martes, 6 de marzo de 2012

CINISMO

El Cinismo, con mayúscula, según mi viejo Espasa pre democrático, fue una escuela filosófica que nació de la división de los discípulos de Sócrates, de la cual fue fundador Antístenes , y Diógenes su mas señalado representante. Esto es el pasado, mas o menos clásico, pero hoy, el cinismo, con minúscula, aún se reconoce como una actitud humana que se caracteriza por el desprecio a las ideas ajenas y la desvergüenza en defender acciones vituperables. Yo mismo estoy cerca del cinismo, pero creo que es mas por la vía del descreimiento que por la del desprecio.

Una conducta cínica, en su sentido mas preciso, es la reiteradamente seguida por las personas mas significadas del poder municipal en Heliópolis, Rita Barberá, que hubo un tiempo en el que cabalgaba en una escoba de oro sobre una ciudad limpia y hoy se abstiene de hacer cuidar sus barrios mas extremos, y Grau, su teniente de alcalde cuyas declaraciones recuerdan cada vez mas tiempos pasados de vergonzoso recuerdo.
(...)
Cuando la alcaldía estuvo en manos de Pérez Casado, alcalde socialista, el número de abucheos y hasta agresiones de que fue objeto, fue directamente proporcional al de los actos públicos que se celebraban en la ciudad, y las acciones de aquellos energúmenos, que a veces se extendían a la presidencia de la Generalitat, eran celebradas en la intimidad por los que ahora se rasgan las vestiduras porque los jóvenes protestan bajo el balcón del Ayuntamiento.

Este ejercicio del peor cinismo se produce a cuenta de la falta de memoria colectiva, pero a quienes conservamos el recuerdo de aquellos vergonzosos hechos, no nos cuadran las hipócritas lamentaciones de las actuales autoridades municipales quejándose de unas protestas que, en su conjunto, van dirigidas a los poderes públicos, no a la expresión, digamos folclórica, de la que se rodean.

No hay que confundir, creo yo, autoritarismo con fascismo. El autoritarismo, es una expresión del carácter, del temperamento, mientras que el fascismo fue una forma de organización social que en España encontró una expresión particular, el nacional catolicismo, del que si bien aún se aprecian ciertos rasgos en la actualidad, no es el modo de organización social actual.

Dicho esto, es evidente que nuestra alcaldesa es, en lo mas básico, una persona con temperamento colérico, autoritario, y que esa singularidad de su carácter se expresa tanto en el modo de ejercer su poder municipal, como en las declaraciones que hace.

Su teniente de alcalde, Grau, en cambio, da la sensación de que en el lo autoritario está mas cerca de lo ideológico que de lo visceral. Es decir, recuerda mas un modo de organización social propio de la antigua dictadura, que a alguien con poco control temperamental.

Lo que no ofrece duda es que esa combinación de temperamento colérico y concepción política obsoleta, está en la base de las declaraciones contrarias a los manifestantes que expresaban sus opiniones, y en la actitud cínica de tratar de confundir conductas aisladas, que se suelen dar en todo acto de esta naturaleza, con un afán deliberado y colectivo de molestar a personas cuya presencia en el balcón, en principio, no tiene ningún carácter político.

Por otra parte, las declaraciones en demanda de no politizar las fallas, son contradictorias con la crítica política inherente a esa fiesta crítica y satírica. Tuve ocasión de ver en la calle a algunas comparsas en la cabalgata del 'ninot'. Una de ellas hacía una crítica feroz del asunto de Emarsa, cuya responsabilidad municipal no se pude eludir, bajo el lema 'Las aguas negras de Valencia' y estoy en condiciones de asegurar que la agresividad de esa crítica era notablemente mas fuerte que todo lo que se haya podido escuchar bajo el balcón municipal.

Para juzgar la gestión municipal, manifestaciones y protestas aparte, basta con leer detenidamente el recibo por el suministro de agua. Comprobar que el agua solo asciende a menos de un tercio del total facturado, y que todo lo demás incluye la financiación de chanchullos como el de Emarsa, bajo el epígrafe de Emtre, ayuda a entender porqué la comparsa de la falla citada incluía en su desfile a un grupo de guapas traductoras de los ejecutivos de Emarsa, y porqué un ejecutivo trajeado cerraba la comitiva dando latigazos al personal.

Todo este lío del trato a las falleras por algunos manifestantes, debería ser sustituido por una buena información pública sobre los chanchullos que se han producido en un ente en el que estaba presente el Ayuntamiento, y que ahora se materializan en los recibos que se cobran a todos los usuarios por el suministro de agua, y en los que ese concepto no alcanza siquiera un tercio del recibo. ¿Nos lo pueden explicar Grau y Rita, tan ocupados ahora en asuntos folclóricos?.

En fin. Cinismo.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 5-03-12.

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