Una parte de la ciencia dedica cada vez mas recursos y esfuerzos a la búsqueda de vida inteligente en lejanas galaxias. Este hecho provoca en cualquiera que lo reconozca con algo de curiosidad una pregunta inocente ¿Es que aquí no hay?.
Intentar responder esa ingenua pregunta –casi todas las preguntas inocentes carecen de respuesta, o al menos de una única respuesta-- te lleva a un auténtico lío. La tentación de buscar en revistas científicas, diccionarios enciclopédicos, artículos de Wikipedia y otras fuentes, una definición consistente de vida inteligente, se revela inútil cuando has oído a un especialista en nutrición, entrevistado por Quintero en Canal Sur, afirmar que la especie humana ha prevalecido durante millones de años porque es omnívora, porque comer de todo le ha permitido superar todas las crisis planetarias desde que éramos bosquimanos, lo que parece indicar que, al menos en el plano biológico, el estómago es mas importante que la inteligencia.
Pero ese reconocimiento no anula la pregunta ¿Que es la inteligencia? Desde una actitud intuitiva, no contaminada por definiciones formales, yo diría que una cosa es el saber, el conocimiento, cuya posesión se suele asociar con la inteligencia, y otra muy distinta el uso inteligente que se haga de ese conocimiento, de ese saber. A juzgar por la observación de nuestra realidad planetaria, entendiendo por realidad la que nos permiten conocer los medios de comunicación y las experiencias personales, diría que es mayor el acervo de conocimientos, que el uso inteligente que hacemos de ellos. ¿Porqué?
Durante muchos años la inteligencia fue sobre valorada y se la consideraba una expresión racional del comportamiento humano, hasta que, desde Freud, se verificó que ese comportamiento obedecía, sobre todo, a impulsos irracionales que no eran visibles pero condicionaban las conductas aparentemente 'racionalizadas'.
Cuando los psicólogos asumieron esos postulados comenzaron a hablar de inteligencia emocional, que podríamos traducir, a efectos informales, como la inteligencia inteligente. Es decir, que asumieron que no bastaba el intelecto para producir una conducta inteligente, sino que se precisaba además un bagaje emocional, mas cercano al mundo de las emociones que al saber enciclopédico para que la inteligencia diera como resultado una conducta social productiva.
Vuelvo a hacer la pregunta ¿Es que aquí no hay vida inteligente?
Si entendemos la inteligencia como una cualidad encarnada en sujetos con una capacidad emocional adecuada, equilibrada y suficiente, la vida inteligente, a nivel planetario, sería el reflejo mayoritario de una conducta social productiva, lo que no quiere decir que se eliminaran los conflictos propios de una especie tan numerosa y diversificada como la nuestra, pero si que el modo de reconocer y tratar de reconducir esos conflictos sería el propio de una especie inteligente, lo que, en mi opinión, podría no ser el caso.
Antes de meterme en el lío conceptual de la entrada de hoy he bajado al Maravillas, en una mañana esplendorosa de falsa primavera, con el sol brillando como en Abril. El periódico estaba trincado, así que he comprado un ejemplar en el quiosco de al lado, luego he ido a por el pan y, de regreso, he echado un vistazo a la primera página, pero no tenía ningún contenido interesante, dos o tres tonterías sin el menor interés informativo.
¿Será que no hay vida inteligente en las redacciones de los periódicos locales? ¿O es que no hay vida inteligente en el planeta? Y yo que sé.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN.COM) 23-02-10.
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