viernes, 7 de noviembre de 2014

LA LEY DEL SILENCIO

'La ley del silencio' es una película de 1.954, interpretada por Marlon Brando. Según  cuenta You Tube, el jefe del sindicato portuario utiliza métodos mafiosos para controlar y explotar a los estibadores de los muelles de N. York. Tony Malloy (Brando) se ve implicado en uno de sus crímenes, se arrepiente de su vida pasada y es convencido para que acuda a los tribunales, rompa la ley del silencio que impera en el puerto y cuente lo que sabe.

Malloy (Brando), es visto por los mafiosos portuarios como un chivato, un arrepentido, y le dan una soberana paliza. Cualquiera que haya visto la película recordará el lamentable estado en que queda Brando, por no haber respetado la omertá.

Traigo este comentario aquí, precisamente hoy, por una coincidencia. Mi mujer, que suele visionar alguna película en video casete, ese formato desaparecido que ella conserva y acaba de enriquecer con un legado de doscientas películas que un amigo común ha puesto a su disposición,  ha elegido esa película para pasar el rato antes de que salgamos luego con unos amigos. Esa película trata sobre corrupción portuaria. Pues bien, esta mañana en la tertulia de los viernes, alguien ha mencionado la imputación de Rafael Aznar, presidente del Puerto de Valencia. O sea, corrupción portuaria.

La película es de 1.954. La gestión de Aznar, por lo que he podido ver en Wikipedia, viene, al menos, dese 2003, de modo que ha tenido mas de diez años para ensayar la malversación y la prevaricación que se le imputan, con lo que hay que suponer que ha alcanzado el nivel del jefe del sindicato portuario de la Ley del Silencio.

El tiempo transcurrido entre ambos hechos, uno ficticio de 1.954, pero seguro que basado en la realidad portuaria de N. York, y otro real en 2014, relativo al Puerto de Valencia, parece indicar que el medio portuario es proclive a toda clase de chanchullos y corruptelas, en cualquier tiempo, en cualquier lugar.
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Rafael Aznar, no parece haber sido objeto de la venganza de un chivato, sino que durante todo estos años en que ha debido hacer mas o menos lo mismo que ahora sin ser imputado, ha gozado de la indiscutible protección que implica la pertenencia a una organización como el Opus Dei.

El modo peculiar en que se financia esta organización, participando de los chollos inmobiliarios que ponen a su alcance sus miembros influyentes, o directamente a través de sus donaciones, tiene una contraprestación en forma de protección por parte de aquellos personajes públicos, incluído algún que otro magistrado, que explica la soberbia de estos tipos cuando los pillan en un renuncio. Se creen invulnerables, inalcanzables ni siquiera por la acción de la justicia. 

Algo está cambiando en la magistratura, en la fiscalía, y aquellos que se creían a salvo por su condición de personas influyentes vinculadas a organizaciones poderosas, hoy, ya no lo están. 

Desde siempre, el puerto de Valencia ha albergado toda clase de personas y cosas, desde funcionarios de aduanas que hacían la vista gorda, guardias civiles que miraban solo en contenedores donde no había contrabando, latas de cangrejo ruso que habitaban las despensas de los funcionarios mas ordinarios, pero también ha tenido Presidentes de la Autoridad Portuaria cuya gestión no fue puesta en tela de juício, a alguno lo conocí personalmente y me consta su honestidad. 

Ha tenido que llegar Rafael Aznar, un tipo de honestidad mas que dudosa, para que la corporación esté en boca de todos, y no hay que olvidar que hay docena y media de Instituciones que forman parte del Patronato, entre ellas Ayuntamiento y Diputación, y que el tribunal que se ha pronunciado ahora sobre el caso Nóos, reprocha ahora que se dejara fuera de la instrucción a Rita, la alcaldesa, y a Camps, el meapilas. 

Algo está cambiando en la justicia, los que hasta ahora se sentían protegidos, blindados, puede que tengan motivos para pensar que, al final, tendrán que dar cuentas de sus actos. 

En fin. La Ley del Silencio.

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 7 11 14.

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