lunes, 27 de enero de 2014

CREDIBILIDAD

Observo que en los siete años de actividad bloguera, ahora asediada por las sugerencias para que ponga publicidad en el blog, cosa que por el momento no pretendo hacer, no tanto porque tengo la convicción de que la publicidad no aportaría nada a mi credibilidad, sino porque con el número de visitas que recibo no sería rentable para nadie, no he dedicado una sola página a este concepto, la credibilidad, en particular la credibilidad de los políticos, sobre todo los que ejercen alguna porción de poder.

El daño que producen a la política algunos políticos en el ejercicio de su papel representivo al dirigirse a sus representados, a los que básicamente consideran idiotas, cuando realizan algún diagnóstico de la situación del país y hacen predicciones sobre el tiempo que aún ha de transcurrir para que todos volvamos al paraíso perdido del trabajo y el consumo averiados, es tan notable, que están consiguiendo que la mayoría de la población descrea de la política, cuando su escepticismo debería centrarse solo en determinados políticos, y eso, no parece ser bueno para cualquier sistema democrático, menos aún para el nuestro, que aún no es una democracia madura.

(...)
Escuchar las repetidas consignas sobre la metáfora ferroviaria, lo de la luz al final del tunel, repetida hasta la saciedad solo porque se van acercando las elecciones europeas, ver como rebuscan en las encuestas quienes gobiernan para inventar argumentos positivos, olvidando los datos que no convienen a su discurso, y al mismo tiempo enterarse de que el servicio de estudios del BBVA estima que aún han de transcurrir diecisiete años para que el empleo vuelva a los niveles anteriores a la crisis, produce una sensación de estupefacción, muy lejana de la credibilidad.

Porque, ¿que es la credibilidad?. Mi viejo Espasa, con un laconismo típico del tiempo en que se editó, en el que no convenía explicar mucho ciertas palabras, dice 'Calidad de creible', luego vas a creible y no añade mucho mas, 'Que puede o merece ser creído'. 

Recurro a Wipikedia, y esto es lo que dice. 'Un concepto que las personas utilizan para decidir si creen o no una información de la que no son testigos directos. En su aplicación intervienen componentes objetivos y subjetivos que se conceden a las fuentes, canales o plataformas de difusión de información'.

¿Es creíble lo que dice el gobierno, que vamos a salir pronto del túnel? ¿Es creible la información del servicio de estudios del BBVA, que han de transcurrir diecisiete años para recuperar el nivel de empleo anterior a la gran estafa? 

Lo que repite el gobierno incesantemente, la metáfora ferroviaria, no es una noticia, es un eslógan de propaganda, sin ninguna base científica o matemática, como mucho es un deseo esperanzado que se desea trasladar a la población, con fines electoralistas. 

Y la conclusión de los estudios del BBVA, ¿es rigurosa y cierta? Al parecer está basada en números, ustedes mismos, con la cuenta de la vieja, pueden dividir los millones de desempleados actuales por la exigua cifra anual de puestos de trabajo creados, y ese cociente seguro que se parece al que los estudiosos del BBVA han determinado usando muchas variables. 

Sucede que los cálculos del BBVA  contemplan una situación estática, y cualquier cifra que se refiera a una evolución futura de una variable actual está sujeta a factores de azar, de cambio, imposibles de prever en el momento de su cálculo. 

Por tanto, aun reconociendo que la noticia del BBVA procede de fuentes matemáticas, estadísticas, solo podemos darle credibilidad hasta donde el azar y los cambios que ahora ni imaginamos, lo permita. Digamos, que de 0 a 1, el grado de credibilidad de esta noticia es indeterminado. 

¿Entonces?. Bueno, retomando la definición, se trata de la credibilidad de una información de la que no somos testigos directos. ¿Porque no intentar contrastarla poniendo en valor, como dicen ahora los cursis, la información de la que si somos testigos directos?. Probablemente, esa información limitada a nuestro entorno cercano, no se puede generalizar al conjunto del país, pero puede ser un test que, unido al que pueden hacer ustedes mismos, nos dará la medida de la validez de los mensajes que nos llegan desde distintos lugares, ninguno de ellos inocentes. 

He realizado una pequeña encuesta en el inmueble que habito, con solo 28 vecinos, algunos de ellos muertos, y esto es lo que he encontrado. El hijo de un vecino, que estudia secundaria en un instituto, le ha pedido a su madre que le ponga un bocadillo mas grande, porque quiere compartirlo con un compañero a quien en su casa no se lo pueden poner. 

El hijo de otro vecino, forma parte del millar y pico de trabajadores de RTVV, que primero fueron despedidos, luego han sido readmitidos y ahora van a volver a ser despedidos, algunos con una edad y una formación profesional, de dificil encaje en los mercados de trabajo actuales. 

Otro vecino, soltero, ya metido en la treintena, cuyo contrato en una empresa de formación no fue renovado, es ahora un estudiante tardío en una facultad de la Universidad Politécnica, institución que le ha ofrecido un mini trabajo cuya retribución no le alcanza para una vida con independencia económica. 

Además de estas pesquisas he bajado a la calle, a dar una vuelta por el barrio, y he observado que el número de vehículos estacionados es muy superior al de hace unos años. ¿El sector del automóvil va sobre ruedas? A ver, los fabricantes de coches exportan mucho, pero la razón de que haya tantos vehiculos estacionados -he preguntado- es que sus dueños no los mueven, porque no tienen trabajo. 

¿Es creíble todo esto? Lo del bocadillo del joven del instituto, hace apenas unos años, me habría parecido increible, pero la seguridad de la fuente hace que me lo crea. La precariedad de los jovenes de 30/40 años, encaja con las cifras de desempleo juvenil que comienzan a alarmar hasta en Europa. 

Creerse, o no, lo de la luz al final del túnel, o lo del estudio del BBVA, es una cuestión subjetiva. Yo no me creo ni lo uno ni lo otro, en un caso, por un exceso de optimismo interesado, en el otro, porque los criterios científicos de esa proyección son solo certeros en apariencia. 

Al final, decido creer solo aquello que veo y oigo en mi proximidad. No descarto, quizás, en un futuro, creer en lo que no se ve, si me hago budista. 

En fin. Credibilidad.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 27-01-14.

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