miércoles, 27 de mayo de 2015

CONRAD

He bajado al Maravillas y he leído los titulares del periódico con tanta precipitación que no me acuerdo de nada. Después he ido al Aula de Comunicación pero no había clase, estaban ocupados en una charla sobre huertos urbanos, pero nosotros somos más de huertos rurales. No me imagino a Encarna consintiendo que vayamos a cavar en Agosto en los huertos urbanos, teniendo tanta faena en los de la casa de la sierra.

Cuando volvía a casa, antes de lo previsto, pensaba, ¿de que escribiré hoy? y, sabiendo que tengo centenares de libros en los estantes se me ha ocurrido elegir uno para empezar la entrada de hoy. Entre los cuarenta y cuatro ejemplares de un estante, he elegido un libro de Conrad, 'El corazón de las tinieblas' porque recordaba que tiene uno de los comienzos mas literarios que conozco.
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"La Nellie, una yola de crucero, giró sobre el ancla sin el menor movimiento de las velas y quedó inmóvil. Había subido la marea, apenas soplaba el viento y, puesto que se dirigía río abajo, solo le quedaba fondear y esperar el cambio de la marea."

Otra de las singularidades de este libro aparece en la página 41,

 --"Cuando llegue al interior, conocerá al señor Kurtz.

 Le pregunté quien era el señor Kurtz, y el se limitó a responderme que era un agente de primera clase. Al comprobar mi decepción ante una respuesta tan escueta, añadió, muy lentamente y dejando la pluma sobre la mesa:

--Es un hombre excepcional. 

Gracias a mi insistencia averigüé que el señor Kurtz estaba a cargo de un enclave comercial, uno de los mas importantes, en el auténtico reino del marfil, en el verdadero corazón de la selva." 

La singularidad de estas palabras de Conrad es que Kurtz, su personaje de 'El Corazón de las tinieblas', inspiró el del coronel Kurtz, en la película de Coppola Apocalípsis Now, interpretado por Marlon Brando, y que ambos personajes resultan ser un análisis de lo que solemos entender por la naturaleza humana. 

Uno de los tópicos mas repetidos, yo mismo lo uso de vez en cuando, es que la naturaleza humana no cambia, es decir que pasan los siglos y, pese a la evolución tecnológica y política, las pulsiones del egoismo, la ambición, siguen presentes, porque están arraigadas en esa naturaleza. 

Como todo tópico, toda generalización, algo de cierto tiene, pero requiere de algunas puntualizaciones para ser expresado con mayor precisión. Primero. Los hombres no son iguales, otra cosa es que tengan iguales derechos, etc. Segundo, puede que en su conjunto, ciertos aspectos de la naturaleza humana sean inmanentes, pero la naturaleza de un individuo, siendo básicamente la misma, se manifiesta, a lo largo de su vida, de modo distinto.

De modo que no solo cada indivíduo es único en su individualidad, sino que su actitud, su conducta, su apego o desapego a principios y valores es, o puede ser, variable a lo largo de su vida. 

¿Adonde quiero ir a parar?. No estoy seguro. Quizás a contestar a algunos internautas cuyos comentarios he visto en la prensa, en el sentido de que es indiferente quien gobierne, porque todos son de la misma ralea. 

No. No digo yo que no llegaran a serlo si se eternizaran en el poder pero, ahora mismo, en este tiempo de verano abierto por la llegada al poder de muchas personas que no vienen de estructuras antiguas, anquilosadas, es decir, cuya naturaleza humana no está lastrada por egoísmos y ambiciones, ni por relaciones de grupo partidarias en el sentido tradicional, hemos de suponer que las actitudes y las conductas de estas personas, aún compartiendo los caracteres genéricos que tienden a igualarnos, se diferencian por la ilusión, la solidaridad y la franqueza con la que llegan a la vida política. 

Ahora solo queda esperar que esa condición se mantenga en el tiempo, durante un periodo lo mas largo posible, antes de que el manido tópico, la naturaleza humana no cambia, intente hacerse presente de nuevo. 

En fin. Conrad.

 LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 27 05 15.

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