domingo, 31 de mayo de 2015

BLACK JACK

Estoy en la casa de la sierra. Escucho en Radio 3 una canción de Sabina --el mejor escritor de canciones de todos los tiempos, según quien lo presenta. Estoy de acuerdo, Sabina no solo es el mejor autor de canciones, es el narrador urbano del mundo musical.
  
La canción que estoy escuchando habla de una rubia platino y del black jack y parece una auténtica novela negra. Sabina es, además del mejor escritor de canciones, alguien que se ha metido a letrista pudiendo dedicarse a la literatura.

En lugar de recibir discos de oro, podría ser candidato al premio Cervantes, y yo creo que deberían dárselo, mejor ahora, que luego a título póstumo. Después del homenaje a Sabina, me voy a dedicar al black jack, --que es el núcleo de la entrada de hoy.
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El black jack es un juego de naipes, llamado por aquí la veintiuna, como lo conocen los jugadores semiprofesionales. Al menos uno de ellos, a quien conocí, que, cuando aún era un niño, jugaba al golfo en las calles del barrio chino, tenía una memoria prodigiosa y tal habilidad para las cartas que los adultos gitanos del barrio apostaban por el en las timbas callejeras. 

De mayor se hizo jornalero, es decir, un jugador semi profesional que obtenía pequeños beneficios todos los días con la práctica del juego, conteniéndose para no ganar demasiado, evitando ganar siempre. Cuando perdía, lo hacía adrede, porque su objetivo era obtener del juego un complemento salarial a su trabajo de estibador, y no deseaba ser excluído de las partidas en el Ateneo. 

El fué quien me explicó que la veintinua era la variante local del black jack. El black jack es un juego de naipes muy similar al siete y medio, pero la puntuación que triunfa en este caso es la de veintiun puntos. Si la puntuación obtenida por el jugador y la banca, sea 21 o inferior, son iguales, gana la banca. Si la banca se pasa, gana el jugador. 

He jugado 3 veces a este juego, en diversos casinos, Montecarlo, Tenerife y Monte Picayo, pero fueron experiencias ocasionales, porque mi oficio, nunca fué el de jugador.

La primera vez que pisé un casino fué acompañando a un ejecutivo vasco de quien me habían encargado que hiciera de anfitrión. El vasco venía de San Sebastián, ya saben, allí la visita al casino es algo normal, desde que las clases adineradas veraneaban allí. Visitamos el casino de Monte Picayo, después de alquilar unas corbatas para poder entrar, y lo que encontré fué una decoración vetusta con mucho terciopelo y un grupo de labriegos enriquecidos jugando al Bacarrá con fichas de medio millón de pesetas, además de las ruletas y las meses de black jack atendidas por los croupiers de la casa.

Mi acompañante vasco era un experto en matemáticas, informática y juegos de azar. Fué el quién recomendó que nos distrajéramos con el black jack, porque en ese juego la probabilidad de ganar del jugador es de un 50%, mientras que en la ruleta, según la modalidad a la que apuestes, puede bajar hasta 1/36. 

Jugamos al blac jack y, efectivamente ganamos. Luego apostamos las ganancias en la ruleta y, efectivamente, perdimos. 

Después de aquella experiencia, apliqué lo aprendido tanto en Montecarlo, como en Tenerife, siempre con los mismos resultados, ganancias en el black jack, pérdidas en la ruleta. 

La experiencia mas lujosa fué la de Montecarlo, lugar lujoso donde los haya, aunque yo estuve allí porque formaba parta de una expedición turística a Italia y mi paso por Montecarlo fué fugaz, en una ocasional parada nocturna. 

Del casino de Tenerife apenas tengo recuerdos, porque lo visitamos durante unas vacaciones, acompañados de unos amigos, y su interés por el juego era incluso menor que el mío, solo recuerdo que jugué al black jack y gané, sin que aquello me produjera la más mínima adicción. 

Ahora contemplo, algo estupefacto,  los anuncios del póker en televisión,  porque me parecen peligrosos para quienes han tenido la desgracia de caer en un síndrome de ludopatía. 

Mi actual afición a desafiar el azar se limita a jugar al Continental con amigos, cada una, o dos semanas. No voy a explicar en que consiste el Continental, porque el asunto de la entrada de hoy era hablar del black jack y ya está hecho. Hasta aquí he llegado.

En fin. Black Jack.

 LOHENGRIN /CIBERLOHENGRIN) 31 05 15.

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