viernes, 14 de septiembre de 2012

UNO

La vida en sociedad tiende a disolver la unidad de la persona, en ocasiones hasta extremos excesivos, si bien en ciertos entornos, esa cesión de la unidad en favor del grupo está justificada por la supervivencia, en los conglomerados humanos que son las modernas sociedades urbanas, la socialización del individuo, sobre todo en el plano de la información, tiene, a mi entender, efectos perversos.

Uno puede entender que en las estepas de Mongolia el individuo se confunda con la tribu porque de otro modo no sobreviviría. Es algo propio del nomadismo, del auténtico, no de ese moderno nomadismo del individuo solitario que viaja por el planeta para salir en la tele.

Mas cuestionable es que el individuo moderno, urbano, se haya convertido en un objeto ínfimo de la macro economía que nos cuenta por millones sin considerar nuestra individualidad. En nuestras sociedades, uno de cuyos paradigmas mas influyentes es el fútbol, la ética grupal defiende el equipo por delante de las individualidades, aunque haya excepciones como Cristiano Ronaldo, quien parece ir a su bola, y en el mundo empresarial, por la influencia norteamericana, el trabajo de equipo es una máxima que, procedente del deporte, se ha incorporado a la religión mercantil.

Así, lo que pasa en el grupo, la tribu, o la sociedad, que los medios de información se encargan de transmitir todos los días, se superpone con una potente influencia a lo que sucede, o no, en el ámbito del individuo, de tal modo que su sensación de estar en el mundo como persona individual, queda oscurecida por el ánimo tribal que prevalece en la percepción de la realidad.
(...)
El individuo se diluye en la tribu, para sobrevivir, pero esto es necesario en las heladas tundras. En las sociedades urbanas, es la tribu la que precisa de los individuos para su supervivencia. Individuos formados, consistentes, con criterio, críticos. Hay quien dice que constructivos.

 ¿Constructivos? En pocos lugares del mundo, como aquí, se han aplicado millones de individuos a tareas 'constructivas' en tiempos recientes, que han dado como resultado centenares de miles de casas deshabitadas, mientras que quienes ayudaron a construirlas, que abandonaron prematuramente sus actividades formativas, están ahora en un limbo ocupacional y formativo. 

Para que los individuos que han de garantizar la supervivencia de la tribu respondan a la tipología de formados, con criterio, consistentes, críticos, alguna clase de sistema educativo permanente y progresivo debe garantizar esa formación. 

¿Que tenemos aquí? Un sistema cambiante que da un vuelco legislativo con cada nuevo gobierno que llega al poder. Gabilondo, el rector, intentó un pacto de Estado para la Educación Pública, para dotar de estabilidad y progreso al sistema, por encima de intereses de partido. No lo logró.

Ahora tenemos a Wert, Werth, o como se llame, dando otra sacudida ideológica al vapuleado sistema educativo, con aires de retroceso hacia el viejo modelo centralizador, sexista y franquista. No parece que el resultado de todo esto vaya a ser bueno para la formación de los miembros de la tribu. 

Y sin embargo, la tribu necesita, para su cohesión y progreso, ahora mas que nunca, individuos formados, con criterio, consistentes, críticos. ¿Tan difícil resulta de entender esto por los hechiceros?. Al parecer, si.

En fin. Uno.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 14-09-12.

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