martes, 5 de mayo de 2015

CRÓNICA DE BENICASSIM 2015 (2)

(Crónica escatológica de Castellón)

He bajado al Maravillas, trato de recuperar mis costumbres habituales después de nuestra estancia en Benicassim, pero la lectura del periódico, en particular la columna de Emili Piera y los demás artículos de opinión, me han llevado a rememorar nuestros paseos por Castellón, que casi tenía olvidados, y esa es la razón de esta crónica escatológica, que comienza con la visión desde el autobús de las instalaciones de Porcelanosa y concluye con una visita a diversos lugares de Castellón, un paseo ajardinado lleno de palmeras, que recuerda la explanada alicamtina, una visita al mercado, todo ello adobado con un encuentro nocturno con Carlos Fabra, que tuvo lugar hace años en la acera del palacio de Presidencia en Heliópolis y otras notas de mi memoria que, no sé porqué, se han vuelto a hacer presentes tras esta visita.
(...)
En una de nuestras andanzas en autobús por la plana de Castellón, pasamos junto al complejo industrial de Porcelanosa, un conjunto de edificios de construcción lujosa que albergan las diferentes empresas del grupo. Una leyenda urbana cuenta que Soriano, el propietario de la firma, se paseaba en bici por el pueblo, con un aire casi desarrapado, mientras su lujoso chalet en Peñíscola era cedido a Aznar y su familia para que pasaran allí el verano. 

No recuerdo bien si por aquel entonces Aznar nos había metido ya en la guerra de Irak, pero lo que es del todo cierto es que ya estaba implicado en el invento del pádel, por entonces un deporte minoritario, ahora, un deporte casi exclusivamente de los peperos, a quién si no se le ocurriría jugar a semejante chorrada. 

La prueba de lo que digo está frente al hotel que nos acoge, una gran pancarta anuncia un club deportivo que termina con la expresión CP, Club de Pádel, todo ello un resíduo de la presencia de Aznar por aquí cerca, cuando Soriano le pagaba las vacaciones.

En cuanto a Carlos Fabra, es imposible pasear por Castellón sin percibir su influencia en el raro urbanismo de la zona. La gran extensión ocupada por el campo de Golf, y la escasa presencia de golfistas, parecen indicar que este fué uno de los sitios favoritos de Carlos Fabra para hacer sus negocios orales sin peligro de ser grabado. 

Rus, en el supuesto de que la voz grabada contando billetes sea la suya, cosa que no hay que dar por cierta hasta que se confirme, o no, debería haber imitado al mafioso de Castellón y venir aquí para contar, mil, dos mil.. hasta doce mil euros, dos millones de pelas tú.. 

A algunos les puede parecer excesivo el adjetivo mafioso dedicado a C. Fabra, eso es porque no se lo encontraron como yo, ya anochecido, con sus gafas de sol puestas, --tiene una lesión ocular que le obliga a llevarlas a cualquier hora-- por la acera de Presidencia, dispuesto a entrar en un coche con las lunas tintadas.

Esa imágen, mas expresiva que las de la serie de los Soprano, explica esa adjetivación, aunque hay que decir que los líos penales de Fabra se derivan de la traición de un amigo, como ahora parece ocurrirle a Rus, con lo que ambos, y otros muchos más de su cuerda, ponen de moda ahora los dramas Shakesperianos, solo hay que dar un vistazo a las páginas de opinión de Levante para comprobar hasta que punto es esto exacto. 

El urbanismo de Castellón, del Grao en particular, tiene cosas singulares. Además de las esculturas de Ripollés, que están por todas partes, con su aire más fallero que escultórico, aunque he de decir que en el campus de la polítécnica de Heliópolis, Ripollés tiene una escultura realista de un toro bravo, que demuestra su talento al margen de sus excentricidades, el paseo copiado de la explanada alicantina contiene esculturas de otros artistas, en particular una, de arcilla, de una mujer artista, que se está desmoronando porque, claro, la arcilla, sin un revestimiento añadido que la proteja de la intemperie, no durará ni dos meses más.

Al final del paseo, recalamos en la terraza de lo que nos pareció un bar, y resultó ser el Hogar del Jubilado, vaya sitio lujoso que han encontrado los tíos para instalarse, nada menos que en pleno jardín, en el mejor paseo del Grao. Me recordó otro Hogar del Jubilado, que citaré cuando haga la crónica de Peñíscola, pero ya adelanto que ese sitio, junto al puerto, es uno de los mejores lugares de toda la costa española --la hemos pateado casi toda-- para tomar pescados y mariscos, de una calidad superior, a precios razonables. Dos dobles de cerveza y un sepionet, 7 euros. Bien, ¿no?. 

Ahora viene la parte que justifica el título entre paréntesis de esta entrada escatológica. La cosa es que el último día de nuestra estancia en Benicassim, manifestamos nuestra oposición a participar en reunión alguna del colectivo que acompañamos en el viaje, y nos fuimos, a nuestro aire, al mercado de Castellón.

Un mercado instalado bajo bóvedas de cemento, con una docena de calles llenas de puestos de venta, que requiere mas de una hora para ser paseado, si eres varón, si eres mujer, dos horas o más, no porque ellas sufran alguna disfunción al andar, por lo que se entretienen mirando cositas. Ojalá yo pudiera entretenerme así, pero no me han enseñado. Como fui con mi mujer, tuve que pedirle por favor que nos sentáramos en un chiringuito a tomar algo, para descansar un poco.

La presión del líquido ingerido me llevó a toda prisa hasta el WC, y allí pude comprobar una mejora respecto a nuestra visita del año pasado. Efectivamente, el pasado año, en una visita como ésta, al entrar en el WC pude observar una mierda entera que alguien, aficionado a la placa turca, pero con poca puntería, había dejado encima del sanitario, mientras que en la visita de hoy, el aspecto del sanitario era normal.

Da un poco de grima, ¿no?, que los sanitarios del mercado de Castellón hayan mejorado tanto, y al leer las páginas de opinión de Levante, no encuentres la misma mierda de siempre, sino incluso más. 

En fin. Crónica de Benicassim 2015 (2)


LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN)  5 05 15.

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