martes, 11 de septiembre de 2012

GOYA, DON QUIJOTE Y CIA.,S.A.

Estaba yo el domingo por la tarde tocándome los huevos --en el sentido figurado de no hacer nada, no en el activo masturbatorio que lleva ahora de cabeza a una concejala traicionada-- en la casa de la sierra. Mientras la radio ponía, con un suave sonido de fondo, escenario a esa pereza, la emisora la emprendió con uno de esos programas ómnibus, como autobuses de dos módulos, y su conductora preguntaba a un ilustre psiquiatra, que dijo cosas muy pintorescas y entretenidas. Ejemplo. Goya era bipolar.

Vamos a ver. De entrada, eso es una ucronía. En tiempos de Goya, que yo sepa, el término clínico bipolar no se había incorporado al lenguaje de los galenos. Mas bien, estos andaban todavía con la panacea del sangrado. Si el paciente sometido a sangrado no se curaba, se le sangraba todavía mas. El mismo remedio que aplica ahora al país Rajoy que, encima, no es galeno, solo registrador de la propiedad.

No es mi intención negar al psiquiatra que intervino en el programa sus muchos méritos, antes al contrario, alabo la clasificación que hizo entre talentos, genios y sabios, precisando que los primeros son superdotados, entre los segundos, muchos han hecho descubrimientos esenciales para la ciencia, de los terceros, mas escasos, dijo poco.

Al hablar de la bipolaridad, el psiquiatra precisó que, cuando el bipolar se encuentra en una fase de ligera exaltación, o hipomanía suave, a veces se le confunde con los genios, pues su puntual y transitoria lucidez puede llevarle a que descubra algo útil para los demás, antes de que la fase aguda de ese ciclo convierta su entendimiento en una noria.

Mi máximo respeto para el galeno, quien ha recibido doctorados de honor de múltiples universidades, ninguna de ellas cuenta en las listas de las mejores, pero sus rectores sin duda han buscado para si el honor de contar con un doctor de su categoría.

Ahora bien, aparte de lo de Don Quijote, que también tiene miga, me choca que el galeno no se haya referido, dada su afición por la ucronía, a César, Alejandro el macedonio o Napoleón, en su discurso, y haya silenciado el papel de la megalomanía entre los trastornos, junto con las ideologías, que mas daño han ocasionado históricamente a los frágiles humanos.

(...)  
De Goya, ¿que decir?, el galeno afirmó que su condición de bipolar fue visible en sus relaciones con las chicas, y, sobre todo, en su pintura negra. Con respecto a lo segundo, creo que el psiquiatra ha olvidado que Goya se quedó sordo como una tapia, y que tal vez esa privación tuvo que ver con el color de su última pintura. De las chicas, nada diré, me falta información.

Ahora bien, casualmente vi en la tele, ayer,unas imágenes de uno de sus cuadros, pintado cuando José Bonaparte mandaba en España. Ese cuadro incluía un marco con una leyenda. Lo verdaderamente revelador es que fue retocado dos veces, primero, para borrar el nombre de José Bonaparte y sustituirlo por el de la Constitución de 1812, y luego, cuando Fernando VII --alias el Hijo de Puta-- consagró el absolutismo, volvió a ser retocado, lo que parece indicar que, de un lado la megalomanía --piensen en el encargo de Alvarez Cascos al pintor Antonio López para su retrato de las Cortes, ahora anulado-- y de otro las ideologías, son los trastornos mas frecuentes entre quienes se dedican a la vida pública, y entre quienes siguen esos avatares desde una perspectiva sectaria (como yo mismo).

Los mas conspicuos personajes históricos de la megalomanía, --y tal vez de la bipolaridad, u otros trastornos-- fueron César, Alejandro y Napoleón, pero no han sido los únicos. En el modesto marco territorial de la Comunidad Valenciana, y en el estrecho período de los últimos quince años, hemos tenido sobrados ejemplos de la pulsión megalómana de sus dirigentes y, como ha dicho Esperanza Aguirre de los arquitectos madrileños, aunque luego ha sido obligada a rectificar públicamente por estos, que no se han conformado con sus disculpas privadas, lo malo de los megalómanos es que sus (malas) obras, perdurarán después de que ellos hayan muerto. 

Fue el personaje de Don quijote bipolar, megalómano? Yo que sé. En lo que, al parecer, hay acuerdo, es en que personalizó el reflejo inmortal de la contradictoria alma española, la que constituye la esencia mas honda de un pueblo. Contradictoria porque, de un lado, en el tiempo actual sobrevive el Toro de la Vega, un 'festejo' que calificaron, justamente, los corresponsales de prensa extranjera en un espacio de El Intermedio, en la Sexta. De otro lado, las Organizaciones no Gubernamentales, honradas, que las hay, tienen cada día mas colaboradores activos, a pesar de que el sinvergúenza Blasco, desde su sillón de Conseller de Bienestar Social haya herido su prestigio público.

De todos los trastornos citados por el galeno, en su entrevista emitida el domingo por la tarde, la esquizofrenia, la bipolaridad, y los que no citó, la megalomanía y las ideologías, tengo para mi que el mas grave para el conjunto de la población es la ideología. 

Cuando los decretos de quien manda en la política, en lugar de ir dirigidos al buen gobierno de la sociedad, se convierten en vehículos de una ideología concreta, que ni siquiera representa a la mayoría real de la población, nos encontramos ante un trastorno social, mucho mas grave que las peculiaridades que se encargan de diagnosticar los psiquiatras, sobre sujetos que representan una parte ínfima de la población.

El ilustre galeno acabó su intervención confesando su satisfacción cuando tiene la suerte de curar a un paciente suyo. Y digo yo, aludir a la suerte como un elemento curativo, ¿no nos devuelve a los tiempos de la magia, del chamán, del hechicero? No sé. 

En fin. Goya, Don Quijote y Cía, S.A.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 11-09-12.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios