jueves, 27 de septiembre de 2012

OLIGOPOLIO

Se dice que hay una situación de oligopolio cuando existe un mercado dominado por un número reducido de vendedores, en el que la competencia entre empresas prácticamente no existe, pues se prescinde de ella mediante acuerdos expresos o tácitos entre quienes controlan la oferta, que afectan a precios, calidades o cantidades ofertadas, con la finalidad de mantener una situación de privilegio.

Se utilizan muchos recursos de marketing y publicidad por parte de las empresas oligopolísticas, para crear una barrera, por la vía de lo elevado de la inversión, que dificulte a otros acceder a los mercados cautivos.

Seguro que están ustedes pensando en empresas energéticas, o de telefonía, como ejemplos típicos de oligopolio, yo también, pero, esta mañana, he bajado a por tabaco al bar de los locos y, en el expositor del quiosco que se comunica con el bar, he visto una muestra elocuente de otra clase de oligopolio, el de la información, al menos en lo que se refiere a los acuerdos tácitos o explícitos para desinformar, cuando conviene, al público lector.
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No encuentro otra explicación para entender el silencio extendido en casi todas las primeras páginas sobre el acontecimiento de la máxima actualidad en estos días, la presencia en el Congreso de miles de manifestantes reclamando un cambio de rumbo en la política nacional y reprobando a su clase política.

Parece evidente el deseo de enterrar, cuanto antes, la repercusión pública de este acontecimiento que ha trascendido a la prensa mundial y que algunos dicen que daña la imagen de España. 

A esos, hay que decirles que usar conceptos de marketing para analizar situaciones sociales no contribuye a entenderlas, a encauzarlas, a encontrar una vía de solución a las reivindicaciones, porque se trata de personas, no de productos, y por tanto, los eslogans simplistas que hemos oído en boca del ministro del interior, de la vice presidenta del gobierno, incluso de algunos comunicadores, solo contribuyen a dar la razón y a exacerbar los ánimos de quienes protestan, reprueban a la clase política con la expresión 'no nos representan' y, a partir de hoy, ignoraran todavía mas a los medios de comunicación tradicionales que optan por ignorar la raíz de las protestas.

He oído repetidamente un argumento que trata de desautorizar la expresión 'no nos representan', aludiendo a los veinte millones de votos de las últimas elecciones. Es posible que, hasta ese momento mismo, el de su depósito en las urnas, el voto fuese representativo pero, desde el minuto siguiente, el partido en el gobierno se ha cargado esa representación por el medio de incumplir sus promesas electorales, incluso haciendo lo opuesto a lo que figuraba en el contrato electoral, que eso es un programa, por confuso y difuso que se presente.

En cualquier país con una democracia verdadera, esta situación se resuelve mediante las elecciones anticipadas, no desautorizando, o ignorando, las protestas fundadas. 

Hasta que no se cambien los sistemas electorales, primen las listas abiertas y se de mas peso a la elección directa en relación a la proporcionalidad, quienes se llenan la boca presumiendo de demócratas, desautorizando o ignorando las justas demandas sociales, como si fueran una expresión de actitudes anti sistema, deberán explicar que clase de democracia es la que defienden, si una limitada en la que algunos presidentes de autonomía se están deshaciendo de las minorías, por el medio de reducir sus diputados, u otra mas verdadera que recoja las justas aspiraciones de lo que a mi me parece el segmento mas informado del electorado, y que arbitre los mecanismos para canalizar esas aspiraciones por la vía parlamentaria. 

Mientras eso sucede, si es que sucede alguna vez, sería bueno que cuando escuchamos los argumentos de los defensores a ultranza de nuestro muy mejorable sistema democrático, analicemos los elementos de esa argumentación,el tema que nos ofrecen, la tesis que sustentan, si es objetiva o subjetiva, si está cargada de veracidad, o por el contrario, de falsedad, que conclusión ofrece, si la debemos aceptar o no. 

La prensa escrita de hoy, en general, ni siquiera se ha molestado en argumentar nada, en favor o en contra, de las reivindicaciones de los manifestantes del congreso. Simplemente, las han ignorado, al menos en las primeras páginas. Ellos sabrán porqué. Afortunadamente, nos queda Internet.

En fin. Oligopolio.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 27-09-12.

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