martes, 26 de mayo de 2015

TIEMPO DE VERANO

En tiempos de Vivaldi todavía existían las cuatro estaciones, Primavera, Verano, Otoño, Invierno. Cuatro abstracciones, mas climáticas que temporales, marcadas por el predominio de la sociedad rural desde el Neolítico, y sus ciclos de siembra, recolección, esas cosas.

Una cierta regularidad climática permitía reconocer en que estación estabas, asociando a ese calendario, costumbres, festividades y folclore, en un mundo que parecía bastante estático, previsible, medible.

Nuestro tiempo ya no es el de Vivaldi, es bastante mas variable y se singulariza en cada región geográfica. Un ejemplo reciente, acabamos de salir de un invierno que ha durado veinte años en esta comunidad. Simboliza el final de esa larga, inhóspita estación, el abrazo de Rita Barberá, la dama de plomo, --Que hostia...que hostia.. a Serafín Castellano, otro símbolo neolítico del partido de Rita, un amante de los toros en la calle, algo tan antiguo como las momias egipcias, y entramos de lleno, sin transición, en un tiempo de verano, que no sabemos cuanto va a durar.
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El verano se caracteriza por el aligeramiento de las ropas, en este caso de las ideas, pero así como el clima meteorológico está marcado por fenómenos atmosféricos, y cada vez más, por episodios extremos que hay quien atribuye a los efectos en el clima de las actividades humanas, y otros a su mera ciclicidad, el clima político, tanto el largo invierno del que estamos saliendo, como el verano que se aproxima, no hay duda de que es el resultado directo de la voluntad de los electores, salvando las trampas que hayan podido hacer los que se han mantenido tanto tiempo en el poder, más allá de lo razonable. 

De modo que si el invierno político se ha prolongado hasta corromper a quienes estaban en el poder por voluntad de esos electores, la 'culpa' entre comillas es de quienes los han votado, una legislatura tras otra. 

En conversaciones informales con amigos siempre he sostenido que la razón para ese predominio del Partido Popular en esta comunidad a través del tiempo, estaba, no solo en que es un partido que aglutina a toda la derecha, sino en el número de sus militantes que, multiplicado por diez amigos o clientes cada uno, daba ocho millones de votos. 

Esta vez, me he equivocado, han sido seis millones, los 2,5 millones de amigos perdidos, han significado un cambio de color del mapa político, de azul, a rojo, rosa, morado, de invierno, a verano. Soy de los que, enamorados platónicamente de Mónica Oltra han votado a Compromís, que es la fuerza política que mas ha crecido aquí. 

También otras mujeres, como Colau en Barcelona y Carmena en Madrid, son las damas del verano que vienen a sustituir a las carcomidas damas de la derecha invernal, Barberá, Aguirre, Teófila y esperemos que, pronto, a la vice presidenta de las cortes de la carrera de San Jerónimo, la reina de los video juegos.

Hay un problema, aún no han comenzado las negociaciones para formar gobiernos de coalición o acuerdos puntuales y ya, Puig, sin ningún mérito electoral especial, se postula para presidir esta comunidad, proyectando su sombra sobre la candidata natural, Oltra. 

Yo, que quieren que les diga, prefiero ser gobernado por mujeres, antes que por hombres. Será por la experiencia doméstica con mi mujer, que me gobierna desde hace casi medio siglo, con los excelentes resultados que están a la vista, pero Puig, la verdad, me gusta menos que Oltra, en realidad no me gusta nada.

Igual que los votantes del PP han estado apoyamdo a ese partido durante decenios, y es probable que algunos de sus votados no gustaran nada al electorado, pues igual me pasa a mi, y eso que el verano acaba de empezar. 

He bajado al Maravillas, antes de escribir esta entrada, he leído el periódico, pero lo que me ha inspirado es el día claramente veraniego que hace. Aún no ha llegado Junio, pero ya estamos, climáticamente, en verano, se nota en el cielo luminoso, en las ropas ligeras de las mujeres.

Oltra para presidenta, sí

 En fin. Tiempo de verano.

 LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 26 05 15.

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