He vuelto de dar un paseo por el rio viejo, ahora reconvertido en parque urbano, mas parecido a un entorno natural que a un jardín palaciego, gracias al toque de los paisajistas. Mientras el guiso de carne con la salsa sobrada de la carrillada se reconvierte en el fuego, he dado un vistazo a la entrevista que publica 'Levante' a Vicente Garrido, Criminólogo y doctor en Psicología, que versa sobre la corrupción.
(...)
Garrido, parece que se ha criado en las faldas de un cura, por lo que le cuenta al periodista. Mira que decir que 'La gente corrupta es por definición gente poco íntegra. Aquellos que tienen un sentido hedonista de entender la vida...'. Vamos a ver, el hedonismo, según mi viejo Espasa pre democrático, es una doctrina que proclama como fin supremo de la vida la consecución del placer, y, según yo mismo, es un camino a la perfección del alma por la vía del placer, algo vinculado a la cultura clásica greco latina, en oposición a la preferencia por el sacrificio y el dolor de las heridas mas propio del masoquismo cristiano.
Asociar la corrupción con el hedonismo es un típico caso de miopía sectaria, propio de quienes carecen de la visión amplia que toda profesión con elementos antropológicos, como la criminología y la psicología, debe practicar.
En lo que si estoy de acuerdo con Garrido es un su afirmación de que el perfil de los corruptos se caracteriza (dice que esto está en discusión) porque 'Los corruptos son personas inútiles, no saben hacer otra cosa. Están en política porque han encontrado un modo fácil de vivir, de tal manera que no han desarrollado otras cualidades profesionales'.
Refuerza esta afirmación el hecho de que, buscando en los archivos de la Seguridad Social
los datos de algunos de estos parásitos, no hay forma de encontrar la prueba de que hayan cotizado por empleo alguno antes de dedicarse a la política. Zaplana, que se ha salvado de ser imputado por corrupción por intercesión divina, es el paradigma de político que nunca cotizó antes de arrimarse a la mamella. Sospecho, aunque no tengo datos que lo confirmen, que Blasco también.
El Hedonismo, una actitud que huye del esfuerzo y el sacrificio, que busca el placer y la belleza, no tiene nada de corrupto, ni incita a la corrupción, puede estar mas cerca de la
resignación budista, que del logro material, pues está mas vinculado con el progreso del espíritu, que con la vulgaridad de lo material.
Las diversas ideologías cristianas, católicas, protestantes, calvinistas, luteranas, todas ellas defensoras del sacrificio, ya ven a donde nos han traído. Y toda la representación
dolorida y penitente de estos días, está impregnada de una pulsión masoquista mas que evidente. No comparto con Garrido su visión del hedonismo. La vida es demasiado corta
para hacer de lo placentero una expresión de la corrupción.
Carpe Diem. Disfruta el día.
En fin. Hedonismo.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN)8-04-12.
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