He bajado al Maravillas y después de dar un vistazo al “Levante” he ido a buscar a un amigo, que me ha recogido con su flamante Golf de color rojo brillante, un coche con apenas dos mil kilómetros que olía intensamente a nuevo –el mío ha cumplido ya los ciento veinte mil kilómetros y su primer decenio-- y nos hemos ido al Marítimo, porque hoy es un día de tregua entre temporales y hay que aprovecharlo.
Un rayo de sol filtrado entre las nubes provocaba un efecto de color verde esmeralda en el mar, como si estuvieramos en Formentera, pero enseguida han predominado las nubes, aunque la temperatura era muy agradable y la ausencia de viento ha dejado una mañana muy apacible.
Mientras dejábamos morir la mañana, entre un café en El Trompo y una cerveza en Babor, dos de las muchas terrazas de las que se puede disfrutar en invierno en la playa de la Malvarrosa, hemos hablado de todo un poco y mi amigo, al que yo veo como un hombre de blancos y negros, poco dado a las matizaciones, ha afirmado que no existe la buena o mala suerte, que solo existe la suerte sin adjetivos.
Al regresar, antes de comenzar a hilvanar la entrada del Blog, he vuelto al Maravillas porque había visto una noticia que deseaba releer con mayor atención.
Se trataba del crimen de la maleta. Un hombre fue hallado muerto dentro de una maleta. Se han producido dos detenciones, y los titulares destacaban hoy las palabras de su compañera, que vino de Honduras, junto con el asesinado. “Vinimos buscando un poco de suerte y me lo han robado de seis puñaladas”.
Al leer de nuevo el titular, volvió a mi cabeza la idea de mi amigo sobre la suerte, que yo no compartía, pero esta vez ligada a esa noticia trágica, por eso estoy consultando el Espasa, a ver que dice de esa cuestión.
“Encadenamiento de los sucesos, considerado como fortuito o casual”, “Circunstancia de ser, por mera casualidad, favorable o adverso a personas o cosas lo que ocurre o sucede”, “Casualidad a la que se fía la resolución de una cosa” (cuando se opta por un procedimiento de azar para decidir), “Aquello que ocurre o puede ocurrir para bien o para mal de personas o cosas.”
La chica del titular dice que buscaba un poco de suerte, no de buena suerte. Mi amigo sostiene que solo existe la suerte, sin mas adjetivos. ¿Será que las personas que tienen mala suerte, consideran que no tienen suerte? ¿Hasta que punto la suerte, buena o mala, es una cuestión de azar?
Veamos, si usted va por la acera y se encuentra un billete de cien euros que nadie está reclamando como suyo, eso parece puro azar. Que usted haya coincidido en el momento y lugar precisos, en una ciudad de millones de habitantes y ese azar le haga un poco menos pobre es, efectivamente, un acontecimiento fortuito.
Si va usted a un casino, la cosa cambia. Puede que gane o no en la ruleta o el Blak Jack, eso también es cuestión de azar, de buena o mala suerte, pero son sus piernas y la voluntad de probar ese azar las que le han conducido al casino. Esto quiere decir que el azar influye en la vida de las personas, en distintos grados, y que es difícil distinguir cuanto de azar y cuanto de voluntariedad hay en los acontecimientos que imputamos a veces al azar.
En mi opinión, en las consecuencias azarosas de los acontecimientos vitales de cualquiera, hay una mezcla de carácter, azar y destino, aunque esta proposición no niega el hecho de que determinadas personas se ven mas favorecidas o perjudicadas que otras, por la buena o mala fortuna. En mi opinión no solo existe la suerte (el azar), sino también la buena o mala suerte, en el sentido de que nombramos de esa manera las consecuencias positivas o negativas para nosotros de algo sobre lo que creemos no tener control.
En el caso de la noticia del crimen de la maleta, no solo está la suerte de por medio, esas expectativas de mejorar la vida comunes a todo aquel que abandona su país en busca de mejor fortuna.En realidad, se trata de un caso muy trágico, yo diría que alcanza una intensidad de tragedia clásica, que podría haber salido de la pluma de W. Shakespeare.
Si es cierto lo que cuenta el diario, la chica, acompañada de su pareja y sus hijos, vino a este país, procedente de Honduras y como no tenía otro lugar donde alojarse, se puso a vivir junto a su madre y su compañero. Un episodio mas de los procesos de inmigración y reagrupamiento familiar, como tantos otros. El lado trágico de la historia surge cuando nos dicen que el compañero de la madre de la chica, es un antiguo novio de su hija. Si añadimos que la propia madre de la chica y su compañero son los presuntos asesinos del hombre que apareció en la maleta, el crimen adopta ya los perfiles de Macbeth o Ricardo III.
“Vinimos buscando un poco de suerte y me lo han robado de seis puñaladas”. Este no parece un caso en el que, de manera fortuita, uno se encuentra con el azar. Mas se parece al ejemplo del casino, en el que uno entra por su propio pie en un entorno –madre líada con el ex novio de su hija-- tan imprevisible y azaroso como la ruleta rusa.
La chica, cuya buena fe nadie pone en cuestión, ha declarado que la conducta de los presuntos asesinos de su pareja, su madre y su amigo, fue en todo momento acogedora y cordial, por lo que ella no pudo presentir en ningún momento el trágico desenlace.
Que rara es la vida, no? Los crímenes relacionados con las pasiones humanas son noticia cotidiana. Que la chica se metiera en un nudo pasional tan complicado como este, es menos corriente, al menos para quienes lo observamos desde fuera. Que buscara la suerte pasando por ese nudo de pasiones, solo lo explica el estado de necesidad. Si la chica, su compañero y sus hijos, hubieran podido pagarse un alojamiento para ellos, quizás el crimen no habría sucedido.
¿No será que mi amigo tiene razón, que solo existe la suerte, y que se nos revele como buena o mala suerte, no depende solo del azar, sino de esa rara mezcla de carácter, azar y destino, cuyas proporciones son tan difíciles de cuantificar cuando nos encontramos ante un acontecimiento tan trágico como este?.
¿Quien lo sabe?
En fin. La suerte.
LOHENGRIN. (CIBERLOHENGRIN.COM) 29-01-09.
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