martes, 28 de enero de 2014

FONSECA, MUY SATISFECHO.

En mi dilatada experiencia de lector de periódicos nunca había encontrado una imagen fotográfica de un entrevistado que fuera tan fiel a sus palabras transcritas en la entrevista. 'Levante' publica hoy, en la 10, una entrevista a Fonseca, Representante en España de la Unión Europea, un burócrata que está viviendo de ese cuento desde 1.986.

(...) El titular que abre la entrevista dice, 'No somos víctimas de un 'austericidio', la UE solo ha puesto la casa en orden', al lado del titular aparece la foto de Fonseca. Aparece cómodamente reclinado en un sillón, vestido con un traje bien cortado, camisa y corbata, su masa corporal revela unos pocos quilos de más, pero no demasiados, suficientes para indicar que está bien comido y bien bebido, mucha ensalada de langosta, supongo y alguna botella de Petrus, llama la atención la expresión de su rostro que indica, claramente, un estado de serena complacencia consigo mismo y con lo que hace, gracias a que nosotros pagamos su sueldo con el IVA.

El texto de la entrevista da a entender que lo que se aprecia en la foto queda confirmado con las palabras. Se enorgullece este hombre de haber salvado a los bancos pero, en otro momento de la entrevista, cuando le señalan los daños a los agricultores por la política de ayudas, señala que 'siempre puede haber afectados', algo así, añado yo, como los daños colaterales en las guerras del Pentágono.

La entrevista entera está llena de justificaciones acríticas para la política comunitaria y totalmente vacía de cualquier rastro de sensibilidad solidaria hacia las víctimas de esa política. Se nota que Fonseca es un hombre esencialmente satisfecho consigo mismo y con lo que hacen sus colegas.

¿Que hacer con este hombre para que aprenda a cultivar un sentimiento de solidaridad hacia quienes le pagan?

Yo propongo para Fonseca, y otros como el, un entrenamiento que tal vez puede mostrarse efectivo.

Primero, despedirlo, luego deshauciarlo, privarlo de su sastre, y tenerlo un tiempo rondando por los contenedores en busca de comida, pero no para siempre. Luego, readmitirlo, una vez haya tomado conciencia de como vive alguna gente a la que van destinadas sus medidas.

Si tal cosa sucediera, tal vez dentro de tres años, en otra entrevista a Fonseca, ya no presentará esa obscena expresión de autocomplacencia, aunque sin perder la sonrisa, comprobaremos que su discurso ha cambiado, se habrá vuelto mas sensible a las necesidades ajenas y menos complaciente en el juicio de sus políticas, mas crítico.

Temo que tal cosa no suceda, y en el futuro sigamos dependiendo de esos tipos insensibles, para los que solo somos víctimas colaterales de sus decisiones.

Fonseca, vete a la mierda, sí.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 28-01-14.

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