viernes, 2 de marzo de 2012

DEMOLICIÓN

He dudado entre la palabra derribo y demolición para comenzar este artículo y al final he elegido demolición porque me parece mas literaria, aunque no solo por eso. Antes de leer 'Árbol Adentro' de Octavio Paz, 'La noche...vasta demolición que se acumula..' mi memoria visual y textual ya se había decantado por esa expresión, no solo mas literaria sino mas precisa e irreversible que el simple derribo.

Un derribo sugiere los restos de un edificio del que aun quedan muros en pie, junto a montones de ladrillos de una pared quizás derribada por el viento, `pero la demolición evoca a un numeroso equipo de soldadores cortando minuciosamente con sus sopletes las vigas de acero de una estructura, para dar paso después a los expertos en explosivos que colocan sus cargas de tal modo que después de la explosión que levantará una inmensa nube de polvo, dejarán solo un desnudo y árido solar donde antes se levantó una estructura habitable.
(...)
Mi idea de la demolición viene de antiguo. En los setenta pase una semana en París, visitando a un amigo que vivía en la rue Saint Sauveur, cerca de allí estuvo el mercado de Les Halles, pero entonces solo había un gran agujero, los cimientos donde mas tarde se construiría el Centro Pompidou, aunque en las calles cercanas aún se podía ver deambular a los clochards que buscaban subsistir
en los alrededores de lo que fue el mercado. Sentados en la calzada, ofrecían su mercancía obtenida de los contenedores, sardinas podridas, zapatos de un pie, cosas así.

Años después, en una visita al Ivam, tuve ocasión de conocer una película rodada por un artista americano, Gordon Matta Clark, que recogía el testimonio gráfico de la demolición del mercado. Una película larga, que se recreaba con minuciosidad en las labores de esa demolición, que fue totalmente artesanal, no se emplearon explosivos, pero al final, no dejó huella alguna, no solo del edifico demolido, sino del rico entramado de relaciones sociales que se debió tejer en aquel histórico mercado.

Desde entonces, creo tener instalada en mis variadas memorias la sustancial diferencia entre el derribo, que siempre deja huellas de lo anterior y, tal vez, permite reconstruirlo, y la demolición que es, entre otras cosas, una radical destrucción de las entramados pre existentes, un intento de destruir hasta su memoria.

La derecha española, a lomos de una mayoría absoluta que le ha sido concedida por medios democráticos, lo que demuestra que nada es infalible, ni siquiera la democracia, se ha lanzado a un proceso de demolición, cuya evidencia afirman todos los días los discursos de sus voceros, sin que ninguna institución, sindical, o no,
proceso de contenido social, o negociación colectiva, quede a salvo.

Tal parece que esta jauría movida mas por instintos puramente ideológicos que por criterios de racionalidad,quiere convertir en un solar,tras su minuciosa demolición, el delicado edificio construido por medio de los equilibrios de fuerzas políticas que han elaborado a lo largo de decenios unos entramados sociales donde han coexistido, con buenos resultados, las distintas sensibilidades de las gentes que habitamos este país.

El tono radical de los discursos y declaraciones de ministros y directores generales de este gobierno que tuvo el apoyo mayoritario en las urnas, está impregnado del lenguaje de la extrema derecha mediática, ya no es fácil distinguir entre unos y otros, y todos ellos y sus discursos, son la metáfora exacta de un equipo de demolición que destroza el edificio social y expulsa de la política, hacia la marginalidad, a quienes no piensan como ellos.

Con ser grave la situación económica del país, el número creciente de parados´que se genera cada mes, la actitud de la derecha gobernante es lo que menos necesitamos para lograr un objetivo común, que nos concierne a todos, lograr un acuerdo para hacer un esfuerzo colectivo, en la dirección correcta, sin que ese esfuerzo, necesario, se haga a costa de masacrar a los segmentos mas débiles de la sociedad.

La responsabilidad de esta situación, de este intento de demolición de los entramados sociales de este país es, primero, de quienes la ejecutan, también, claro está, de quienes les han conferido la mayoría absoluta para hacerlo. Ningún partido político tiene méritos suficientes para que se le de un cheque en blanco. Quienes se lo han dado al partido de la derecha, tal vez perciban, ahora, el verdadero alcance de ese acto electoral, la demolición sistemática del edificio social.

En fin. Demolición.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN)2-03-12.

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