lunes, 11 de mayo de 2015

DIVORCIO A LA ITALIANA

Regreso del Aula de Medios un poco desorientado, después de una clase dedicada a que los alumnos, por grupos, introduzcan en el ordenador sus trabajos relativos a publicidad, para el fín de curso. Como a mi grupo le ha precedido otro, hemos estado casi toda la mañana sin participar activamente de la clase, lo que ha resultado un poco aburrido.

Mientras caminaba de vuelta a casa, pensaba de qué voy a escribir hoy en el blog, sin tenerlo nada claro, cuando ha salido de mi memoria la expresión 'Divorcio a la italiana', ya saben, aquella película de Mastroianni, pero trayendo ese tíulo a un contenido de plena actualidad.

Aclarado esto, me dispongo, sin más, a comenzar.
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Los numerosos, y contradictorios, sondeos electorales que salen cada día a la luz, o la oscuridad, públicas, requieren de una interpretación para intentar comprender que está pasando en la política española. 

Aventuro mi propia interpretación, tan insolvente como cualquier otra. En mi opinión, muchos votantes del partido popular han decidido divorciarse de ese vínculo, hartos de las infidelidades y malos tratos a que los ha sometido en la última legislatura, sin embargo, otros muchos electores que han votado a la derecha, se comportan como esposas sumisas, que a pesar de haber recibido palos y pasar por la humillación de que les llevaran  la querida a casa, no se atreven a romper su vínculo, ni siquiera a llamar al teléfono de asistencia a los maltratados, algunos puede que pensando que si buscan nueva compañía, les saldrá aún peor.

Esa situación, que yo asocio a las crisis de pareja, que requieren la intervención de consejeros, abogados y jueces, tiene en los programas de la Sexta que se emiten el domingo por la noche, en particular en el de anoche, una fuente de información para ayudar a decidir si, finalmente, uno se divorcia de las fuerzas políticas mayoritarias a las que ha estado votando, y se busca un nuevo novio. 

Ver a los candidatos a alcaldías importantes expresarse a preguntas de la periodista es una fuente de información directa, no solo sobre sus programas, sino sobre la clase de personas que son. Escuchar al señor Trías pronunciarse sobre su sueldo, el más alto de los alcaldes españoles, o sobre los coches oficiales, la seguridad, los escoltas, todo eso, te da una información de primera mano, en este caso no sobre el PP, sino sobre la convicción de que, de vivir en Barcelona, lo último que se te ocurriría sería votar a Convergencia. Trías dió la imágen, con toda naturalidad, de que él representa, sin darse cuenta, no a los políticos de la casta, sino a una concepción de la política del siglo XIX.

Luego escuchas al candidato a la alcaldía de Sevilla y percibes que su discurso tiene una frescura muy actual, pero no tienes modo de saber si es un gran actor, o tiene la capacidad de hacer lo que dice.

Cuando interviene el alcalde de Santander, del PP, no se desvía un ápice del discurso de su partido, pero percibes, sobre todo si has visitado Santander, que es un buen gestor municipal, no como los saqueadores de Madrid, o Valencia, de su mismo partido.

Al escuchar al candidato municipal de otra ciudad, de Ciudadanos, se nota de modo ostensible que ese partido, ahora mismo, representa al Ibex-35, pues su dominio del lenguaje tecnológico y tecnocrático está al mismo nivel que el de cualquier presidente del consejo de las firmas que, al parecer, lo patrocinan.

Vuelvo a los sondeos y mi interpretación de sus resultados es que, efectivamente, el electorado va a divorciarse de la mayoría absoluta con la que ha convivido, el PP, pero va a divorciarse a la italiana, en el sentido de que la fragmentación del voto entre las distintas minorías, va a llevar a una situación de gobiernos compartidos, de escasa cohesión y durabilidad, un escenario muy semejante al que se vivió en Italia cuando la Democracia Cristiana perdió la mayoría, y se entró en una espiral de gobiernos cortos y sucesivos, con extraños emparejamientos, que protagonizaron una etapa de inestabilidad política, y sin embargo el país siguió funcionando con su PIB y sus exportaciones, como si tal cosa.

Conviene tomar nota de que la economía italiana no sufrió lo mas mínimo con la fragmentación del voto, para dar su justo valor a la estrategia del miedo que practica el PP en esta campaña, 'Yo o el caos', dicen. Es mentira, aunque a sus propios votantes, a quienes han golpeado, maltratado y engañado, les haga no decidirse a buscar muevas compañías, para liberarse de un matrimonio indecente. Al menos, esa es mi libre interpretación de los sondeos.

En fin. Divorcio a la italiana.
LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 11 05 15.

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