes lo defienden a sangre y fuego.

Ahora bien, si hablamos de preferencias, no me disgustaría que el Papa Francisco salga el último del Vaticano, apague la luz, y se dedique al evangelio entre las calles, acabando para siempre con la burocracia curial que tanto daña a su iglesia, que a mi, por lo demás, me resulta indiferente.

En fin. Fanatismo Religioso.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 20/03/13.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios