miércoles, 17 de febrero de 2010

KRUGMAN

He bajado al Maravillas y mientras le daba un vistazo al periódico local, un rumor sordo me envolvía. De ese rumor se desprendían frases insidiosas lanzadas desde sujetos que no tenían la menor idea de nada, ni siquiera del grado de estupidez de lo que decían, relativas a la situación general del país, política y económica. Hasta cierto punto, es normal que en el entorno de un bar de barrio marginal que frecuentamos gentes de clase baja, poco avezadas a entender los misterios políticos y económicos, se digan tonterías.

Lo que ya no parece normal es que un tipo como Paul Krugman, premio Nobel de Economía, diga también tonterías, y además las escriba y las haga publicar. Para entender esto, primero hay que asumir que, si ponemos una encima de la otra todas las tonterías que han dicho un montón de premios Nobel, desde Kissinger, pasando por Camilo José Cela, Al Gore, Obama y el propio Krugman, entre otros, el volumen de ese montón excedería el tamaño de la actual crisis económica.

Entiendo que Cela largara estupideces sin cuento para gratificar su propio ego, porque el ego de un escritor se suele elevar por encima de la torre de Dubai, pero de los expertos económicos, si además han sido distinguidos con el Nobel, cabría esperar mas rigor técnico, y menor egolatría.

He compartido en algunas páginas del blog las opiniones de Krugman en favor de aplicar una política de gasto público masivo para combatir la debilidad de la demanda en las economías occidentales, como respuesta inicial a la crisis. No comparto en absoluto su posición de que el Euro, la moneda única europea , es poco menos que una desgracia para las economías europeas en general, y para la española en particular.

El problema actual en las economías europeas no es la existencia de una moneda única, sino la falta de políticas económicas continentales comunes que refuercen con su congruencia ese instrumento monetario. En lugar de demandar que se implementen esas políticas, Krugman achaca al Euro todos los males.

En lo que concierne a la economía española, Krugman reclama !que vuelva la peseta!. Es cierto que la ausencia de una moneda propia impide aplicar el procedimiento sumario de la devaluación monetaria a las dificultades actuales, pero no es menos cierto que una medida así encarecería la deuda pública y las importaciones, quizás hasta en un veinticinco por ciento y para una economía como la nuestra, tan dependiente de las importaciones y de la deuda, las ventajas en la mayor competencia de las empresas exportadoras, se vería fuertemente disminuida por esos inconvenientes, además de suponer un franco retroceso en el impulso político de la Unión Europea.

Esta es una cuestión técnica y la posición de Krugman es también técnica, pero cuando roza la tontería y el delirio es cuando dice que España es como Florida, y que le iría mejor si fuera un miembro de la comunidad federal estadounidense, lo que equivale a decir que, en sus circunstancias actuales, no le conviene estar en la Unión Europea.

No se a que viene tanta hostilidad con la Unión Europea, un invento que solo por haber servido para evitar las guerras entre naciones durante mas de medio siglo merece un premio Nobel de la paz, que de momento nadie ha reclamado.

Los problemas monetarios de los países de la Unión Europea no se derivan tanto de la existencia del Euro, que ha sido un instrumento eficaz para hacer crecer los intercambios intra comunitarios, sino de la falta de decisión política para reforzar esa unión monetaria con la unión económica y política.

El análisis de Krugman es miope, parcial y porqué no decirlo, un poco
tonto, aunque venga de un Nobel de Economía. A ver si se pone al día, nos visita un poco mas, ofrece propuestas mas congruentes en una persona de su formación, y deja de confundirnos con Florida. Gracias.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM. 17-02-10.

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