miércoles, 4 de abril de 2012

PALABRAS

"En un lugar de la tarde me encontré con las palabras que no eran mías, sino fruto de un momento, de una situación, de un estado de ánimo. Las palabras ajenas estaban ahí, yo nada sospeché de su existencia, afloraron en la materialidad del relato como un trozo de madera emerge tras un naufragio, con ellas trajeron su propio ritmo, su música, de cuya sonoridad no soy en absoluto responsable.
(...)
Hay un volumen de palabras ocultas en al área del lenguaje de nuestro cerebro y, al parecer, cuando alcanzan un nivel de saturación, las palabras se desbordan, como el agua en una pila al dejar el grifo abierto, salen solas y se ponen en el orden que quieren, componiendo las frases, las oraciones, las formas del lenguaje, sin que su supuesto poseedor tenga nada que ver en ello.

Es posible que ese sea el verdadero proceso de la creación literaria. Luego, quien escribe, añade su memoria, sus experiencias, o sus sueños, y da una apariencia de relato lógico a algo que, en esencia, surge de un modo espontáneo, irracional, de la estructura de su cerebro, que, por cierto, no es suyo, sino que el, quien escribe, es propiedad de ese órgano desconocido en su mayor parte, que determina la conducta.

Ese proceso no es exclusivo de la creación literaria, es mas evidente en la música y en las demás artes, pero así como los músicos y los artistas han tenido experiencias que confirman esa secuencia del pensamiento creativo, los escritores, muchos escritores, llegan a creer que son ellos, solo ellos, los autores de sus relatos, que estos surgen, en lo esencial, de su voluntad creativa, y esa exageración les lleva a pensar que son los creadores de sus personajes, que el origen de su escritura es casi sagrado y ellos, claro, son semidioses.

Los surrealistas pusieron en cuestión ese orden lógico del proceso creativo, dieron importancia, sobre todo, a los impulsos espontáneos del pensamiento, por delante de la racionalidad, en eso fueron unos adelantados de la neuro ciencia, que luego ha confirmado que la mayor parte de nuestra conducta tiene una base irracional, que luego racionalizamos.

No tengo ni idea de porqué he puesto estas palabras, que no interesarán a casi nadie. En cualquier caso, el surrealismo pasó de moda. Ahora, vivimos en un mundo racional. Aunque, cualquiera que se moleste en observar, como yo, dudará de que el mundo actual sea, precisamente, racional."

En fin. Palabras.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN)4-04-12.

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