sábado, 18 de enero de 2014

LA TARTA

Volvemos a casa por la tarde, después de haber disfrutado de la compañía de unos amigos en Villamarchante, que nos han invitado a participar en la inauguración del paellero instalado en una casa que han alquilado para estar cerca de su nieto.

Después de participar en el encendido de los carbones para asar las chuletas, el embutido y esas cosas, hemos dado cuenta de esas viandas, acompañadas de un all i oli muy notable y un vino que pasaba muy suavemente por la garganta, de tal modo que hemos regresado a casa con la sensación de que el mundo es, después de todo, un lugar habitable.

La cosa se ha torcido cuando he recordado que tenía el periódico encargado, y estaba obligado a recogerlo, aún sin tener malditas las ganas de leerlo. Lo he leído, claro, y en la 34 de 'Levante' he encontrado las evidencias de que el mundo es, también, una pestilente tarta llena de mierda.
(...)
 La primera evidencia de lo que digo es una gran foto de Obama, bajo un titular que dice así, 'Obama se compromete a dejar de espiar a los lideres extranjeros aliados' ¿Como que se compromete? ¿Y solo a sus aliados?. Lo que Obama ya debiera haber hecho a estas alturas, si este planeta no fuera un montón de mierda, es destruir los miles de millones de datos personales recogidos indebidamente por sus servicios de escucha, a razón de 200 millones de sms al día, por no hablar de los contenidos de los servidores de Internet, y otras fuentes de información a las que no dejan de asomarse sin permiso. 

Vamos a ver, medio mundo se alegró cuando Obama ganó las elecciones, porque eso le permitió librarse de Bush, pero casi nadie debió pensar en aquel momento que este señor, demócrata de nombre, se arrogaría el papel del Gran Hermano de Orwell y permitiría funcionar a sus servicios de seguridad como una gran oreja cuya capacidad omnímoda supera todo lo que Orwell imaginó y adelantó en '1.984'. 

Por si fuera poco, este montón de mierda que adereza la tarta, se añade a la política de Putin que se permite publicar leyes contra los gais. Mi percepción personal es que esos señores, los gais, llevan camino de convertirse en una mayoría social, si he de atender a las confidencias que me hacen personas mas enteradas que yo, pero, precisamente por eso, por su condición de mayorías, al menos potenciales, no es ético legislar contra ellos. 

Luego está Maduro, el inmaduro personaje que tiene en sus manos los destinos de Venezuela. Un país con unos índices de criminalidad de los mas elevados de América Latina, no parece que merezca a un mandatario que, en lugar de limpiar el país de policías corruptos y meter en la trena a buena parte de los delincuentes peligrosos que campan por sus respetos, se centra en censurar las telenovelas como una medida eficaz para luchar contra la criminalidad. 'Maduro pide que se revisen las telenovelas por su contenido violento', es el disparatado titular que leo. La hostia. Este Maduro es la hostia.

Total, que vuelves de una grata jornada compartida con amigos, sin ver los telediarios, convencido de que el mundo es un lugar placentero, y la lectura del periódico del día añade a esa impresión otra, que el mundo es también una tarta cubierta de mierda. ¿Que hacer ante esta evidencia? ¿No comprar mas el periódico? ¿Asumir que el mundo es una extraña mezcla de cosas placenteras y cosas execrables? No sé. Otro día me lo planteo. Hoy aún estoy bajo los efectos de ese vino que pasaba tan suavemente por la garganta.

En fin. La Tarta.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 18-01-14.

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