sábado, 25 de enero de 2014

MONTORO, FALLERO

Da la impresión de que Montoro, que dicen que es ministro de Hacienda, se comporta como un payaso en el Congreso, ahora parece que es un payaso esquizoide. Cuando hace de serio, presiona y manipula a la inspección, o se inventa una amnistía fiscal a medida, y cuando hace de gracioso, se burla de las gentes de la cultura y de paso los machaca con impuestos, amenazando a unos y otorgando gracia a otros.

Uno de sus lados esquizoides acaba de amnistiar a las fallas, reduciendo a la mitad el IVA que grava esa actividad festiva. Chapó. Pero deja sin tocar el tratamiento fiscal de la cultura teatral que está en la UCI sin visos de recuperación. Que se jodan los cómicos. Ya se les entierra en tierra sagrada, con eso, es suficiente. (...)

Las Fallas debieron ser, en sus inicios, una fiesta salvaje, conectada con el uso ancestral del fuego desde que este se descubrió, en los albores de la humanidad, una celebración primitiva carente de simbolismos, hasta que la cohentor burguesa le añadió la ceremonia de trajes y abalorios que ha culminado con el fetichismo del balcón donde hay tortas para posar junto a una señora gruesa, con aire hombruno, que ejerce con autoridad su papel de jefa de la fiesta, como Montoro, el payaso esquizoide, ejerce el de amo de la Hacienda Pública, que antes se decía que eramos todos.

La complicidad entre ambos sujetos autoritarios, Rita y Montoro, está detrás de este reciente trato benevolente a la fiscalidad de las fallas. Conviene observar, que la fiesta y la cultura son dos actividades imprescindibles para el ser humano, y que no dañar a una y mortificar a la otra es una agresión a la supervivencia en tiempos difíciles.

El filósofo Sádaba dice hoy en la última de 'Levante' que 'La vida no tiene sentido pero hay que vivir como si mereciera la pena vivir'. La fiesta y la cultura son dos vivencias fundamentales para potenciar ese sentimiento de que la vida merece ser vivida, y un payaso esquizoide no es quien para atacar esas necesidades humanas de un modo tan mezquino como lo ha hecho, aunque ahora se haya plegado ante una compañera de partido para suavizar esa presión fiscal a nuestras fiestas de primavera.

Si será gruesa la capa de cohentor burguesa que el tiempo y los imbéciles han ido depositando sobre unas fiestas genuinamente populares que 'Levante' lleva hoy una página entera, la 26, con el discurso de García Margallo, a quien propuse vender como maestro de ceremonias a algún restaurante de lujo de París para mejorar la financiación autonómica, dedicado a la fallera mayor.

Una página entera, como si se tratara de la declaración de derechos humanos, o el tratado de adhesión a la Unión Europea, cosas mas propias de su ministerio, dedicada al ritual cohent de todos los años, consistente en un exhibicionismo social, carente del mas minimo sustrato popular y originario de unas fiestas que no nacieron para ser ocupadas, colonizadas, exprimidas, para hacer negocios desde el balcón municipal.

Por una vez, la intervención de García Margallo, junto a las gestiones de Rita con Montoro, habrá servido para que la industria de los artistas, de los pirotécnicos, sean salvadas de los excesos de presión fiscal y normativa a que eran sometidos, y hay que felicitarse por ello.

Conviene insistir en que la fiesta, sin cultura, es insuficiente para alimentar las necesidades de las gentes, y que parece mezquino aflojar el pie de la presión fiscal en una, y dejar en la estacada a la otra. No se trata solo de fiestas y teatro, están los escaparates del Arte, los Museos, que nunca estuvieron en una situación tan lamentable como ahora, o la música, abandonada en sus estratos mas fundamentales, las Escuelas de Música. Montoro, esquizoide como es, solo es sensible a las demandas de las gentes de su mismo partido, los demás, que se jodan.

Es lo que hay, hasta que ustedes, los que tienen el poder del voto, quieran.

En fin. Montoro, fallero.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 25-01-14.

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