lunes, 17 de septiembre de 2012

LEVITANDO

En la atmósfera traslúcida, ligera, flota la tarde de septiembre. La voz de José Hierro suena en la radio. Cuenta, después de muerto, su infancia cántabra, de mares y de soles, y cajas de cerillas.

El sol, en plena sierra, golpea la fachada de la casa vecina, azul y blanca, de pueblo marinero, como si en lugar de las viñas vacías, habitara una calle de Larache.

Las almendras se secan en la mesa redonda, desprendidas del árbol con técnicas de ordeño. Despojadas de su chaqueta verde, ofrecen sus óvalos de madera a la luz cenital, que los seca despacio.

El aire no pesa, es una nada leve, limpia de sólidos, de polvo, de impurezas. Invita a levitar, a volver al origen, antes de que fuéramos células siquiera; a volver al destino, partícula invisible de ese cielo traslúcido, ligero, que no pesa.

En esta tarde de septiembre leve, decido quedarme a levitar. Nada de siesta, de sueño, duermevela. Lúcida vigilia. Por fin, lo consigo. Floto sobre las viñas.

En fin. Levitando.

Hola, de nuevo.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 17-09-12.

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