jueves, 18 de febrero de 2010

EL ECLIPSE

El oscuro ministro de Industria, Miguel Sebastián, ha utilizado una metáfora igualmente oscura en favor de la energía nuclear. Según Sebastián, la peligrosidad de la tecnología nuclear es semejante a la de un eclipse de luna. A mi me parece que Sebastián compara de modo implícito la actitud de reserva de los ciudadanos que confían menos en esas tecnologías que en otras, con la de los hombres de Neandertal, a quienes la contemplación de un eclipse lunar debió producir un pánico irracional ante un fenómeno que no comprendían.

A diferencia de los Neandertales, que no tenían datos sobre el fenómeno del eclipse, a quienes no somos fans de la energía nuclear no nos falta información que soporte nuestra posición. Esa tecnología, tanto en su uso guerrero, como en su uso pacífico, ha producido mas victimas inocentes que ninguna otra. Si Sebastián sabe sumar, puede hacer un sencillo cálculo, a las de Hiroshima y Nagasaki, puede añadir las de Harrisburg y Chernobil, por no hablar de las pruebas francesas en el Sáhara y en el Pacífico.

En el aspecto técnico, para que no se diga que esto es pura demagogia, conviene recordar que el proceso tecnológico que ahora se sigue para la producción de la energía nuclear es el de la fusión, (Wikipedia) que consiste en la unión de varios núcleos de carga para formar uno mas pesado, liberando energía en ese proceso.

Durante décadas se nos viene diciendo que ese proceso de fusión va a ser sustituido por el de fisión, que consiste en la división del núcleo en dos o mas núcleos mas pequeños, liberando partículas de alta energía en el proceso (al parecer menos potencialmente destructivo), pero esa reconversión nunca llega y lo único que sabemos es que en el C.E.R.N. se anuncian y anulan esotéricos experimentos de física de partículas, de los que hay muy poca información.

En realidad, para entender la metáfora empleada por Sebastián hay que observar que la expresa en su condición de Ministro de Industria. Este ministerio, tradicionalmente, está, como su nombre indica, al servicio de la Industria. No al servicio de los ciudadanos, en cuanto no son titulares de acciones de empresas, energéticas, o no, o lo son solo en cuantía testimonial.

El hombre de Industria, en este caso Sebastián, está ahí como interlocutor de quienes reciben subvenciones, o aumentan tarifas energéticas con su autorización. Es verdad que ese compadreo también sirve para que las empresas energéticas colaboren con las medidas del gobierno, a regañadientes, por eso hablan las compañías de déficit de tarifas, que son los favores acumulados que le han hecho al gobierno, y que suelen tener una contrapartida que consiste en que, mientras dura el favor, se abstienen de invertir en infraestructuras, lo que suele provocar apagones, como cualquiera habrá podido comprobar mas de una vez. Supongo que es así como funciona la cosa en otras partes.

Luego están las energías renovables, que también reciben cuantiosas subvenciones del Ministerio de Industria. No tengo intereses, ni acciones, en negocios energéticos, ni nucleares, ni de renovables,pero, como de todos modos, al final Sebastián reparte las pelas del Ministerio, desde aquí le digo que prefiero que vayan a parar a energías limpias, no contaminantes, no destructivas, porque a diferencia de los Neandertal que sentían pánico al ver ocultarse la luna porque les faltaba información de un fenómeno que no comprendían, ahora hay disponible una gran cantidad de información para el que quiera buscarla, y no se puede engañar a la gente con una metáfora, aunque tenga un toque lírico.

Nunca me gustó Sebastián, para qué lo voy a negar, me parece un técnico oscuro, un político oscuro, con esa clase de oscuridad, nada lírica, que suele acompañar a los mediocres. Con ese uso que ha hecho de la metáfora del eclipse, me recuerda a Fraga, cuando se metió en el mar con calzones, en Palomares.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 18-02-10.

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