jueves, 8 de agosto de 2013

EL ESTADO

'El Estado soy yo' es un tópico histórico, atribuído al Rey Sol, otro tópico histórico. 'El Estado de Derecho' es otro tópico, este contemporáneo, muy querido, sobre todo, por la derecha. El Estado somos todos, parece una expresión menos tópica, mas verdadera, sobre todo ahora que el Estado está en quiebra, jurídica, por la incorporación de hombres de partido a los altos tribunales, financiera, si atendemos a lo que cuenta hoy 'Levante', 'Las pérdidas del Banco de Valencia costarán el doble al Estado' --¿porqué lo escribimos con mayúsculas, como si fuera Dios?-- y democrática porque la lengua y la mano de Lagarde, FMI, y Oli, gobierno de Bruselas, prostituyen una función esencial del Estado, la protección de los ciudadanos que contribuyen a su sostenimiento.

Parece llegado el momento de reunirse en la plaza pública con botellas de cava y brindar por la desaparición del Estado, pero hay un problema, si bien los primeros anarquistas abominaban de la existencia del Estado como forma de organización social, muchos de los actuales son funcionarios del Estado, y no están por la labor.
(...)
En mi opinión, hay un error de percepción de la situación actual, no es la llamada crisis económica la causa de las desventuras de un tercio de la población, a ojo, sobre todo en los países del Sur de Europa. Las gentes han pasado por épocas de relativa escasez, de penurias sin fin, y esas épocas de vacas flacas, de relativa pobreza, se han vivido como una experiencia solidaria, en la que las desigualdades extremas, en los medios materiales y en el trato recibido del Estado, no han generado fracturas sociales tan evidentes como ahora. 

¿Porque, si es así, esto es así?. Tiene que ser porque las estructuras del Estado nunca han estado tan habitadas, tan penetradas, como ahora, por poderes ajenos a quienes lo sostienen, que están generando unos niveles de desigualdad entre los grupos sociales desconocidos en la historia reciente. 

Parece llegado el tiempo, como llegó en otros momentos históricos, de desprenderse del Estado y encontrar otras formulas de administración de la convivencia social, jurídica, financiera y democrática, ya que el instrumento que nos ha legado la historia, ha perdido su razón de ser. 

No se trata de reformarlo, sino de hacerlo desaparecer, de sustituirlo por formas directas, comunitarias, articuladas, de organización social, mas resistentes a la colonización infecciosa de sus órganos, por los Rajoy,Lagarde, Oli, y todo el numeroso ejército de servidores del Estado que al parecer, lo sirven, o se sirven , de el, pero no sirven a quienes hacen posible su existencia, los ciudadanos.

En Heliópolis hubo una experiencia histórica, poco divulgada, en la que la sociedad se organizó sin la presencia del Estado. Se montaron colectivizaciones ácratas, entre otras razones, para mantener la capacidad de producción que necesitaba el gobierno republicano, las empresas siguieron funcionando sin patrones, que habían huído, algunas incluso mejor que antes, pues se hicieron inversiones necesarias que sus antiguos dueños no habían hecho. 

Si alguien tiene dudas de lo que digo que busque testimonios de historiadores fiables, y estadísticas de producción. Es cierto que el entorno era una situación de guerra, pero, si funcionó, ¿no funcionaria ahora,   que vuelve a haber una situación de guerra que, aunque no declarada, no es incruenta.?

He puesto el ejemplo del mundo de la empresa, pero en realidad estoy pensando en todas las actividades del Estado, en entregar el Estado a los ciudadanos, que se organicen, como único modo de evitar que las circunstancias económicas actuales sean agravadas, profundizadas, manipuladas, usadas, tal como se está haciendo ahora, de modo que no es la crisis económica en si misma la que nos debe agobiar, ha habido otras resueltas mas solidariamente, sino el modo criminal en que el Estado, sus controladores, la usan para incrementar sus cuotas de poder. 

¿Como hacerlo? Ese es otro tema. De momento solo se me ocurre que sin imitar las estructuras y los modos de organización actuales del Estado. Si no tenemos en cuenta esa premisa esencial, tal vez el resultado sería todavía peor que lo anterior. 

Aun es pronto para quedar a tomar una copa de cava en la plaza pública, pero conviene ponerlo a refrescar para cuando llegue el momento. 

En fin. El Estado.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 8-08-13.

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