viernes, 31 de enero de 2014

EMIGRACIÓN

No se a que viene tanta propaganda de las familias con diez hijos y las soflamas de los obispos para que las  mujeres paran niños con malformaciones graves, será que como concluye el anteproyecto de ley del aborto de Gallardón, sus efectos serán un aumento de la población, con beneficios económicos, aunque difíciles de cuantificar.

Y digo yo, para que queremos mas españoles malformados si, los de mi generación al menos, llevamos a cuestas la malformación de cuarenta años de totalitarismo y no nos hemos librado de ella, la prueba es la cantidad de votos que reciben los políticos neo franquistas en esta democracia demediada.

No será mejor que, en vez de aumentar la población, nos pongamos en fila, uno detrás de otro, crucemos las fronteras y dejemos solos a los cuatro (son mas de cuatro) hijos de puta que han conseguido un efecto parecido al de la emigración masiva pues, sin movernos de aquí, nos han cambiado de país y ahora estamos viviendo en el mismo lugar, pero en otro tiempo que creíamos superado para siempre.
(...)
 Me ha inspirado esta introducción la última de 'Levante' que hoy lleva un reportaje que ensalza la familia de un médico que tiene nueve vástagos, además de un niño con síndrome de Dawn acogido. Vaya por delante que, desde que vi la película en la que actuaba Pablo Pineda, un Dawn de lo mas cachondo y divertido, comprendí que ese síndrome es un simple singularidad, como ser pelirrojo o albino, o bipolar, como yo, a condición de que la atención educativa y el entorno en el que se desarrolla le presten la atención adecuada para que pueda llevar una vida ordinaria. 

Otra cosa es que los canallas de los obispos estén defendiendo ahora la prohibición absoluta del aborto, incluso si el feto crece sin cabeza, como la mayoría de los políticos del PP, sobre todo Floriano, a quien se ve que le han implantado otra, peor que la original, o con bigote desde el cuarto mes de gestación, como Aznar, mientras no se oye su voz con suficiente fuerza para condenar la desatención a los dependientes ya nacidos, que está arrasando con los sistemas de protección social, residencias, centros de día, o penalizando con copagos.

Han de ser miserables, políticos y obispos, para traernos otra vez al escenario proto franquista, solo para hacer prevalecer su ideología trasnochada. Si se quiere preservar la población, habrá que crear las condiciones que aconsejen no emigrar, pero la tremenda involución social que ha procurado la derecha en tan poco tiempo, por el procedimiento del decreto ley, pone en cuestión un sistema que consiste en usar el voto para lo que al votado le da la gana, al margen de programas y expectativas del votante y eso, aunque lo parezca, no es democracia, en un sentido representativo y leal con los votantes.

Yo, hace cuarenta años que emigré, pero no del país, sino de mi mismo. Y me ha ido muy bien. Cuando me diagnosticaron algo tan serio como una psicosis maníaco depresiva, que llamo bipolaridad para suavizar su dramatismo, comprendí que debía emigrar de esa etiqueta y, con ayuda médica, ingresar de nuevo en el país de la normalidad.

Aquello me costó un esfuerzo, también a mi familia, pero conseguí ingresar de nuevo en un estado semejante a la normalidad, y ahora me encuentro con que, sintiéndome yo plenamente normal, cuatro imbéciles (mas de cuatro), nos han conducido a un entorno bipolar, marcado por leyes sujetas a la marcha atrás, sobre todo ahora que se acercan las elecciones europeas, que dudo que consigan una participación que legitime a quienes salgan elegidos. 

En los años sesenta se produjo una emigración masiva, relacionada con las mediocres oportunidades del régimen franquista, en la que el número de salidas se contaba por millones. Ahora es mucho peor, nos han cambiado de país, y aunque seguimos dentro, es como si viviéramos en otro tiempo.

El neo franquismo, junto con nuestros arcaicos obispos, han conseguido esa proeza. Ahora los sociólogos están cavilando cuantos años han de transcurrir hasta que todos recobremos la normalidad. Que sea pronto, aunque, dada mi edad provecta, no se si lo veré. 

En fin. Emigración.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN)

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