viernes, 11 de septiembre de 2015

CAFÉ

Desde hace algún tiempo, mi desayuno es....como lo diría, un proceso sucesivo algo singular.Primero tomo medio vaso de vino tinto, por prescripción médica, no vayan a pensar. Al parecer, el etanol que contiene, minimiza los efectos del temblor esencial, tan desagradable cuando intentas trasladar el contenido de un taza de café caliente a un vaso con hielo, y si no apuntas bien, te cae en la bragueta.

Luego, antes de desayunar propiamente, tomo el contenido de una ampolla de jalea real vitaminada, por mi propia prescripción, pues compruebo, año tras año, que es una buena ayuda para suavizar las variaciones del ánimo derivadas de los cambios estacionales.

Después, llega el desayuno convencional, café con leche preparado en cafetera doméstica y algo de bollería, una tostada, según. Pero no es hasta que bajo al Maravillas y tomo un cortado preparado con café de bar, cuando siento que he desayunado debidamente.

Tanto estimulante, alcohol, café por duplicado, debería ponerme la tensión por las nubes, acelerar los latidos de mi corazón, pues no. Tengo la tensión normal y la frecuencia de mi ritmo cardiaco, mas bien baja, por lo que deduzco que de no ser por ese chute de estimulantes matutinos mis constantes vitales serían, mas bien, mortecinas.

Me acostumbré al café de bar cuando me jubilé, antes, prácticamente no pisaba esos sitios, salvo cuando iba en pandilla a cenar con algunos amigos. Recuerdo que esa nueva costumbre que añadí a mis hábitos, desayunar en el bar mientras leía el periódico, con el codo apoyado en la barra, hizo que me saliera un bulto en el codo del tamaño de una berenjena.

Mi amiga Lola, enfermera, me sugirió que fuera a su consulta para que me abrieran el tal bulto con cirugía, pero yo estuve una semana entera tomando Voltarén y el bulto desapareció. Milagro? No. En el reciente viaje por el Rhin me salió un flemón muy visible en la cara, y tomando Dolo Voltarén, antes del regreso desapareció.

Por cierto, el café del barco era bastante bueno. Supongo que ustedes habrán seguido por televisión los spots que, históricamente, se han puesto en pantalla para promocionar el consumo de café de determinadas marcas.

En particular, el de George Clooney, se prolongó durante mucho tiempo y supuso la irrupción en el mercado del café envasado en cápsulas.

Ahora, cada vez que veo ese spot de café, en el que un varón dice l' amore, y una extraordinaria mujer dice l'arome, me hace pensar en la naturaleza de las relaciones interpersonales entre varones y mujeres.

Este spot expresa, a mi parecer, la indudable superioridad de la mujer, sobre todo tal como se expresa la mujer del spot, sobre el varón, y debilita todos los mitos sobre el donjuanismo y la conquista, pues expresa, con toda claridad, que quien tiene la llave de la fortaleza del sexo es ella, y que mientras prefiera el aroma de un buen café,a las dudosas promesas del seductor ridículo que aparece en el spot, éste no tiene nada que hacer.

No sé nada de la historia del café, excepto algunas canciones latinas que hablan de cafetales, Es muy extensa. Desde la achicoria que se bebió aquí en época de escasez, hasta la variedad Mountain Blue que no he tenido aún el lujo de probar, pasando por la vida en los cafetales de países andinos, seguro que da mucho juego, pero a mi me falta información para aproximarme siquiera a ese mundo mágico.

Si alguien sabe donde puedo documentarme, le agradeceré que lo indique, vía comentarios.

Gracias.

En fin. Café.

 LOHENGRIN /CIBERLOHENGRIN) 11 09 15.

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