miércoles, 1 de enero de 2014

EL DESIERTO

He bajado a la calle y estaba desierta, no se podía comprar nada, ni tabaco, ni prensa (creo que hoy no hay), ni tomar un café cortado, nada. Así que ¿era esto el año nuevo?. Anoche les dije a mis cuñados, después de tomar las uvas, ya estamos en 2014, ¿vosotros notáis algo?, yo no noto nada. Se ve que el efecto del cambio de calendario era diferido, ahora ya lo entiendo, el primer día del año semi nuevo es esto, un desierto.
(...)
Ayer por la tarde, cuando salimos a estirar las piernas, mi mujer compró un cupón de la Once, de esos que dan muchos premios, y se sortea hoy. Luego nos detuvimos delante del escaparate de una agencia de viajes y fantaseamos con el viaje que haríamos con el producto del premio. Volver a visitar Roma, o conocer el país de los flamencos y valones, tal vez los canales de Amsterdam. O visitar Túnez, desconozco si el desierto llega hasta Túnez, pero me atrae pasar una noche en el desierto. 

Tengo una foto de uno de mis hijos en el desierto, acompañado de un guía local. Ese es el tipo de visita que está a mi alcance, acercarme a una zona del desierto próxima a un lugar habitado, dar una vuelta por allí acompañado y pasar la noche envuelto en un saco de dormir en la terraza de una vivienda próxima a un campamento beduino, disfrutando de la esencia del desierto, de cualquier desierto, el silencio, o sea, la ausencia de ruido.

Esa misma condición silenciosa es la que he percibido hoy al bajar a la calle. Tal vez sea la misma sensación que se puede percibir visitando una iglesia renacentista vacía de fieles, o de infieles, vacía, vamos. El silencio es una ausencia que te invita a la meditación y el reposo espiritual.

Te olvidas del lado ruidoso de esta sociedad de la información que hoy está ausente, porque toca descanso. Aunque sea una vez al año, es de agradecer esta ausencia de argumentos que alarman, de titulares que tienden a confundir, hasta que te detienes en la letra pequeña, a veces aún así te siguen confundiendo, de sirenas estridentes,(tengo el parque de bomberos aquí cerca), de tubos de escape de motos exageradamente ruidosos, y del ruido sordo que circula por tu cerebro, invadido por falacias y eufemismos procedentes del discurso oficial, que casi siempre causa el efecto contrario al buscado por los oradores.

Silencio, si. Es de agradecer. Muchas gracias. Nos disponemos a marchar hacia casa de mis hijos y nietos que hoy nos invitan a comer. Antes de marchar, me permito desearles que disfruten, todo lo que puedan, de este primer día de silencio del año 2014. Solo es una tregua. Enseguida comenzará el fragor de la batalla política, comunicacional, aunque creo que en este mes, Enero, los parlamentarios no trabajan. Tal vez sea una prolongación del descanso, de nuestro descanso, de hoy. A ver. 

Lo dicho, feliz día del silencio. 

En fin. El Desierto. 

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 1-01-14.

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