jueves, 1 de marzo de 2012

EVERGLADES

Ayer vi una película en la Filmoteca, dirigida por Nicholas Ray, que tiene el gran mérito de presentar ante nuestros ojos, con todo su esplendor y belleza natural, un paraje que ya no existe con el carácter virgen que muestra la fotografía en color que se usaba en la época en que se filmó.

Se trata de los Everglades, un humedal de la península de Florida, muy visto en series modernas de televisión cuando sus intrincados canales eran ya frecuentados por esas horribles embarcaciones propulsadas por una gran hélice posterior, a bordo de las cuales viajan los policías fluviales de Miami.

La película, la protagoniza un jovencísimo Cristopher Plummer, en el papel de defensor de la naturaleza, algo impensable en la época que reconstruye, en la que Miami es un poblacho con calles sin asfaltar, por donde pasean las señoras con sombreros de plumas.
(...)
El lucrativo negocio del suministro de plumas para los adornos, obtenidas de las aves del humedal, que son liquidadas por decenas de miles por la banda que controla el pantano, dirigida por un tipo nacido en el humedal y que lo considera suyo, a quien interpreta Burl Ives (La gata sobre el tejado..), acompañado de Peter Falk, (Colombo) cuando aún no era un actor conocido por la serie de televisión, es el eje de la película que a través de los encuentros entre el ecologista pionero y los rufianes que cazan las aves, permite un extenso recorrido cinematográfico por un lugar asombroso, que sin duda ahora estará ocupado por puertos deportivos, hoteles y zoológicos para uso de los turistas.

Si vives cerca de un humedal, como es mi caso, aprecias al ver esta película una sorprendente semejanza entre los colores del ocaso en los Everglades y en l'Albufera, son naturalezas muy semejantes y su expresión estética es parecida, pero lo que mas choca de la película de Ray es su carácter inclasificable, pues inaugura un género del que creo que es la única muestra, lo que podríamos llamar el western ecológico.

El arranque de la película, con Plummer estropeando el tocado de plumas de una señora y reprendiéndola por su uso, y su detención posterior, da el inequívoco toque ecológico al film, y el duelo entre el naturalista y el rufián del pantano, con una escena memorable de borrachera colectiva en la guarida de la banda, en la que Plummer y Burl Ives se reconocen por primera vez como almas idénticas, aunque cada una ha seguido un camino diferente que las enfrenta, junto a la escena nocturna en que uno debe mantenerse despierto para no ser muerto por el otro --un clásico del western-- le dan a esta película, reconstruida por la filmoteca portuguesa, un carácter de joya única de la cinematografía de todos los tiempos.

El conflicto que presenta la película entre conservacionistas y desarrollistas, está claro que se resolvió a favor de los segundos, no hay mas que ver las modernas series de televisión filmadas en esa parte de Florida para intuir que lo que ha quedado de los Everglades es solo una parte ínfima de lo que fue. Por eso esta película tiene un doble valor, el cinematográfico, y el de testimonio de un paraje único que solo subsiste en su integridad en el celuloide.

Al salir de la sala de la filmoteca, me pareció apreciar en la plaza del Ayuntamiento de mi pueblo, los pitos, los gritos de protesta, el motor del helicóptero que giraba por encima de las azoteas de los edificios, una cierta atmósfera de conflicto, como si los que protestaban quisieran conservar algo que otros les quieren quitar, pero me fijé y no, mi pueblo no es Everglades, aunque tenga un humedal cerca, pero la atmósfera de conflicto que se prolonga desde hace semanas, es algo parecido a la defensa de unos valores por el naturalista, y la actitud de la banda del pantano, que quiere apropiarse de los recursos que son de todos.

En fin. Everglades.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 1-03-12.

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