Hay días en los que uno no está para nada, o sea, que miras al espejo y no estás. En una situación así, tan inquietante, conviene palparse. Si te reconoces al tacto es que estás, pero tu imagen no aparece en el espejo, lo que puede ser un signo de vampirismo. El mordisco en el cuello que te dio ayer la vecina no era, como creías en tu ingenuidad, un signo de afecto comunitario, sino una acción de proselitismo, para sumar un nuevo miembro a la secta. Si no te encuentras, ni en imagen ni en cuerpo táctil, es que alguien te ha borrado de la realidad.
El borrado de Marichalar de las fotos de la familia real evoca, sin querer, supongo, las desapariciones de las fotos oficiales de los colegas de Stalin que caían en desgracia, pero aquello era mas definitivo porque a esos borrados precedía la desaparición física de sus adversarios políticos.
Al parecer, Marichalar va a ser despojado también, no solo de su imagen, sino de su condición de duque de Lugo. Es una putada, digo yo, que te den un ducado y luego te lo quiten, pero al duque ex-consorte tal vez le interesaba mas su patinete que esa dignidad de papel. A mi siempre me ha caído bien Marichalar, será porque no lo conozco, y a pesar de que hayan borrado su imagen en la casa real espero seguir viéndole en las revistas del corazón, cuando voy a la peluquería, que es de uvas a peras.
Todas las casas reales tienen experiencia histórica en hacer desaparecer a parientes y asimilados. Antes lo hacían de un modo mas sangriento, a cuchilladas, pero una prueba de que existe el progreso en la evolución de la civilidad es que ahora se limitan a borrarlos de la foto, respetando su integridad física, aunque les quiten algún ducado.
En estos tiempos convulsos puede ser un chollo que alguien te haga desaparecer, temporalmente, de la realidad. Los periódicos que sigan lanzando titulares apocalípticos, pero tu no te enteras, porque no estás. Los presidentes de los países mas debilitados por la crisis pueden seguir entonando la misma canción 'La prosperidad está a la vuelta de la esquina' , como hizo Herbert Hoover, el presidente que se comió el principio de la Gran Depresión en USA, pero yo no la escucho, porque no estoy.
¿Adonde te llevan cuando te borran de la realidad? Tal vez a una especie de limbo, sin espejos, sin periódicos, pero con una banda de música de esas que ahora están cabreadas, porque no cobran del Ayuntamiento de Heliópolis, o sea, de Rita la fea, porque alguien las ha borrado de la realidad de las cuentas públicas, de los presupuestos municipales. En ese espacio idílico solo escucharas las liras de los músicos y ningún ruido ajeno a la música te incomodará en tu estancia temporal en ese limbo.
Pues, oye, igual no está mal pasar una temporada borrado de la realidad. Tal vez, cuando regreses, las cosas habrán cambiado de manera radical. Los políticos serán otros, mas proclives al acuerdo, la negociación y a la defensa de los intereses generales. Quienes detenten el poder financiero habrán reconocido que su ejercicio tiene ciertos limites y obrarán en consecuencia. Los ciudadanos serán conscientes de que no se pueden demandar esfuerzos solo a otros, que ellos también están implicados en la defensa de los intereses del país, que no son solo individuales. Este triple reconocimiento habrá producido el milagro de la cohesión social, y la realidad que te encuentres al regresar será la de un país desconocido, recuperado de sus fragilidades, activo, moderno y respetuoso con las ideas y culturas ajenas.
En fin, creo que me he dejado llevar demasiado por la fantasía, no por la ficción de mi desaparición de la realidad –absténganse de enviar comentarios, porque no estoy-- sino por la descripción de un nuevo país imposible, demasiado liberado de conflictos. El conflicto es la forma natural en que se manifiesta la realidad y así hay que asumirlo, si quieres vivir en ella.
Si te molesta el conflicto, cásate con una princesa real, luego te divorcias, es un modo de que te borren de la realidad, tan molesta y conflictiva, a veces.
En fin. No estoy.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 12-02-10.
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