viernes, 8 de mayo de 2015

DIEZ POR CIENTO

No piensen que el título de la entrada de hoy va de comisiones cobradas por políticos corruptos, eso de mil ...dos mil.....tres mil...doce mil...de eso ya se ocupa la prensa diaria, aunque estoy esperando que algún periodista de investigación de verdad nos informe de la suma acumulada de todos los saqueos de que hemos sido objeto, en las últimas legislaturas, al menos los que pagamos impuestos con los que se satisfacen esas comisiones, que somos la inmensa mayoría, hasta los niños que compran chuches, por referirme a uno de los saqueadores. No. La cosa va de minorías.

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El tema, las minorías, ha surgido con toda naturalidad, al huír del viento que sopla en la terraza del Maravillas he entrado en el interior y mientras terminaba de tomar un cortado me ha llegado el turno para leer el Levante. 

Lo miraba distraidamente cuando he visto la representación gráfica del último sondeo pre electoral para las elecciones que se avecinan. Un lío de grafismos y cifras que ni te cuento. Yo ya tenía alguna idea de lo que pienso votar, pero me he dedicado a un ejercicio absurdo, cerrar los ojos y situar la yema del dedo índice --porqué le llaman yema, si no es un huevo-- al azar, sobre uno de los cuadritos decorados con las siglas de las formaciones que se presentan a la ceremonia electoral.

Al abrir los ojos he visto, con sorpresa, que mi dedo se ha posado, a ciegas, sobre una de las opcioones que tenía en mente que, según el sondeo, reúne el diez por ciento de la intención de voto. Cojonudo, formar parte de una minoría, uno de cada diez de algo, ha sido siempre una aspiración secreta de mi ego no muy escondido. 

No ocultaré que la opción elegida al azar es Compromís, Enric Morera, ni mi relativo desencanto al comprobar en otra página que Morera se ha formado en los Escolapios. A ver, no tengo nada contra los Escolapios, ni contra quienes se han formado allí, sucede que soy parte de la tercera generación de una familia libertaria, naturalmente agnóstico, aunque a veces Rouco y los suyos hacen que me comporte como un furioso ateo. 

Bien, a pesar de eso, me fascina ser parte de una minoría, uno de cada diez. Ya formé parte de una minoría así cuando ingresé en la Universidad por la puerta de atrás, es decir superando una prueba específica diseñada para quienes no habían cursado bachiller, en tiempos de Villar Palasí, --que paradoja, en plena oscuridad franquista te daban becas y facilidades para ser universitario, ahora te ponen las tasas a un precio imposible, reducen las becas y el profesorado, esto no quiere decir que el franquismo fuera bueno, sino que estos son mucho peores-- aprobamos uno de cada diez, y yo pude obtener una licenciatura de cinco años en una dsciplina de la que ahora, en alguna medida, reniego, Economía General. Debí elegir algo de Letras, mi vocación tardía.

Cuento esto porque uno de mis compañeros de universidad, ingresado por el mismo procedimiento, era secretario del Colegio de los Escolapios y por las tardes nos reuníamos allí con un profesor contratado para aprender Análisis Matemático, una barrera que, si no aprobabas los dos primeros cursos, daba con tus huesos en la calle.

Realmente, fuimos una minoría interesante que incluyó a un experto en econometría que pronto fué llamado por una entidad financiera aragonesa, para que se hiciera cargo de todo su tinglado informático a nivel nacional.

Tambíen colaboré, ya licenciado, con un sindicato minoritario anarco sindicalista, --joder, esto parece un currículo-- lo digo para insistir en que se me podría calificar de especialista en cosas minoritarias, sin vocación de mayorías. 

En conclusión, mi relación de amistad con alguien de Escolapios y la tendencia minoritaria de mis actividades, pese a mi condición de heredero emocioanal de una familia libertaria, podría aconsejarme votar a Compromís, a Morera, pero tampoco descarto votar otra cosa, o no votar, que sería lo más coherente si atiendo a mis antecedentes familiares.

Por último, no hay que despreciar, al votar a un partido minoritario, que podrías empujar a sus representantes a gobernar con la Bruja Barberá y, si este ser poco humano, cuando disfrutaba del poder absoluto, se comportaba como lo hacía, que les hará a los representantes de formaciones minoritarias cuando los tenga al lado como moscas cojoneras. No quisiera estar en su pellejo.

 En fin. Diez por ciento. 

 LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 8 05 15.

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