jueves, 4 de febrero de 2010

DE MANUAL

El gobierno de España mantiene una deriva en sus políticas económicas y sociales, en el modo de elaborarlas y en la manera de presentarlas a la opinión que, a los mirones, nos parece, cuanto menos extravagante. Los mas informados, que no se limitan a mirar, sino que están en el ajo, como Tocho, --llamo así, sin ánimo de molestar, a Fernández Toxo, como muestra de mi sincera admiración hacia una de las figuras con mas sentido común de la escena política y sindical del país-- lo dicen con mas precisión hoy en 'El País'.

'Ofrece por entregas (el gobierno) un recital de ocurrencias y medidas improvisadas que no se corresponden con la seriedad y coherencias exigibles a cualquier gobernante' ..'son mas propias de un grupo de aficionados a la política que de un Gobierno'.

El comentario de Tocho parece que ilustra su percepción de una torpeza política evidente, pero, ¿ y si se tratara de otra cosa?. Repasando con atención los errores recurrentes del gobierno, se puede llegar a otra hipótesis. ¿No estarán siguiendo, con una manifiesta profesionalidad y competencia, el guión de un 'Manual para perder las próximas elecciones'?. Este punto de vista permite descubrir eficacia, donde otros ven solo incompetencia.

Cualquier manual para perder las elecciones, por básico que sea, incluye el asunto de las pensiones, y la forma en que lo está tratando el gobierno parece que corresponde a una estrategia de huida.

Dicen los antropólogos que, ante una situación de amenaza, el instinto conduce siempre a uno de estos tres tipos de respuesta: ataque, inhibición, huida. Si repasamos la actitud del gobierno ante la amenaza de la crisis, está claro que su primera respuesta fue de inhibición, quedarse quieto para ver si la amenaza pasaba de largo. Fracasada esa alternativa, parece que se decidió por el ataque, pero sus ultimas decisiones y sobre todo el modo de comunicarlas se parece mas a una fuerza instintiva que hace prevalecer el impulso de huida, dada la dimensión de la amenaza.

Sea como fuere, lo cierto es que las torpezas sucesivas y frecuentes de las políticas económicas y sociales del gobierno, con manual o sin el, sean deliberadas o instintivas, si la cosa no cambia, tienen toda la pinta de contribuir a la alternancia en el color del gobierno.

Los colores, solo son una sensación estética, pero para mi, como no consigo ser del todo libertario y conservo rasgos sectarios, no es del todo irrelevante que gobiernen unos u otros. Todavía soy sensible a los colores. Es evidente que al PSOE le vendría bien quedarse a verlas venir y que otro cargue con el muerto, que parece que va a seguir siendo cadáver hasta una improbable reanimación que no se presume cercana, pero quienes ahora observamos cierto nivel de torpeza política en el gobierno de un partido que, en teoría, tiene en cuenta los intereses de los menos favorecidos, conviene que recordemos la siniestra eficacia con que la derecha entra a saco en los asuntos sociales cuando se le da ocasión para ello.

De lo que se trata, en realidad, es de una situación objetiva, no ideológica, mas de cuatro millones de parados, un déficit público que destella como un semáforo, una productividad (no solo la del trabajo) que impide la (horrible palabra) competitividad de la economía, una especialización sectorial de la economía lastrada por el pasado, inadecuada para permitir una rápida salida de la crisis. Un elemento de permanencia importante en bastantes de esas ineficiencias, que se suele llamar estructural. Da miedo, ¿no? Sin embargo, todos los problemas tienen solución, menos la muerte.

La cuestión es que, cuando se aborda una situación, que es objetiva, el modo de abordarla, las recetas que se aplican, no son neutrales, están impregnadas de ideología y condicionadas por las relaciones de poder. Por eso mismo, los colores no son del todo indiferentes. Es posible que en algún momento lleguen a coincidir las recetas, pero su intensidad y el modo de aplicarlas puede respetar o agredir mas a unos que a otros.

Si tuviéramos otra cultura política, se podría plantear un gobierno de
concentración que tuviera en cuenta sobre todo los intereses del país, pero con los mimbres que hay, nuestra derecha autóctona enseguida los confundiría con los suyos propios.

Por eso, lamento profundamente que quienes llevan los colores que aún me producen un cierta sensación estética, se comporten como si siguieran el guión de un manual para perder las elecciones.

Todos los que hacen vaticinios, previsiones, proyecciones y demás oficios de brujería se suelen equivocar. No está en mi ánimo que esta entrada se lea como un vaticinio, solo se trata de un toque de atención para que quienes parecen seguir el guión de un manual, consideren otro libro de cabecera.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 4-02-10.

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