miércoles, 16 de septiembre de 2015

BBVA

Hoy tenemos comida familiar, mi mujer tiene mucha faena, y yo he de ir a recoger a mis nietos al cole, pero, antes de todo eso nos hemos dado un voltio por el BBVA, por Mercadona y por el paki de Centelles.

En el BBVA hemos devuelto unas tarjetas de crédito que ya no pensamos usar, pues las pedimos para el crucero por el Rhin. Mientras esperábamos nuestro turno en el BBVA para hablar con Mar, la persona que nos atiende siempre, me he fijado en el reloj que marcaba los tiempos de atención a las visitas, nunca pasaba de diez minutos, pero cuando hemos terminado he podido apreciar que a nosotros nos han dedicado veinte minutos.

Claro, aparte de devolver las tarjetas que ya no vamos a usar, teníamos que pronunciarnos sobre el vencimiento de un plazo fijo, renovarlo, o no renovarlo. Mar nos ha informado con detalle de las alternativas. Inversiones a plazo mas largo, con un tipo de interés condicionado a la cotización de ciertos valores al vencimiento, de modo que puedes sacar más, o no sacar nada.

Yo he argumentado, creo que el mundo se está derrumbando, hay signos de decadencia que anuncian el inminente desastre, así que déjalo como está, el plazo fijo, y el año que viene, si todavía no se ha caido, el mundo, hablamos.

Enseguida he pensado, cada vez que algún agorero anuncia la decadencia mundial, en realidad lo hace porque percibe su propia decadencia.

Luego nos hemos puesto a hablar con Mar del viaje por el Rhin, y es lo que mas tiempo nos ha llevado. Un barco con dos cubiertas, solo doscientos pasajeros, hispanohablantes, excluido un grupo reducido de brasileños, y cincuenta tripulantes, con lo que, en caso de naufragio, cada tripulante hubiera debido ocuparse de solo cuatro viajeros, por no hablar de que el tal naufragio solo nos habría hundido un metro en el lodo del río, o sea.

Nada que ver con lo del Concordia, recuerdan?, aquel naufragio de un crucero marítimo cuyo capitán se fué a tomar café, mientras el mar se tragaba a los viajeros, por eso  hemos escogido, más bien nos hemos adherido al plan de unos amigos, un crucero fluvial.

En la crónica de ese viaje ya dije que la navegación fluvial se puede describir con unas palabras de Jorge Guillén, 'El tiempo es lujo y va muy lento', hoy se las he repetido a Mar, pero me parece que estaba más pendiente del tiempo excesivamente prolongado de la visita, que de la sensibilidad poética de Guillén.

Ahora que recuerdo, cuando le hablé a Mar de mi percepción de la decadencia del mundo, a continuación cité la conveniencia de leer a Walt Whitman, 'Hojas de Hierba', para combatir esa sensación. Mar reaccionó con la misma indiferencia que cuando cité a Guillén.

Terminadas las gestiones en el BBVA, yo he ido al paki a por el pan y mi mujer ha entrado en Mercadona, a comprar algo para un aperitivo frío, para la comida de hoy. Ha salido sin los boquerones que habíamos decidido comprar, tenían un color muy raro, y parecían muy pasados de vinagre, ha comprado unas anchoas que van en un envase especial, para ponerlas encima de unas rodajas de tomate. Bien, no?.

Yo tendría que empezar ahora el asunto central de la entrada de hoy, pero he de ir a por mis nietos, así que ya lo abordaré otro día.

En fin. BBVA.  

LOHENGRIN (CIBERLOHENGRIN) 16 09 15

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios